Ray Zapata se piensa “una salvajada”
El gimnasta español estudia si intentar en la final de suelo de este domingo un revolucionario y arriesgado ejercicio
Dice Gervasio Deferr, el único español bicampeón olímpico en gimnasia, que cuatro años, cinco en este caso, el tiempo que pasa entre unos Juegos y otros, es un plus de experiencia que te convierte en otra persona. Y Ray Zapata, que este domingo buscará una medalla en suelo (10.00, hora peninsular española), da fe de ello. Tras el 11º puesto de Río 2016 y la decepción de no meterse ni en la final, se ha clasificado para esta pasando por primera vez con más de 15 puntos. Los 15.041 le permitieron entrar con la cuarta marca. “Ya voy a clavar, no a sobrevivir como antes”, dijo el domingo, tras clasificarse y tras pisar la pista del Ariake Gymnastics Centre. Una pista en la que se salta mucho más de lo normal y de la que varios gimnastas se han salido precisamente por eso.
Zapata, de 28 años, ha visto pasar en este ciclo olímpico casi una vida entera. Ha sido padre, se rompió el tendón de Aquiles en 2017 y el año pasado aprovechó el aplazamiento de los Juegos para operarse de unas calcificaciones en un tobillo. Cuenta que habló mucho en ese periodo con Vanessa Ferrari, la eterna gimnasta italiana que ha llegado a Tokio (sus cuartos Juegos) con 30 años, y que peleó a diario con los dolores antes y después de someterse a la misma operación que Zapata. Contaba hace unos meses a este periódico el gimnasta español que celebraba haberse recuperado sin secuelas de la operación del tendón de Aquiles y del tobillo porque son tendones y articulaciones fundamentales para los saltos y los aterrizajes. Contaba también que una parte de este ciclo olímpico se convirtió en una pesadilla que no le dejaba pegar ojo, demasiado exigente consigo mismo.
“Un pepino de elemento”
“He tenido meses de dormir no más de dos o tres horas por noche. La cabeza es un mundo y aunque tú no quieras, empieza a dar vueltas y puedes entrar en un bucle bastante malo”, reflexiona. Después de haberse quitado un peso de encima con el billete olímpico, su cabeza empezó a rumiar la idea de preparar un nuevo elemento, el Zapata II. Trabajó con esmero durante meses y meses, primero en el foso con colchoneta y luego, después de la operación de tobillo, ensayándolo en el tapiz. “Un pepino de elemento”, resume Francisco Siscar, su entrenador. Así lo explica: “No hay nadie en el mundo que lo haga más que Ray. Es una salvajada de elemento, solamente alguien sumamente potente y habilidoso como él lo puede hacer. Es una exageración de elemento”.
El Zapata II es una versión mejorada del Zapata I, que era agrupado. Este es un doble mortal en plancha con un giro y medio. Lo presentó en la última prueba de la Copa del Mundo a finales de junio tras trabajarlo a escondidas durante meses. “Es muy arriesgado pero si consigo hacerlo con seguridad y estabilidad, lo llevaré a los Juegos”, contaba a este periódico hace 10 meses sin querer dar ninguna pista más.
Lo ideó pensando dejar boquiabiertos a todos y pensando, también, que metiendo más dificultad al ejercicio –y el Zapata II tiene mucha- podría abrirle las puertas de las medallas. La decisión de incluirlo, finalmente en el ejercicio de este domingo dependerá del feeling que tenga el gimnasta. Eso manda por encima de todo, según cuenta Deferr. Pero no es tan fácil decidir qué hacer. “El elemento Ray lo tiene; ahora debe evaluar con los técnicos si el riesgo de fallarlo le vale para ganar medalla. En la final se va a decidir todo mediante la ejecución porque en esta pista se salta mucho más. No es, además, la pista en la que se entrenan cada día así que, entre la adaptación, los nervios, las salas nuevas, el jet lag, tienen que mirarlo todo bien y hacer un análisis de si merece la pena meter el elemento o no. Lo que sienta Ray decantará la balanza: si considera que es mejor asegurar haciendo el agrupado, asegurará; si no, arriesgará”.
Deferr fue de los primeros que vio el Zapata II y de él siempre habla agradecido Ray porque, dice, fue de los pocos que creyó en él. “Para mí tenía un talento especial. Es un chico que desde muy joven ha sido muy potente, saltando alcanzaba una altura que para los demás era impensable... en la gimnasia española solo se vio algo parecido en mí”, cuenta Deferr, oro en potro en los Juegos de 2000 y 2004 y plata en suelo en 2008.
Ganas de saltar aún más alto tiene, desde luego, Zapata. Porque siempre dice que a los Juegos ha venido a jugar y a disfrutar y que ya que está aquí, que menos que intentar sorprender y ganar una medalla. Siscar, su entrenador, comenta que estos días han intentado rebajar la tensión y descansar. “El trabajo está hecho, no es cuestión de trabajar más sino de llegar en las mejores condiciones físicas y psíquicas para la final. Con respecto a Río, Ray llega con un ejercicio mucho más trabajado, dominado y presentado. Está más tranquilo y mucho mejor preparado”.
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