Ancelotti busca el equilibrio sin poder usar a Bellingham, el que más contribuía a darlo
En la primera jornada, el Madrid fue el equipo de la Liga que defendió más cerca de su portería, seis metros más atrás que la temporada pasada
Carlo Ancelotti proclamó en Son Moix que el empate que acababa de cosechar el Real Madrid para abrir la defensa del título de Liga había sido un partido del que “se puede aprender mucho”. Se trataba de la segunda noche en la que juntaba en el once a Mbappé, Vinicius, Bellingham y Rodrygo: un atacante más que en el curso pasado, un centrocampista menos que la temporada pasada. De aquello resultó un equipo temible cerca del área rival y vulnerable cuando el Mallorca recuperaba. “Tenemos que defender mejor, sobre todo tener más equilibrio en el campo”, explicó. Y se fue con los deberes claros para el regreso de este domingo al Bernabéu contra el Valladolid (17.00, Movistar). “Hemos entendido muy bien lo que ha pasado y hemos intentado arreglarlo esta semana”, dijo el viernes. Aunque no podrá contar con el lesionado Bellingham, el futbolista que más contribuye a ese equilibrio.
Lo que pasó el domingo pasado puede describirse como una especie de caída de tensión apreciable, por ejemplo, en la altura a la que defendió el equipo en Son Moix. En la primera jornada, el Madrid fue el equipo de la Liga que más cerca de su portería realizó sus acciones defensivas: los registros de StatsBomb las localizan, de media, a 39,8 metros de la meta de Courtois, más de seis metros más atrás que los 46,1 metros a los que las había realizado de promedio el curso pasado. Este retroceso fue algo particular del Madrid: la media del resto de equipos (45,1 metros) apenas varió respecto de la del año pasado (45).
Esa pérdida de altura tan notable tuvo que ver con la caída de intensidad. El fin de semana pasado fue el equipo menos agresivo del campeonato, el que menos encima estuvo de los rivales. En los dos segundos siguientes a recibir la pelota, solo les encimó un futbolista del Madrid 57 veces. El curso pasado el equipo de Ancelotti apretaba casi el doble en esos dos primeros segundos, 93,7 veces por partido de Liga.
“El aspecto defensivo no ha sido bueno”, dijo el italiano en Son Moix. “Nos ha costado recuperar el balón, nos ha costado hacer presión tras pérdida. Esto es lo que tenemos que mejorar. Cuando se habla del aspecto defensivo, se habla sobre todo de actitud y de compromiso colectivo”. El Mallorca jugó con más aire del que el Madrid solía permitir. Entre recuperación y recuperación, el equipo de Arrasate dio una media de 14,1 pases, un 23,7% más que los 11,4 que daban el curso pasado los rivales de Ancelotti.
Uno de los factores que ha conducido a la caída de tensión es la entrada de Mbappé en el once, un delantero más, lo que supuso un centrocampista menos. Además, el francés ha estado acostumbrado a pocos esfuerzos defensivos. La temporada pasada presionaba en la liga francesa una media de 7,7 veces por partido, la mitad que Vinicius (14,4), Rodrygo (14,4) y menos de la mitad que Kroos (16,3) y Bellingham (18,3).
En Mallorca, Mbappé se exprimió incluso menos: solo presionó tres veces. Vinicius también se empleó por debajo de su costumbre de la temporada anterior (9). Aquella noche Rodrygo sí se mantuvo cerca de su costumbre, con 15 presiones, algo que reconoció el jueves Ancelotti, aludiendo al desequilibrio que puede provocar su nuevo arsenal: “Está claro que en un equipo ofensivo los delanteros tienen que trabajar un poco más y él lo está haciendo muy bien”.
En este contexto resultaba especialmente importante Bellingham, que trató de cubrir parte del vacío en Son Moix e hizo al revés que Mbappé y Vinicius: presionó más que el curso pasado, 21 veces. Pero el inglés se lesionó en el entrenamiento del jueves y estará fuera alrededor de un mes, lo que complica la búsqueda del equilibrio de Ancelotti.
En esa exploración, contra el Valladolid puede optar este domingo por un perfil como el de Modric —primer cambio en Mallorca por Tchouameni— o Güler; o por Brahim, que era el sustituto habitual en las bajas del inglés durante la temporada pasada. El malagueño cerró el curso como el segundo que más presionaba (19 veces por partido), solo por detrás del también lesionado Camavinga (24,9).
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