La revancha de Saúl le da la victoria al Atlético ante el Villarreal
El volante, que había verbalizado su mal momento tras la épica noche del Inter, marca en los minutos finales en La Cerámica y devuelve a los de Simeone a los puestos de Champions League
El fútbol ofrece revanchas y Saúl tuvo la suya con el gol que le dio el triunfo al Atlético ante el Villarreal en un partido de mucho voltaje. Lo hizo a falta de tres minutos con un toque suave desde la frontal del área, afilado y ajustado que le permite a su equipo recuperar la cuarta plaza que da acceso a la Champions League.
De la noche épica del Inter, Saúl salió tocado por su fallo en el lanzamiento de la tanda de penaltis. En las redes sociales verbalizó lo que padecía su yo futbolístico. “Sinceramente, es difícil para mí escribir en estos momentos, pero igual que escribo en las buenas hay que hacerlo en las malas. Es un momento de mierda para mí a nivel deportivo, y soy consciente… Acepto todas las críticas y no solo por el penalti de hoy, sino por cómo estoy en estos momentos. Exactamente, no sé qué es, pero lo único que me han enseñado es a seguir trabajando en las buenas y en las malas, hasta conseguir cambiar la situación”, escribió Saúl. Anoche quién sabe si puso la primera piedra para volver a ser el jugador que fue.
Exigidos los dos equipos por sus aspiraciones de entrar en Europa, fue el Atlético el primero en asumir el gobierno del partido. Lo hizo con circulaciones y transiciones rápidas que pillaron al Villarreal sin entrar en el juego. Estuvo telescópico Griezmann para adivinar una vereda entre un bosque de piernas a 30 metros del área y citar a Lino con Jorgensen. Y esplendoroso estuvo el guardameta danés para sacar con la puntera de su bota derecha el disparo cruzado del brasileño. No dio tregua el Atlético en ese arranque de pie fino y ávido. Riquelme puso un saque de esquina en el vértice del área pequeña y Witsel lo desvió a la escuadra más lejana. Volaba el Atlético y los futbolistas de Marcelino seguían con una marcha menos. Una ventaja que los futbolistas de Simeone no acertaron a concretar con una ventaja mayor. Una contra endemoniada la finalizó con un remate mordido Marcos Llorente. Jorgensen tuvo que emplearse a fondo por el envenenado bote de la pelota.
Tardó en entrar en combustión el Villarreal. Lo hizo primero adelantando la presión, lo que le dio mayor presencia en campo contrario. Comenzaron a aparecer Parejo y Gerard Moreno. Había más fogueo que fuego real en las acometidas locales en un duelo que se trastabillaba en la multitud de faltas que producían la presión de uno y otro. Y eso que el colegiado permitió el contacto en muchos de esos lances. El ritmo era frenético, acelerado también por las pérdidas. En ese descontrol, fue el Atlético el que más pólvora derramó. Fueron dos disparos lejanos de Riquelme que se le fueron por un par de palmos.
El Villarreal se ocupó mucho en los centros al área. No se sintió excesivamente incómodo el Atlético. Solo se vio inquietado Oblak en una falta lateral que no acertaron a solventar bien sus defensores y en un saque de esquina pasado que terminó cayéndole a Gerard Moreno. El disparo se le fue arriba al delantero más activo que tuvo el Villarreal en el primer acto. Ni Guedes ni Sorloth tuvieron peso. Con todo, el equipo de Marcelino se fue al descanso con la sensación de que se había metido en el partido y logrado rebajar la versión autoritaria con la que el Atlético había entrado al campo. La reanudación confirmó esa intención del Villarreal de volcarse en el área del Atlético. Simeone había operado un cambio en busca de mayor solidez defensiva y de control en el centro del campo. Sentó a Riquelme para dar paso a Savic y adelantar a Witsel al centro del campo. La fórmula no resultó. Empató el Villarreal con una de esas jugadas que volvieron a recordar la debilidad defensiva que asola a su rival este curso. Entre Capoue y Gerard Moreno hilvanaron una jugada en la frontal del área y desde allí Sorloth descerrajó un disparo cruzado que pasó entre las piernas de Savic antes de superar a Oblak. Ni nadie que cortara los pases, ni nadie que saliera a tiempo al dañino remate del delantero noruego.
El empate y la mala pinta que tenía su equipo provocó un triple cambio de Simeone. Griezmann, Memphis y Witsel, un racimo de jugadores con peso, dio paso a Correa, Morata y Azpilicueta. Marcelino también agitó su once introduciendo a Comesaña y a Baena, cuya suplencia resultó extraña. Más tarde daría entrada a Morales a la espera de poder resolver en una contra porque del abanico de cambios había salido más reforzado el Atlético. Correa, Barrios y Morata en dos ocasiones rondaron el gol. El tramo final del encuentro era del Atlético y lo certificó Saúl. Una jugada bien tocada y pausada en la frontal del área la terminó por embocar el volante canterano con un toque suave de interior, ajustado al palo. Como en sus mejores tiempos de llegador, cuando Saúl era Saúl.
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