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El deseo corona al Athletic

El conjunto rojiblanco derrota en los penaltis al Mallorca después de una agónica y emocionante final en La Cartuja de Sevilla y pone fin a una sequía de 40 años sin conseguir el título copero

Los jugadores del Athletic celebran la victoria en la final de Copa tras imponerse al Mallorca en La Cartuja, en Sevilla.Foto: ALEJANDRO RUESGA | Vídeo: EPV
Ramon Besa

La Copa vuelve por fin a brazos del Athletic. El deseo fue más decisivo que el juego para la reconquista de un trofeo tan querido como esquivo para el club rojiblanco desde la última final ganada en 1984. Habían pasado ya 40 años de la victoria contra el Barça de Maradona. La hinchada no estaba preparada para una séptima final pérdida en la cita de Sevilla. El triunfo, en cualquier caso, resultó agónico porque no llegó hasta la rueda de los penaltis, la misma suerte que había llevado al irreductible Mallorca hasta La Cartuja después de eliminar en las semifinales a la Real Sociedad.

ATHAthletic
Athletic
1
Julen Agirrezabala, Daniel Vivian, Aitor Paredes, Yuri (Lekue, min. 106), De Marcos, Ruiz de Galarreta (Unai Gómez, min. 79), Williams (Berenguer, min. 90), O. Sancet (Muniain, min. 90), Benat Prados (Vesga, min. 45), Nico Williams y Guruzeta (Raúl García, min. 90)
MLL Mallorca
1
Mallorca
Dominik Greif, Giovanni González, Raíllo, Lato (Siebe van der Heyden, min. 110), Valjent (Pablo Maffeo, min. 90), Copete (Nastasic, min. 107), Dani (Radonjic, min. 73), Samuel Costa, Darder (Manu Morlanes, min. 62), Muriqi y Cyle Larin (Antonio Sánchez, min. 62)
Goles 0-1 min. 20: Dani. 1-1 min. 50: O. Sancet.
Árbitro José Luis Munuera Montero
Tarjetas amarillas Aitor Paredes (min. 26), Muriqi (min. 91), Radonjic (min. 118) y Giovanni González (min. 125)

El desenlace avaló la trayectoria y el plan de partido del Mallorca, un equipo que se afirma después de negar al contrario, y premió la larga y sufrida espera del Athletic. La copa da sentido y refuerza la identidad de una entidad rojiblanca solemnemente representada a sus 81 años por el Chopo Iríbar. Vive el Athletic por una Copa que también ha aumentado las expectativas europeas de Betis, Valencia y Osasuna. La tradición pesó más que el buen momento del Mallorca en una cita de difícil control emocional, llena de tensión, resuelta a regañadientes a favor del Athletic.

No era un partido precisamente fácil de jugar para el Athletic. La hinchada rojiblanca había viajado a Sevilla para recoger la Copa. A juzgar por la densidad de la marea rojiblanca en La Cartuja, no quedaba nadie en Bilbao. No había alternativa para una afición que pasó de la euforia a la preocupación: la victoria, o se quemaba la gabarra y se dejaba de dar la murga en la ría del Nervión. No le quedaba más remedio al equipo de Valverde que gestionar la presión, combatir la ansiedad y asumir la condición de favorito desde la convicción que La Cartuja era San Mamés por más que el fondo norte estuviera ocupado por la hinchada del Mallorca. Hay pocos equipos más fiables como local que el Athletic. El equipo rojiblanco, sin embargo, empezó el partido con más prudencia que valentía, intimidado por la vigorosidad y el juego directo de los muchachos de Aguirre.

No estaba cómodo el Athletic, incapaz de imponer su ritmo y su fútbol más elaborado, más cerca de su portero que del contrario a pesar de un par de llegadas de los hermanos Williams. El nerviosismo fue manifiesto en un córner cedido por Nico que acabó en el gol de Dani Rodríguez. Hasta tres remates consecutivos concedieron los vascos en la jugada del 0-1. La rigidez del Athletic contrastaba con la tensión competitiva de un Mallorca, mejor en el cuerpo a cuerpo y muy bien organizado alrededor de Samu Costa.

Al Athletic le costaba encontrar aire y espacio, demasiado cohibido, y cuando podía correr se mostraba muy impaciente o falto de puntería, como ocurrió en un par de jugadas de Nico, una anulada por fuera de juego, y en un remate de Guruzeta. El Mallorca agradeció la llegada del descanso después de un último esfuerzo del Athletic. Valverde intervino rápido en la caseta y cambió a Prados por Vesga para intentar ganar más intensidad en un equipo que no acababa de mostrar su fútbol natural, más parecido al que juega en campo contrario que al de San Mamés. El encuentro, sin embargo, se reanudó con una excelente parada de Agirrezabala a tiro de Larin después de quebrar a Vivian.

La intervención del portero marcó un punto de inflexión en el encuentro porque poco después empató el Athletic. Nico Williams, presente de inicio a fin, no solo perseveró en la recuperación del balón sino que habilitó en profundidad a Sancet para que definiera con un chut cruzado ante Greif. El fútbol agresivo, rápido y vertical reapareció en la acción del 1-1. Los rojiblancos no encontraban remedio en cambio a su inestabilidad defensiva porque la respuesta del Mallorca fue un disparo a palo de Muriqi. El partido, en cualquier caso, se había decantado netamente a favor de un Athletic agrandado por la figura de Nico.

Aguirre no tardó en mover el banquillo para contener al equipo de Valverde. La rueda de cambios equilibró la contienda hasta que por momentos se impuso el dominio del Mallorca. El Athletic no sabía muy bien si atacar o asegurar su zaga después del descanso que se concedió Nico. Ni titulares ni suplentes lograron evitar la prórroga ni después los penaltis porque apenas hubo una oportunidad por bando, fatigados los jugadores y entregadas las dos hinchadas: “Sí se puede”, cantaban los mallorquinistas al fondo y resonaba en el estadio el grito del Athletic. Temblaron en un momento de máxima tensión los tiradores del Mallorca desde el punto de penalti y emergió Agirrezabala en honor al Chopo. El Athletic volvía a ser por fin campeón después de una final muy copera en La Cartuja.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.
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