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Rubiales trata de desacreditar a los testigos que sustentan la versión de Jenni Hermoso

El expresidente de la RFEF dibuja en su declaración ante el juez un escenario sin presiones para que la jugadora lo defendiera en público y pese a lo que contaron las futbolistas y otros empleados federativos

Luis Rubiales, este martes a su salida de la Audiencia Nacional.Foto: FERNANDO VILLAR (EFE) | Vídeo: EPV

Luis Rubiales, expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), ha tratado este martes en la Audiencia Nacional de desacreditar a los testigos que han respaldado la versión de Jenni Hermoso a lo largo del juicio que se celebra contra él por el beso que dio a la futbolista en Sídney el 20 de agosto de 2023, justo después de que España ganara la final del Mundial a Inglaterra, y por las supuestas coacciones que desplegó después para que ella lo defendiera en público. A preguntas de las acusaciones y de su abogada, la penalista Olga Tubau, el exdirigente del organismo ha intentado sembrar dudas sobre la credibilidad de las declaraciones que se han escuchado en el Juzgado Central de lo Penal desde que la vista oral comenzó el 3 de febrero y que evidencian cómo la cúpula del organismo maniobró para tratar de salvar al que era su mandamás. Rubiales, que ha dicho que está “totalmente seguro” de que Hermoso le dio su consentimiento para besarla, ha dibujado un escenario sin ningún tipo de presiones para que la jugadora lo ayudara a salvar su imagen.

El expresidente federativo ha recurrido a la llamada crisis de las 15 —cuando 15 jugadoras rechazaron en septiembre de 2022 a ir con la selección para protestar contra la metodología del que era el entrenador, Jorge Vilda, acusado también de coacciones en el juicio— para tratar de contaminar las declaraciones de Irene Paredes y Alexia Putellas, dos de las líderes del grupo, que la semana pasada narraron cómo varios empleados federativos y el propio Rubiales intentaron que Hermoso le restara importancia en público al beso. “Jenni estaba muy agobiada y nos decía que no paraban, que no la dejaban”, dijo el jueves Putellas.

—Unos ocho o nueve meses antes del Mundial, ¿le habían pedido algunas jugadoras o las capitanas la destitución del señor Jorge Vilda? —le ha preguntado Tubau al expresidente.

—Sí, me hicieron una videollamada Irene Paredes, Alexia Putellas y otras jugadoras que finalmente no quedaron convocadas y me pidieron que lo destituyera, que no llegaba el mensaje, que había que cesarlo... —ha contestado el exdirigente, pese a que ellas han defendido una y otra vez que jamás pidieron el cese del exseleccionador, sino una serie de mejoras deportivas para aumentar el rendimiento tras la derrota contra Inglaterra en los cuartos de la Eurocopa de 2022.

—¿Usted destituyó a Vilda? ¿Accedió a esa petición?

—No, y me dijeron que habría consecuencias.

—Y en esta situación, ¿la señora Jennifer Hermoso de alguna forma ayudó o medió para que finalmente pudiera haber una buena relación de cara a seguir entrenando con el señor Vilda?

—Ayudó, y ayudó mucho, porque en esta situación hay 15 jugadoras que mandan un email [para no ir convocadas con la selección].

Rubiales, que también ha querido dejar constancia de la buena relación que tenía con Hermoso, ha intentado igualmente restar credibilidad a la declaración de Misa Rodríguez, la primera compañera de selección que acudió la semana pasada al juicio. La portera del Real Madrid corroboró que Rubiales fue a hablar en varias ocasiones con Hermoso durante el vuelo de regreso a España y también que Vilda se dirigió al hermano de la deportista: “Es cuando Jenni vuelve y se pone a llorar diciendo que había sufrido presiones”, dijo el pasado martes la guardameta.

Aunque las jugadoras contaron que Hermoso estaba afectada y que se derrumbó en el viaje de vuelta en avión, Rubiales lo ha negado: “Estaba feliz, contenta, dando saltos de alegría”. El expresidente de la RFEF ha asegurado que Misa tenía “una animadversión tremenda” hacia el entonces seleccionador después de que este la dejara en el banquillo en el partido de octavos de final de la Copa del Mundo ante Suiza y apostase por Cata Coll. “Ella salió con una furia tremenda de la habitación. Pega porrazos... fue tremendo. Pero hasta el final, es que fue irreconducible [SIC]...”, ha dicho Rubiales antes de que el magistrado José Manuel Clemente Fernández-Prieto cortase su declaración al considerar que los hechos que narraba no influyen en el objeto de enjuiciamiento.

La estrategia de Rubiales se ha centrado igualmente en sembrar dudas sobre las escenas comprometedoras que describieron otros testigos. Patricia Pérez, jefa de prensa del equipo femenino, afirmó que la cúpula de la RFEF le preparó una “encerrona” para que acudiera al despacho de Rubiales, donde este le indicó las respuestas que debía dar para incorporarlas a un expediente interno abierto por el área de integridad, que acabó exculpando al mandatario. “El presidente dijo que por qué no leían mis respuestas en alto. Y, entonces, Enrique Yunta va transcribiendo lo que le va dictando el presidente que creía que debíamos incluir en mi declaración”, dijo Patricia Pérez sobre aquella reunión. Yunta, entonces subdirector de comunicación, respaldó esa escena. Rubiales, sin embargo, ha rechazado que ocurriese así: “Cuando llegó Patricia, que tenía que irse de vacaciones, yo tuve que dejar el ordenador. Se quedó a un lado mi declaración, y ella se puso [en el mismo ordenador] a hacer su declaración. Y cada media hora o 40 minutos, yo entraba a ver si había acabado”. ¿No le daba indicaciones a la jefa de prensa? “No. En cualquier caso, los que declaramos firmamos lo que quisimos”, ha remachado el expresidente de la RFEF.

Rubiales ha disparado otro dardo contra Rafael del Amo, exvicepresidente de la RFEF, que se sentaba junto al mandatario en el avión de vuelta a España. Amo aseguró que la “tensión” se palpaba en ese vuelo y que “el presi empezó a mover a su gabinete” para tratar de acallar el escándalo: “Presencié todo [...] Estaban intentando presionar y hablar con Jenni y con sus entornos”. Del Amo contó que, incluso, escuchó cómo Rubiales se dirigía a Jorge Vilda: “Le dijo: ‘Jorge, sería bueno que hablaras con Rafa [Hermoso], a ver si podemos llegar a un acuerdo y zanjar esto”. El hermano de la futbolista lo expuso así: “Vilda me soltó que tuviéramos en cuenta tanto las consecuencias personales como profesionales que podía [sufrir] mi hermana”.

El exdirigente de la RFEF lo ha negado de forma tajante. “Cuando Jorge fue a hablar, probablemente este hombre estaba descansando”, ha despreciado. Rubiales no solo ha rechazado que existiese esa “tensión” en el vuelo, sino que ha desmentido que instase a Vilda a dirigirse al hermano de Hermoso. Según él, el exseleccionador lo hizo por iniciativa propia con el objetivo de “ayudarla”. Rubiales sí ha admitido que tuvo una conversación con el técnico cuando este hizo el segundo intento de hablar con Rafael Hermoso tras encontrarlo dormido la primera vez que trató de conversar con él: “Le dije: ‘Oye, mira a ver si hablas con él. Si te enteras de algo, dime”, ha minimizado.

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