El árbitro estropea la fiesta del Athletic en San Mamés
Cuadra Fernández señaló dos penaltis contra los rojiblancos y expulsó a Santi Comesaña por doble amarilla en el primer minuto de la segunda parte
Cuadra Fernández y sus colegas del VAR le estropearon la fiesta a San Mamés. El suyo fue un arbitraje surrealista, que dejó, al final, más contento al Villarreal, por el penalti que señaló en el descuento, pero solo por eso, porque los hombres de Marcelino tuvieron que jugar toda la segunda parte con un futbolista menos por la expulsión de Comesaña, que se fue a la caseta porque el listón que estableció el director de la contienda fue tan bajo que la segunda amarilla resultaba inevitable. Antes ya había pitado otra pena máxima contra el Athletic.
La copa va a llegar desgastada a Madrid de tanto uso. Volvió a aparecer en San Mamés, durante el pasillo de honor que le hizo el Villarreal al Athletic, en el comienzo del fin de las celebraciones, que se han extendido una semana, justo hasta que Cuadra Fernández señaló el inicio del partido. Luego ya, el fútbol, y dos equipos en busca de la portería contraria; el Athletic, con Europa ya asegurada, a la caza de un botín mayor, el Villarreal, revitalizado desde la llegada de Marcelino, para apurar sus opciones de meterse también en la competición continental.
Así que, al inicio dinámico de los bilbaínos, respondieron los amarillos con la amenaza de Gerard y Sorloth. Combinaban más los visitantes, pero el Athletic le ponía alegría a su juego, con Nico Williams enchufado y sin signos aparentes de resaca en el resto del equipo. Sin embargo, el partido pudo empezar a inclinarse hacia un lado cuando en una acción de ataque del Villarreal, el VAR detectó un pisotón de Prados a Baena, que a veces se considera jugada residual, a veces no, y el árbitro señaló penalti. Lo lanzó Gerard, la pelota golpeó en el poste y el rechace lo embocó el mismo jugador, lo que anulaba la jugada. Los penaltis seguían dando suerte al Athletic.
La acción despistó a los rojiblancos, y Baena pudo marcar en una acción poco después, pero se durmió en el disparo y Paredes se metió por medio para bloquearlo. El equipo de Valverde no generaba ocasiones de gol como en otros partidos, pero se acercaba con peligro, casi siempre con Sancet y Nico como protagonistas, aunque su mejor intento fue en un centro envenenado de De Marcos en el que se lio la defensa visitante antes de enviar la pelota a córner.
El partido cambió antes de que se cumpliera un minuto de la segunda parte, porque el criterio arbitral con las amonestaciones provocó la segunda de Santi Comesaña. En realidad, el criterio resultaba errático en casi todo.
Con un jugador menos sobre el césped, se replegó el Villarreal. Marcelino sacó del campo a Gerard, que había sido de lo mejor de su equipo, para reforzar la línea defensiva. Renunció a presionar y esperó a que el Athletic tomara la iniciativa.
Y el equipo rojiblanco lo hizo, con más paciencia de lo habitual, sobre todo con la entrada de Ander Herrera, que puso la pausa, y un balón a la cabeza de Guruzeta, al límite del fuera de juego, que Sancet remató con fuerza, sin dejar caer la pelota, para poner por delante al Athletic.
Pero, incomprensiblemente, con ventaja numérica y en el marcador, durante algunos minutos, los bilbaínos cedieron la pelota al Villarreal, que apretó lo que pudo y puso de los nervios a la grada de San Mamés.
En el descuento se estropeó la fiesta. El VAR, que había obviado un claro agarrón a Nico Williams unos minutos antes, avisó al árbitro del balonazo entre el hombro y el brazo de Yuri. El penalti lo convirtió Parejo para frustración bilbaína, que ya planeaba un fin de fiesta diferente.
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