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Más de un centenar de futbolistas se planta ante Arabia Saudí y pide a la FIFA que rompa el acuerdo de patrocinio con la petrolera Aramco

Jugadoras de 24 países envían una carta a Infantino en la que denuncian que el régimen saudí “oprime sistemáticamente” a las mujeres y la comunidad LGTBIQ+ y señalan que la compañía, la mayor energética del mundo, contribuye al cambio climático

Futbolistas Arabia Saudí
Maitane López reacciona ante una árbitra el pasado miércoles después de que pitara una falta durante un amistoso de su equipo, el NJ/NY Gotham, ante el Tigres en Harrison (Nueva Jersey).Vincent Carchietta (USA TODAY Sports via Reuters Con)
Diego Fonseca Rodríguez

Poco más de un día después de que terminara en Riad la mayor exhibición millonaria de la historia del tenis con la presencia de las principales figuras de la raqueta, 106 futbolistas profesionales de 24 países diferentes han enviado este lunes una carta al presidente de la FIFA, Gianni Infantino, en la que reclaman que el organismo rompa el acuerdo de patrocinio con Aramco, la petrolera estatal saudí, al tratarse de un régimen autocrático que vulnera de forma sistemática los derechos de las mujeres y criminaliza a la comunidad LGTBIQ+. “Las autoridades saudíes han gastado miles de millones en patrocinios deportivos para intentar desviar la atención de la brutal reputación del régimen en materia de derechos humanos, pero su trato a las mujeres habla por sí mismo”, denuncia la misiva, que adelanta EL PAÍS y que llega después de que la organización firmara en abril un “acuerdo global” con la compañía, la mayor empresa energética del mundo, para convertirse en un “socio mundial principal” de la FIFA hasta finales de 2027 junto a firmas como Coca Cola, Adidas, Visa, Qatar Airways o Hyundai-Kia.

Las jugadoras, entre las que están la delantera finlandesa de la Real Sociedad Sanni Franssi o la española Maitane López —dos veces internacional con la selección y actualmente en el NJ/NY Gotham de la Liga estadounidense—, también se quejan a Infantino de que Aramco contribuye al cambio climático que socava el futuro del fútbol. “Una empresa que tiene una responsabilidad evidente en la crisis climática y que es propiedad de un Estado que criminaliza a las personas LGTBIQ+ y que oprime sistemáticamente a las mujeres no tiene derecho a patrocinar nuestro hermoso deporte. Queremos que todos los habitantes de Arabia Saudí, incluidas las mujeres y las niñas, tengan acceso al deporte y disfruten de él. Nos manifestamos porque estamos con los ciudadanos de Arabia Saudí cuyos derechos humanos son vulnerados”, añade la carta, firmada, entre otras, por Jessie Fleming, capitana de la selección canadiense, o Becky Sauerbrunn, excapitana del combinado estadounidense, ganadora de dos Mundiales (2015 y 2019), de unos Juegos Olímpicos (Londres 2012) y jugadora del Portland Thorns.

El país árabe, que va a organizar la Copa del Mundo masculina de 2034, es una monarquía absoluta en la que el rey controla los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, es decir, no existe una separación de poderes ni un Estado de derecho como en las democracias occidentales. Es también el primer exportador de crudo a escala global y responsable de alrededor del 10% de la oferta mundial. Con el contrato con la FIFA —el organismo no desvela la cantidad que recibe de la petrolera, pero según The Times supera los 90 millones de euros anuales—, Aramco se asegura ser patrocinador del Mundial masculino de 2026 y del de mujeres de 2027, “un puñetazo en el estómago del fútbol femenino”, dice el texto.

Sofie Junge Pedersen, jugadora del Inter de Milan y de la selección danesa, es una de las impulsoras de la carta: “Infantino dijo el pasado verano en el Mundial femenino: ‘Tenéis el poder de convencernos a nosotros, los hombres, de lo que tenemos que hacer y lo que no, así que hacedlo’. Y eso es lo que estamos haciendo. No me puedo creer que la FIFA vaya a cerrar los ojos ante las mujeres que están siendo encarceladas en Arabia Saudí, y todo por más dinero”, se queja Pedersen en conversación con este diario.

La futbolista danesa hace referencia, por ejemplo, al caso de la estudiante de doctorado Salma Al Shehab, de 36 años. Ella, madre dos niños, fue detenida cuando regresó a Arabia Saudí en diciembre de 2020 para pasar las vacaciones —estudiaba en el Reino Unido— y condenada después a 27 años de cárcel por sus comentarios en Twitter, donde redifundía mensajes de activistas críticos con el régimen y en favor de los derechos de la mujer. Desde 2017, cuando fue nombrado príncipe heredero Mohamed Bin Salmán —que de facto ejerce el poder que formalmente corresponde a su padre, el rey Salmán, de 88 años—, la monarquía absoluta de los Saud ha recrudecido la represión para amordazar el disenso en las redes sociales, según el grupo de derechos humanos saudí en el exilio ALQST. Estos supuestos delitos se consideran “cibercrímenes” y se asimilan a actos de terrorismo. “Nosotras, como jugadoras, queremos apoyar a estas mujeres, usando las voces que tenemos y que a ellas les han negado”, dice Junge Pedersen.

El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed Bin Salmán (derecha), con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y el príncipe y ministro de Deportes saudí, Abdulaziz Bin Turki Al Saud
El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed Bin Salmán (derecha), con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y el príncipe y ministro de Deportes saudí, Abdulaziz Bin Turki Al Saud, el 23 de octubre del año pasado en Riad.SAUDI PRESS AGENCY/REUTERS

Antes de que Bin Salmán fuera elevado a heredero del trono, nunca en Arabia Saudí se habían dictado penas de muerte ni de décadas de prisión por publicaciones en las redes sociales, según Human Rights Watch. Las futbolistas instan a la FIFA a que cree un comité de revisión con representación de las jugadoras que se encargue de “evaluar las implicaciones éticas de futuros acuerdos de patrocinio y garantizar que estén en línea con los valores y objetivos” del fútbol. “Merecemos mucho más de nuestro organismo rector que la alianza con este sponsor de pesadilla. ¿Cómo puede la FIFA justificar este patrocinio teniendo en cuenta las violaciones de los derechos humanos cometidas por las autoridades saudíes?”, le preguntan a Infantino.

Consultada por este periódico, la organización que regula el fútbol mundial defiende que los ingresos generados por el contrato con la petrolera ayudan al desarrollo del fútbol jugado por mujeres en todo el mundo, también en Arabia Saudí. “Valoramos nuestro patrocinio con Aramco. La FIFA es una organización inclusiva con otros muchos socios comerciales que también financian otros deportes”, señala un portavoz del organismo.

Tanto Pedersen como Maitane López esperan que más profesionales apoyen la iniciativa desde hoy ahora que se ha hecho pública. “En el fútbol femenino llevamos luchando desde que empezamos, y es primordial hacerlo para que otras sociedades que no tienen las mismas condiciones puedan llegar a tenerlas”, afirma López a este periódico. “No puede ser que nos estén dando dinero y que entonces nos deje de importar que haya gente muriendo o que haya mujeres sin voz ni ningún tipo de autonomía”, añade.

La respuesta de las futbolistas, un deporte en el que muchas profesionales forman parte de la comunidad LGTBIQ+, va a contracorriente de lo que está sucediendo en la mayoría de las disciplinas —golf, motociclismo, tenis, fútbol masculino, Fórmula 1...—, en las que el dinero del petróleo del golfo Pérsico ha entrado a espuertas. Arabia Saudí se gasta miles de millones de euros en blanquear su reputación mediante la influencia del deporte, lo que en inglés se conoce con el término elocuente de sportswashing. Riad ha impulsado en los últimos años una vasta operación de lavado de imagen al servicio del proyecto Visión 2030, su hoja de ruta para el futuro del país. Esta incluye acabar con la dependencia casi absoluta del petróleo en su economía y atraer inversiones y turistas, objetivos irreconciliables con su fama de dictadura reaccionaria y represora de los derechos humanos.

La petición a la FIFA también llega el mismo mes en el que se han cumplido seis años de la muerte de Jamal Khashoggi, el periodista crítico con el régimen de Riad asesinado el 2 de octubre de 2018 en el consulado de Arabia Saudí en Estambul por orden directa de Bin Salmán, según la CIA. “Es importante que todo el fútbol —hombres, mujeres, clubes y federaciones— defienda valores cruciales para los derechos humanos y el planeta que compartimos. Estamos muy orgullosas de lo que representa el fútbol femenino, como la igualdad de género, la inclusión y los derechos LGTBIQ+”, dice Pedersen. Y añade: “No voy a jugar callada cuando sé que Aramco es uno de los mayores causantes de dañar al planeta y que su propietario, el Estado saudí, viola los derechos humanos de una forma tan brutal. No voy a ser parte de quienes distraen la atención de estas violaciones”.

Consulte aquí debajo la carta en inglés de las futbolistas y quiénes son las firmantes:

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Sobre la firma

Diego Fonseca Rodríguez
Es redactor en la sección de Deportes de EL PAÍS, en donde ha estado en otras secciones. Antes trabajó en Efe, Cadena SER, ABC y Faro de Vigo. Es licenciado en Periodismo por la USC, Máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo EL PAÍS. En 2021 obtuvo el Premio Lilí Álvarez de Periodismo.
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