El derbi de Brahim: el regate del falso esguince a Giménez y su mensaje a Simeone

Todavía empapado de lo más intenso de la resaca del gol, después de todas las celebraciones, Brahim Díaz se giró hacia Simeone: “¡Habla ahora! ¡Habla ahora! ¡Hablabas ayer! ¡Habla ahora!”. El día antes de la ida de los octavos de final de la Champions en el Bernabéu, el entrenador del Atlético de Madrid había dudado que, ante las ausencias de Bellingham y Ceballos, el malagueño fuera a empezar como titular: “Buscarán compensar, me imagino yo, con Camavinga esa posición, con Modric y Tchouameni… Está la posibilidad de Brahim, no lo creo, porque hay un patrón que se repite…”. Pero salió de inicio y decidió el partido para el Real Madrid con un golazo tras un engaño imposible que lleva tiempo usando en los entrenamientos. Amaga con irse hacia la izquierda, parece que se ha torcido el tobillo, pero es un fingimiento; se apoya en ese tobillo y sale disparado hacia el otro lado con el exterior del pie derecho. Giménez, desconcertado, cae de culo sobre la hierba. “¡Habla ahora!”.

La carrera de Brahim en el Real Madrid ha sido una reivindicación insistente con la que ido ascendiendo en el escalafón a base de devorar cada oportunidad. “Está aportando mucho, como el año pasado”, dijo ayer Carlo Ancelotti. “No se puede decir que Brahim es un titular indiscutible, pero es un jugador muy importante. Lo ha sido el año pasado y lo es también este, porque aprovecha todos los minutos que le doy”. Esta idea que verbalizó en público se la repite en privado: “Eres muy importante para mí”, le insiste. Su entorno a veces bromea con eso: si es tan importante, que le ponga más.

El futbolista entiende que el día de enero de 2019 que llegó al club procedente del Manchester City comenzaba una carrera de fondo de la que está convencido que puede salir bien parado. Aunque el principio resultó descorazonador: jugó 394 minutos en lo que quedaba de ese primer curso y solo 207 en todo el siguiente. Entonces optó por una cesión al Milan para crecer y convencer al Madrid de que debían recuperarlo. Le llevó tres temporadas, pero regresó en el verano de 2023, en la hornada que trajo también a Jude Bellingham y Arda Güler. De aquellos primeros días queda una foto de los tres tomada por Juni Calafat, el responsable de captación de talento del club, que los juntó para cenar en un restaurante a poco más de un kilómetro del Bernabéu.

El inglés descolló de manera instantánea, lo que dejó a Brahim un papel como de doble para las escenas en las que faltara. No fue titular hasta el 27 de septiembre, cuando Bellingham estaba lesionado. Y en su primera vez marcó el 1-0 que desatascó el encuentro. No dejaba pasar un rato sin pegarle un bocado, ya fueran duelos menores o grandes noches europeas. Cinco meses más tarde, en febrero del año pasado, durante otra ausencia por lesión del inglés, el Madrid visitó Leipzig para jugar la ida de los octavos de la Champions y Brahim anotó un golazo que les dio la victoria en un encuentro en el que se vieron muy acuciados. Como el martes contra el Atlético.

El gol de Alemania apoya algo que se repite a sí mismo: para hacer algo, antes hay que visualizarlo. “Tenía esa jugada en mente, y se dio”, contó hace un par de semanas en Instagram. “Parece mentira, igual no me creéis, pero tenía claro que una jugada de esas, izquierda-derecha, driblar y golpear, iba a pasar. Y pasó”.

Para entonces ya había convencido a Ancelotti de que bajo los brillos de su imaginativo talento había también suficiente compromiso defensivo. Juntar a Mbappé y Vinicius genera la necesidad de aportes extra del resto, como explicó Rodrygo, que marcó el otro gol: “Brahim y yo, que hemos jugado hoy por las bandas, hemos tenido que trabajar mucho defensivamente”. El malagueño sumó sumó seis recuperaciones en el derbi según Opta, el segundo que más en su equipo, solo por detrás de Tchouameni, un especialista. Además, fue el que más entradas ganó, tres, tantas como Giménez, la víctima del regate del falso esguince.

Ancelotti reconoció el trabajo de ambos: “Dos han marcado la diferencia, que han sido Rodrygo y Brahim. Han sido los mejores porque han trabajado mucho, han aportado mucho al equipo”. Aunque es posible que esto no evite que regrese al banquillo en la vuelta del miércoles en el Metropolitano: “Va a jugar cuando yo lo ponga”, dijo el italiano.

Nada nuevo. “Hay pocas mentes tan fuertes como la suya”, asegura una fuente de su entorno. Tampoco le ven dudas en Valdebebas: “Lo repite permanentemente, quiere renovar por el Madrid hasta el final de su carrera”. Brahim vive convencido de que, pese a partir por detrás de Mbappé, Vinicius, Rodrygo y Bellingham, le llegarán sus oportunidades, y va a brillar en ellas. Como el martes contra el Atlético, pese a que Simeone no le esperaba.