El Pontevedra golea y elimina de la Copa al subcampeón Mallorca con un 3-0
El vistoso Dalisson completa una exhibición de buen fútbol a cargo del líder de la cuarta categoría del fútbol español, clasificado para octavos
Tiqui, taca, tiqui, taca. Al ritmo sincopado de los contactos de Samu Mayo, Yelko Pino, Iago Novo, Xabi Domínguez y el garboso Dalisson, centrocampistas y delanteros con alma de centrocampistas, el Pontevedra le comió la moral al Mallorca. El equipo de cuarta categoría apabulló al de Primera, que subió al norte con la chapa de subcampeón de la última edición de la Copa. El Pontevedra lo maceró a base de pases con criterio, marca de la cantera española de siempre, y, de paso, lo goleó. El festival comenzó por un tiro formidable de Dalisson de Oliveira, brasileño afincado en Cantabria desde los seis años, hoy figura y goleador del líder de la Segunda Federación. El resultado final, 3-0, fue un regalo para los hinchas gallegos. Justa rúbrica a un partido mucho mejor jugado por el Pontevedra.
El Pontevedra pasó a los octavos de final de la Copa con una exhibición de buen fútbol ante su hinchada incrédula en el estadio de Pasarón. Venían de eliminar al Villarreal y sumaban 13 partidos sin perder. No es casual, a la vista de los buenos futbolistas que tiene este equipo, desde Pelayo, un central ingenioso y serio, hasta Dalisson. A sus 24 años, el hispanobrasileño parece un jugador maduro. Fiel al molde de Brasil, su cuerpo se aproxima al ideal: mediana estatura, elástico, ligero, ágil. Si tuviera un punto de potencia añadiría una bomba a un pie derecho sensible como una mano. Sus decisiones fueron siempre buenas. Transcurrido el minuto 20, se aprovechó de la presión de Xabi Domínguez sobre Lato, se llevó la pelota con la derecha y sin pensárselo remató. Con tanto énfasis que cayó de culo sobre el campo irregular mientras el balón describía una parábola de más de 35 metros para incrustarse en la escuadra que defendía el desdichado Leo Román.
El 1-0 inflamó las gradas y animó a los jugadores del Pontevedra. De repente, se convencieron de que podían. El entusiasmo los hizo mejores. La adrenalina elevó su precisión, no solo su afán por defender. Cuando el Mallorca quiso reaccionar y comenzó a presionar, sus jugadores iban con el pie cambiado. Robert Navarro se convirtió en un espectador de Samu Mayo. El lánguido mediocentro local se ofreció sin pausa y casi siempre pudo salir de la presión floja que le imprimieron. Gozó de la ayuda de un tipo astuto, de nombre Yelko Pino. Un pelirrojo que en la segunda mitad remató otra jugada sensacional con una llegada que pilló a todo el Mallorca descuadrado después de una sucesión de asociaciones espléndidas a cargo de Mayo, Novo y Xabi. El 2-0 desmoralizó por completo al Mallorca, desquiciado como Copete, el central que sufrió por coger la marca de Dalisson y acabó entregando la pelota al rival en el 3-0 definitivo de Rufo.
Los dieciseisavos se deciden a un solo partido. En los otros encuentros de la jornada el Rayo se impuso al Racing de Ferrol por 1-3 y el Getafe no fue capaz de superar al Granada hasta la prórroga. Fue gracias al 0-1 de Borja Mayoral, que empujó un pase del tenaz Yildrim.
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