Vicente Moreno, de las horas angustiosas sin saber nada de sus hijos al barro de Massanassa tras la dana
El entrenador de Osasuna, que ha pasado toda la semana limpiando en su pueblo, no pudo comunicarse con sus descendientes en los momentos más críticos. “Ha perdido amigos”, cuentan en el club
El entrenador de Osasuna, Vicente Moreno, se puso en marcha el miércoles 30 de octubre para viajar a Chiclana (Cádiz), al partido de Copa que debían disputar ese día, y llevaba horas sin poder comunicarse con sus dos hijos que estudian en Valencia. La dana había devastado la tarde-noche anterior la zona próxima a la capital y esa mañana la cifra de muertos y desaparecidos crecía a cada paso. En el viaje en avión desde Pamplona, miembros del club navarro lo notaban más serio que de costumbre, le preguntaban cómo estaba, pero él se limitaba a responder con un “todo bien, todo bien”, según cuenta el director deportivo del club, Braulio Vázquez. “Es una persona muy reservada y no se lo dijo a nadie. Ni siquiera a su cuerpo técnico. Estaba jodido, pero no quería transmitirlo”, cuenta por teléfono el responsable rojillo. Hasta media mañana, no logró hablar con sus dos hijos veinteañeros. “Imagínate esas 10 o 12 horas”, advierte Vázquez.
Moreno, presente este sábado en el Bernabéu (14.00, DAZN) pese a la sanción, regresó este viernes a Tajonar después de pasar toda la semana en su pueblo, Massanassa, uno de los puntos negros de la tragedia. Su llanto antes del encuentro de la pasada jornada contra el Valladolid y sus fotos en su localidad retirando el barrizal han sido una de las imágenes del fútbol en este drama.
“Ni vio en directo el partido de Copa. Estaba limpiando y barriendo”, asegura Braulio Vázquez sobre el choque que Osasuna ganó este martes 0-5 al Chiclana [el del miércoles anterior había sido aplazado]. “Allí está toda su familia y la de su mujer. Vicente ha estado trabajando en su casa y en la de sus suegros, que también tenían un local que se les inundó. Ellos solo han sufrido daños materiales. Dentro de la desgracia, estaba bien porque toda su familia se encontraba a salvo, aunque sí ha perdido amigos”, apunta el ejecutivo.
Vicente Moreno, presente en Masanasa para ayudar a sus vecinos tras la Dana. #DeportePlus#LaCasaDelFútbol pic.twitter.com/pmBTZzpSR0
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Moreno vivió en Massanassa, una localidad de unos 10.000 habitantes, hasta los 24 años, cuando se marchó a jugar al Guadix. “Mi familia paterna eran agricultores. Mis tíos y mi abuelo han tenido siempre campo de arroz y naranjas”, contaba este verano en una entrevista en Diario de Navarra. “Mi abuelo era guarda de la acequia de los riegos. Se regaban todos los campos de la comarca a través de varias acequias, cada una con su guarda, y después hacían un juicio en la localidad de Dos Aguas. Yo soy gente de campo, en casa había caballos y vacas. A mi padre, sin embargo, no le gustaba mucho y estudió para ser electricista. Y de la parte materna, mi abuelo era sastre”, explicó. Ese fue el mundo en el que se crio este técnico.
Esta semana, cada noche, Vázquez ha charlado unos minutos con él para preguntar cómo había ido la jornada. “El día a día y el partido del Bernabéu lo ha llevado su cuerpo técnico. A él le hemos dado libertad para volver cuando quisiera”, apunta el director deportivo de Osasuna, que eligió a Vicente Moreno (50 años) para cubrir el enorme hueco deportivo y sentimental que dejó la marcha de Jagoba Arrasate.
“Creo que él necesitaba venir, pensar en otra cosa, evadirse de lo que estaba viviendo allí, y para nosotros ha sido una satisfacción enorme”, comentó este viernes Dani Pendín, su asistente, el que se sentará en el banquillo del Bernabéu [Moreno cumple el segundo partido de castigo]. “Los jugadores nos preguntaban y a él día a día lo notábamos mejor. Es el líder y se le echaba de menos”, añadió el argentino.
Las lágrimas de Vicente Moreno, técnico de Osasuna, son las de todos. Natural de Massanassa, no ha podido evitar emocionarse al acordarse de sus paisanos y en especial de su familia: "Es muy duro no poder estar con ellos". pic.twitter.com/GDdvfjgxne
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Entre la dana y la cita del pasado sábado contra el Valladolid, en la que rompe a llorar en la rueda de prensa previa por la tensión acumulada, transcurren tres días en los que la entidad le da toda la libertad para irse a su pueblo. “Él no quería hablar de nada de eso hasta después del partido. En la charla antes de salir al campo, a los jugadores sí les pidió un poco más [victoria 1-0], después se derrumbó con algunos en el vestuario, y en una conversación conmigo estalla y me pide irse. También se marcha Rubén García, que es de Xàtiva. Yo había estado y sabía lo que se iban a encontrar”, explica el director deportivo. A él, casualmente, la trágica descarga del cielo le pilló en Valencia. Su familia vive allí, un hijo suyo (Jesús) es defensa del club de Mestalla y había ido a visitarlo sin imaginar lo que estaba por venir.
“Somos el equipo más valenciano sin ser valenciano”, destaca Braulio Vázquez. Aparte de él [nacido en Pontevedra y ex director deportivo del Valencia] y Vicente, están Rubén García, y Lucas Torró y Nacho Vidal, que son de Alicante. Nada más conocerse el desastre, el club entregó al Valencia una furgoneta con productos y abrió una línea de ayuda económica que ha recaudado más de 200.000 euros.
La visita al Bernabéu, como quinto clasificado, cierra 10 días de angustia para este entrenador de Massanassa serio y recto. “A veces le vacilo y le digo: ‘ríete un poco’. Ahora lo he notado más sensible”, cierra Vázquez.
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