Vinicius acelera para el clásico
El brasileño, doble asistente en Braga, coge temperatura tras admitir que aún le quedaba por mejorar tras la lesión
El día que Vinicius regresó de la lesión, hace un mes contra Las Palmas, Carlo Ancelotti le recriminó que forzara en dos o tres carreras. Le pidió contención y calma, que actuara contra sus impulsos, tras cuatro semanas en la enfermería debido a su primera lesión muscular con el Madrid. Este martes, en Braga, el italiano asistió tranquilo desde la banda a las aceleraciones del brasileño, el más activo en la faena de trasteo de los blancos al norte de Portugal y a cuatro días del clásico.
El extremo, asistente en los dos goles de su equipo, acabó el duelo con el trofeo de MVP; pero, sobre todo, terminó contento con sus arrancadas, su particular termómetro. “Hoy me sentí muy bien. Pude hacer los números, no de goles o asistencias, sino de sprints”, comentó entre las rocas del estadio luso. Una señal para él de su progreso en la puesta a punto física después de que en los últimos días admitiera que todavía le quedaba trecho por recorrer.
El nuevo dibujo del técnico italiano le ofrece el carril central para encontrar la portería por una vía más directa, sin embargo, la naturaleza del atacante sigue siendo la de un regateador y velocista pegado a la cal. Como en muchos momentos de la pasada campaña, el martes se convirtió en la primera opción ofensiva del Madrid. Se trató del encuentro de este curso en el que más presencia tuvo y en el que más le buscó el equipo.
Aprovechando el empuje desde el principio del conjunto portugués, la respuesta habitual de los blancos fue balones largos a Vini. El camino, por ejemplo, del 0-1 del aliviado Rodrygo. Su cifra de regates intentados (nueve) no alcanzó las cotas de sus noches más insistentes (su récord son 24 la temporada pasada en Girona), pero se trató de la más alta de esta temporada y, tanto el jugador como el resto del vestuario, confían que sea el síntoma de que sus turbinas empiezan a tomar temperatura.
El binomio con Bellingham
En paralelo a esta puesta a punto personal, el brasileño trabaja en el maridaje con Jude Bellingham, sobre el que este miércoles se seguía siendo optimista en el club respecto a su presencia en el clásico del sábado en Barcelona (acabó sobrecargado en los abductores). Un proyecto de coalición que va más allá del ataque. Ancelotti ha ubicado al inglés en el sector zurdo para que se retroalimenten ante la portería contraria, y también para que el británico le eche un cable en tareas defensivas y ayude a taponar uno de los habituales puntos de fuga del nuevo sistema, las llegadas rivales por banda.
“En los últimos partidos, en defensa hemos intentado una línea de cuatro en el medio. Bellingham se sacrifica mucho en la izquierda, así que Vini puede estar más fresco para intentar transiciones y contras. Con balón, Vini se abre un poco más y Bellingham va más por dentro. Tenemos que mejorar en este aspecto, pero lo están haciendo bien”, explicó Carletto en Braga.
El binomio se encuentra todavía en fase de acoplamiento, pero ya ha producido algunas dianas. De los tres tantos de Vinicius, dos se los dio Bellingham (en Almería y Nápoles). Y de las tres asistencias del brasileño, una (la de Portugal) fue para el inglés. “En los dos goles”, recordaba el extremo este martes, “he tenido tiempo para pensar y, cuando tengo tiempo para pensar, es mejor para mí. Puedo ver a mis compañeros en buena posición”.
El último parón de selecciones no le había sentado muy bien a Vinicius. Ni en lo colectivo (Brasil empató contra Venezuela y perdió en Uruguay) ni en lo individual. “Estuve muy mal en el partido”, confesó tras caer ante los charrúas, “y estuve también muy mal en el anterior [frente a Venezuela]. Tengo mucho que mejorar, como el equipo. Creo que mi ciclo en la selección aún no ha sido el que esperaba”, reconoció. En el Madrid, un hábitat más natural para él, tampoco había terminado de arrancar entre la lesión y el regreso. El paso por Braga, sin embargo, le sentó bien. Por el protagonismo que absorbió y su respuesta física. “Estoy contento porque esto pasó después de unos partidos en los que reconocí que no estaba en mi mejor momento. Todavía estoy subiendo para estar en mi mejor versión y hacer las cosas como en las dos temporadas pasadas”, indicó tras el choque europeo. El sábado tiene cita en Montjuïc con su colega y, a menudo, secante Araujo.
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