Aquella Copa de 1984: “El hecho de que hayan pasado 40 años demuestra que las cosas no son nada fáciles”
Varios de los protagonistas del último título de Campeón de España del Athletic, liderados por Clemente en el banquillo, rememoran sus vivencias de aquellas jornadas de locura y pasión rojiblancas
Javier Clemente, el entrenador del Athletic que ganó la última Copa del Rey, lo repite constantemente: “Estoy hasta el gorro de que me recuerden que fui el último que la ganó. Tengo ganas de que me quiten ese título. Quiero que los chavales que no lo han visto sepan qué es ganar un gran título como la Copa”. A esa afirmación tan tajante del técnico se unen quienes fueron sus fieles pupilos, los que desde el césped aguantaron los embates del Barcelona de Maradona y Schuster, y después del gol de Endika levantaron el trofeo y consiguieron un triplete histórico, con la Liga y la Supercopa también en la misma temporada. “Maradona y Schuster eran en ese momento los dos mejores futbolistas del mundo”, advierte Andoni Goikoetxea, para poner el partido en perspectiva.
“Después de ganar la Liga tuvimos un par de días de celebraciones por ahí en Bilbao”, recuerda Andoni Zubizarreta, “y hubo un momento en que Javi Clemente nos preguntó que si queríamos hacer doblete, que es un tesoro y una oportunidad única, o si queríamos seguir de celebración”. La misma versión, pero desde el otro punto de vista, es la que ofrece el ex entrenador sobre aquella disyuntiva. “Después de ganar la segunda Liga hubo muchas celebraciones”, recuerda Clemente. “Nos tiramos tres días de fiesta y, al cuarto, llegué al vestuario y les dije a ver si querían seguir de cachondeo o prepararnos bien e intentar ganar al Barça”. Hubo unanimidad en el vestuario y los jugadores dijeron que sí querían, así que, “pensé en una alineación para tener un alto nivel físico. No jugaron de titulares ni Sarabia, ni Gallego. Puse a gente como Patxi Salinas o Endika, que no habían tenido tantos minutos durante ese año, para aguantar bien los 90 minutos”. Zubizarreta reafirma las palabras de su entrenador. “Nosotros estábamos muy acostumbrados a que Clemente plantease el equipo para el partido que había que jugar, no tenía un equipo titular”. Y se extiende: “Seguramente por esa calidad individual que el Barça planteaba alineó jugadores que nos podían dar, desde su punto de vista, una intensidad en el partido, un ritmo de juego, y que podía ser también interesante hacer el campo más corto”. Para Clemente, “si quitabas a Dani y alguno más, los veteranos tenían pocos años, era la plantilla más joven de España de largo. Físicamente, era un equipo muy bueno y técnicamente también, aunque muchos no lo quieran ver”. Además, “jugaban a una velocidad a la que no jugaban los demás; físicamente eran como aviones”.
La temporada del Athletic había sido agotadora. La Liga comenzó pocas semanas después de las terribles inundaciones de Bilbao que obligaron al equipo a jugar varios partidos fuera de casa. Además, la Copa de Europa, y el recorrido por la Copa. “Que no fue sencillo”, apunta Zubi. “Llegamos a la final jugando contra buenos equipos. Era un fútbol en el que no había una diferencia tan grande entre los equipos”, dice. “Tenías a Madrid y Barça, que siempre han estado ahí arriba, pero en la zona media había equipos en los que cualquiera le ganaba a cualquiera”. Y da ejemplos: “El Sporting te podía ganar, o la Real, evidentemente, o el Valencia. Siempre había equipos que tenían esa capacidad”. La semifinal fue contra el Real Madrid. Ganó el Athletic en el Bernabéu (0-1), y en la vuelta, los blancos respondieron con la misma moneda. El partido, con arbitraje de Enríquez Negreira, llegó a los penaltis. “Le paré uno a Camacho”, se jacta Zubizarreta. “Fue una Copa muy complicada”, rememora Javier Clemente. “No nos tocó ni un rival fácil. Le ganamos a penaltis en octavos a la Real, le remontamos al Sporting en cuartos y, luego, al Madrid por penaltis”. El técnico lo recuerda vivamente. “Fue un final de temporada verdaderamente duro. Sobre todo, la prórroga ante el Madrid se nos hizo eterna”.
Unos días después, en plena Semana Santa, con 30.000 bilbaínos en Mestalla, el Athletic le ganó al Valencia y se quedó a un solo paso de ganar la Liga. Lo hizo en San Mamés ante la Real. Quedaba una semana para jugar la final, con las celebraciones de por medio. Y las polémicas. Con Maradona, con Schuster, que había dicho que jugar en Bilbao era como hacerlo en Corea. Con Menotti, que menospreciaba el juego rojiblanco.
Así que, poco antes de pisar el césped, con los jugadores tensos por la responsabilidad, apareció el ingenio del masajista, Natxo Biritxinaga, el tercero de una saga que empezó su padre y prosiguió su tío. “Se disfrazó de Eva Nasarre en el vestuario para relajarnos y pensar en otra cosa”, apunta Dani Ruiz-Bazán. Los demás recuerdan la carcajada general que distendió el ambiente. Vestido con mallas y tutú, al estilo de la popular presentadora de la televisión de la época, consiguió su objetivo.
Pero no fue fácil. “Fue una final muy complicada”, recuerda Andoni Goikoetxea. “Marcamos en el primer tiempo, y todo el equipo defendió luego de maravilla”. Además, “salimos varias veces al contragolpe y tuvimos alguna oportunidad para hacer el segundo”. Luego llegaron los lamentables incidentes del final del partido. “Hubo dos acciones lamentables, la de Maradona a Sola, que estaba en el suelo y le dio un rodillazo en la cara; y luego estuvo la de Clos en la espalda de Patxi Salinas”. Según la versión de Andoni Goikoetxea, “quien lo provocó todo fue Maradona, golpeando a Sola y reventándole la cara”, y abunda en su razonamiento: “Siempre digo, cuando suceden cosas así, ¿quién lo provoca, el que gana o el que pierde? Nosotros lo único que queríamos era festejarlo”.
Luego, la Gabarra. “Una manifestación de la gente. Salió todo el mundo a la calle desde Portugalete a Bilbao en las dos márgenes de la ría. Son momentos que nunca se olvidan”. Dani no quería dejar la Copa. “No la solté. Me decían los compañeros que la llevaba pegada con Loctite”. Fue la última Copa del Athletic. “El hecho de que hayan pasado 40 años demuestra que las cosas no son nada fáciles”, dice Goiko. “Lo sufrimos. Era un equipo solidario, con calidad, pero que lo consiguió con esfuerzo, sin el cual no se logra nada”.
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