Qué lástima que no ganara Rebeca Andrade
Históricamente, nunca una gimnasta brasileña o latina había ganado un oro olímpico. Habría sido bonito porque es la que más bonito ha trabajado
He salido bajo de la final individual, del all around femenino, con la victoria de Sunisa Lee, compañera y número dos de Simone Biles. Pensé que Rebeca Andrade, por lo que la había visto en la calificación, lo tenía todo para ganar, pero al final se ha salido dos veces de la pista y ha perdido por poco más de una décima... La que no ha aguantado la presión ha sido ella. Ha sido una lástima, una verdadera lástima, porque históricamente nunca una gimnasta brasileña o latina había ganado un oro olímpico. Habría sido bonito.
Y, además, ha competido muy, muy bien, trazando ya la línea desde el potro. Es la que más bonito ha trabajado. Lo único que no entiendo es la nota que le han dado en barra de equilibrio. La han penalizado demasiado, y allí perdió toda su ventaja. Pero, bueno, esa es mi humilde opinión de telespectador. Pensé que iba a tener menos deducción. Dos puntos me parece exagerado. Con esa nota un poquito más arreglada, habría ganado. O si, simplemente, hubiera hecho igual el suelo, el Baile de favelas, que el primer día. Habría dado el do de pecho, pero, claro, no es lo mismo el primer día que la final. Los Juegos Olímpicos son muy complicados. El primer día es una cosa, la competición por equipos es otra, y la final individual es realmente otro mundo. Es una competición cada cuatro años (cinco, esta), y la presión que se siente a la hora de levantar la mano delante del juez no es ni la de un campeonato del mundo ni la de Copa del Mundo... No hay competiciones así. Mientras en otros deportes hay Mundiales muy importantes, o la Champions, en fútbol, en gimnasia lo más grande es siempre los Juegos. Y dentro de los Juegos, la gimnasia, no se olvide, es troncal, como lo son la natación y el atletismo también. Y siempre que llegamos a unos Juegos tenemos muy presente una idea fija, que la oportunidad tardará cuatro años en darse otra vez (bueno, solo tres hasta París 24). Poder levantar la mano una vez, o dos, o tres, depende de los aparatos que hagas, cada cuatro años es tremendamente difícil de gestionar.
Lo hemos visto con Simone Biles, que se ha tenido que retirar por no aguantar la presión, y estoy convencido de que al español Néstor Abad le ocurrió lo mismo. Tiene mucha más gimnasia de la que nos ha podido mostrar. Y, al final, Andrade, también ha fallado en el suelo por la presión un ejercicio que el primer día había clavado. Si lo hizo el primer día, es que sabe hacerlo.
Roxana Popa tuvo el hándicap de comenzar con la barra de equilibrio. Empezar en la barra es lo peor que puede pasar. Yo, como entrenador, tengo muchas más alumnas que alumnos. Cuando hacen barra yo sufro una barbaridad. Las gimnastas, cuando empiezan una competición, tienen un plus de adrenalina, por los nervios, tienes explosividad, una energía desbocada. Empezando en salto, corres más rápido, más fuerte, saltas más alto y das más vuelo. Al suelo le das más fuerte. Pero la barra de equilibrio o, en chicos, el potro con arcos, son aparatos que para empezar tienes que estar muy fría, hay que estar muy fino, preciso, tienes que moverte como un autómata. Las cosas se pueden hacer de una sola manera, si no, te vas al suelo. No ha sido el mejor orden para Roxana.
Luego, su salto, un Yurchenko con doble pirueta, muy bien hecho, mostró que es el único aparato en el que se ha podido sentir tranquila. El primer día ella compitió muy, muy bien, pero no en la final. Pensé que podría luchar para estar en el top ten y se ha quedado la 22, un puesto peor que el primer día. Ahí se denota que la presión en esta competición es más grande que en ninguna otra.
Gervasio Deferr es doble campeón olímpico de gimnasia y entrenador.
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