Montse Tomé respira: dos partidos, dos victorias
La seleccionadora de España, señalada tras la lista que enfadó a las jugadoras españolas, sale reforzada por los resultados en la Nations League tras superar una concentración tensa entre las futbolistas y la federación
El nombramiento de Montse Tomé como seleccionadora nacional tras la salida de Jorge Vilda no fue aplaudido por las mundialistas españolas. Tampoco pusieron las campeonas del mundo su nombre en una lista negra. Aguardaron, mientras libraban otras batallas con la Federación Española de Fútbol (RFEF), a quien le pidieron una profunda reestructuración. El ambiente, sin embargo, se enrareció sobremanera tras el anuncio de la primera lista de convocadas para estos recientes partidos de la Nations League (2-3 ante Suecia el pasado viernes y 5-0 contra Suiza este martes) y Tomé parecía asumir el cargo con fecha de caducidad. Ahora una calma chicha reina en Las Rozas y nadie parece tener muy claro cuánto durará. Especialmente mientras no se sepa quién será el nuevo director deportivo de femenino de la federación.
Explican fuentes del entorno federativo que durante los últimos días del Mundial de Australia y Nueva Zelanda la tensión en el cuerpo técnico de España creció en demasía, al punto de que Montse Tomé, entonces la segunda de abordo y ahora la seleccionadora, apenas se hablaba con el míster Jorge Vilda, acaso consignas profesionales y poco más. Aunque lo disimularan de puertas para fuera. La relación entre ambos se había roto por cómo dirigía a las jugadoras y al resto del staff. Eso lo sabía el vestuario porque Tomé actuaba de confesora con las futbolistas. No fue casualidad, por ejemplo, que la gran mayoría del cuerpo técnico firmara el comunicado de su dimisión sin incluir a Vilda -al que avisaron por deferencia minutos antes de que saliera a la luz- para condenar la actuación de Luis Rubiales en la celebración del Mundial (el beso no consentido a Jenni Hermoso), además de revelar la incomodidad que sintieron por obligarles a sentarse en la asamblea posterior en la que el entonces presidente anunció que no pensaba dimitir.
Pero el tiempo le llevó la contraria. Y también se llevó a Vilda para que Tomé ocupara el banquillo. Una decisión que, sin embargo, no acabó de convencer a parte del camerino porque entendían que era una vía continuista con el anterior seleccionador. Si bien, aseguran desde la federación, nunca pidieron su cabeza. Después de los dos primeros partidos de la Nations League contados ambos con victoria, la seleccionadora sale reforzada.
Reforzada después de una primera decisión, avalada por los directivos de la federación, que puso de uñas a las futbolistas porque Tomé decidió convocar a las que consideraba mejores para afrontar los dos primeros envites de la Nations League. Caras largas, enfado y palabras duras como respuesta. Incomprensión porque hacía horas habían renunciado a estar en la lista al entender que faltaban muchos cambios estructurales. Pero todas acudieron ante la amenaza de quedarse sin licencia para jugar al fútbol. “El primer día que vinimos a la concentración era complicadísimo. Lo veíamos todo muy negro, no estábamos ni para entrenarnos ni para jugar”, convino Aitana Bonmatí. Pero Tomé decidió tomar la sartén por el mango. Así, reunió a las futbolistas y les dijo que para estos dos encuentros, el vestuario elegiría a las capitanas, papel fundamental porque no solo se trataba de liderar sobre el césped sino de mantener reuniones -hasta altas horas de la madrugada- para desencallar la situación. Salieron Alexia e Irene Paredes. Autogestión para reforzar al grupo. “Hemos logrado hablar, mirarnos, ser sinceras y dar un paso hacia delante”, resolvió Tomé tras vencer a Suecia en el último minuto y de penalti. Precisamente, en ese momento, Tomé se sintió liberada.
Durante esta concentración, primero en Valencia, luego en Gotemburgo (Suecia) y después en Sevilla y Córdoba, los trabajadores de la federación andaban al inicio con pies de plomo porque tenían la sensación de que su nombre pronto podría aparecer señalado. Existía el miedo a que las jugadoras les incluyeran en la centrifugadora de peticiones para limpiar el ambiente después del tsunami que provocó el beso de Rubiales. “Pero con el paso de los días todo se normalizó, pasamos de la tensión a la profesionalidad y al respeto”, cuenta una persona que vivió todo desde dentro. Eso mismo le ocurrió a Tomé, que aplicó la mano izquierda en una concentración de lo más tensa entre las jugadoras y la federación.
Cuando acabó el partido ante Suecia en el estadio Gamla Ullevi de Goteburgo, las jugadoras se abrazaron, felices. Habían vencido a la número uno del ranking. Desde la barrera, Tomé observaba la explosión de felicidad, con la incertidumbre de si unirse o no a la fiesta. Se felicitaron todas, con normalidad. “Ahí, respiró”, cuentan fuentes del entorno. Y llegó la calma, siempre a expensas de que el Consejo Superior de Deportes y la federación hagan efectivas las resoluciones que acordaron con las futbolistas. También llegó la relajación. Cosa que se observó nada más concluir el choque ante Suiza. Tomé, ya sin titubear, se abrazó con las jugadoras, felices por el electrizante ambiente del Nuevo Arcángel, récord de espectadores (14.194) para un partido de la selección en España. “Quiero destacar la actitud de las jugadoras, que lo han dado todo. Estamos orgullosas de todas ellas. Nos refuerza por la respuesta que han dado”, explicó Tomé.
Aunque no pidieron la cabeza de Tomé, Alexia, Ona Batlle, Paredes y Aitana tampoco le regalaron los oídos cuando salieron a la palestra durante los primeros días. “Ellas tenían que entender que yo era la segunda de Vilda, cuál era mi función”, confesaba la hoy seleccionadora intramuros, consciente de que al grupo no le gustó cómo gestionó Vilda la crisis de las 15, con reuniones individuales en las que también estaba Tomé al lado del técnico. Tras vencer también a Suiza, algunas voces salieron en su defensa: “Sí, estamos felices con este cuerpo técnico”, reveló Olga Carmona. “La tuve antes del Mundial sub-20 del covid. Me gustan sus conceptos y forma de expresarse, es positivo y algo nuevo”, se sumó Athenea. Aitana también habló: “Está todo bien, al principio fue todo un poco extraño. Raro, por cómo se dio la convocatoria. Pero las cosas pasan”. Y Tomé recogió el testigo: “Siempre he tenido confianza. La he recibido de ellas también y en el fútbol el ganar siempre te da algo diferente. “Era mi estreno como seleccionadora, mi primera vez en el banquillo y les dije que me sentía orgullosa de hacerlo con ellas. He podido sufrir en momentos, pero también salir adelante”, deslizó la seleccionadora. Ya lo dijo nada más asumir el cargo: “Empezamos una nueva etapa para seguir ganando”. Eso, además de su mano izquierda y las charlas a la cara, parece que le han dado una tregua, un respiro.
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