Rodri y diez más
El mediocentro hace mejores a los demás, tanto si juega en la selección española como en el City y eso celebra este Balón de Oro, que no ganó Iniesta cuando marcó el tanto que valió la Copa del Mundo en 2010. Esa deuda se ha compensado ahora
La última edición del Balón de Oro ha tenido a bien recordar que el fútbol es todavía un juego colectivo y ha premiado a un futbolista de equipo por excelencia como es Rodri. Acostumbrados a las galas protagonizadas por delanteros que actúan como estrellas de cine o músicos de rock, funciones marcadas muchas veces por un culto desmedido al individualismo y al egoísmo, sorprendió que el elegido haya sido un deportista solidario que posibilita el triunfo de sus compañeros y muy especialmente de los arietes que acaparan distinciones personales o récords particulares como por ejemplo Haaland.
Rodri hace mejores a los demás, tanto si juega en la selección española como en el Manchester City, después de haber sido igualmente servicial en el Atlético y el Villarreal. El éxito continuado del equipo de Guardiola se explica a través de Rodri. El extécnico azulgrana acostumbra a recordar que su mediocentro es el mejor en su posición, una figura única por su sentido del juego y por ser un futbolista completo: “Lo tiene todo. Fue un fichaje increíble para el City”, declaró el entrenador que ahora extraña a Rodri.
Arma la jugada, marca el timing del partido y cuando es menester se acerca el área para rematar, excelente en el disparo de media distancia y autor además del gol que el año pasado le dio la Champions al campeón inglés después de derrotar al Inter en la final de Estambul 2023. Un gol que tiene un valor único como el Balón de Oro, trofeo que, en contrapartida, no ganó Iniesta cuando marcó el tanto que valió la Copa del Mundo en 2010 porque entonces compitió con los también azulgrana Xavi y el vencedor Messi. Aquella deuda con la selección se ha compensado de alguna manera ahora con Rodri.
Iniesta, al igual que Rodri, era centrocampista, como también lo fue Luis Suárez Miramontes, el único español que hasta ahora había logrado el Balón de Oro (1960), con permiso de Alexia y Aitana. Los dos ganadores coinciden también en haber sido campeones de Europa con la selección y en triunfar internacionalmente en clubes extranjeros después de que el gallego fuera traspasado por el Barça al Inter de Helenio Herrera. España alcanzó la cumbre continental y después mundial en el momento en que la furia de los defensas y delanteros fue sustituida por la sabiduría de los medios, volantes o interiores, incluso cuando Puyol eliminó a Alemania en Sudáfrica 2010.
Nadie duda de la nacionalidad de Rodri, campeón de la Premier y mejor jugador de la Eurocopa, título que celebró con el grito de “Gibraltar español”, una exclamación que le supuso un partido de suspensión por parte de la UEFA. Aquella intervención extemporánea resultó extraña en una persona discreta, alejada del ruido, sin enemigos y capitán ejemplar, no necesitado de honores ni trofeos como el de París. A ningún futbolista le ha sabido mal seguramente el triunfo de Rodri, y de ahí la estupefacción general por la actitud del Madrid de desmarcarse de una gala muy española de principio a fin porque el ganador no era el brasileño Vinicius.
Aunque Rodri pudiera pensar también que el trofeo sería para Vinicius, había decidido acudir a la ceremonia por respeto a la organización, a los periodistas que votaron, a los jugadores que fueran distinguidos y por su sentido de la representación en tanto que internacional español del City. El lesionado Rodri, cuya ausencia se alargará hasta final de temporada, estaba dispuesto simplemente a honrar al Balón de Oro sin saber que el elegido era precisamente Rodrigo Hernández Cascante. Al fútbol juegan Rodri y 10 más.
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