La federación también prescinde de Miguel García Caba, director de integridad y vicesecretario general

Después de la destitución del secretario general de la Federación Española de Fútbol Andreu Camps, el pasado miércoles, llega la del director de integridad y vicesecretario general, Miguel García Caba, a quien la RFEF ya ha comunicado que no seguirá en su puesto. En la tarde de este jueves se ha hecho oficial su destitución. Se da así continuidad al goteo de despidos destinados a hacer realidad la profunda reestructuración del organismo demandado por las jugadoras de la selección española. “Pedimos por favor que en la federación de todos los españoles haya una tolerancia cero ante personas que hayan escondido, aplaudido o incitado un abuso”, advirtió el jueves en Gotemburgo Alexia Putellas.

García Caba estaba señalado por las internacionales españolas como responsable del informe que exculpaba a Luis Rubiales de su beso no consentido a Jennifer Hermoso. El documento presentaba al dimitido presidente como víctima de los impulsos de la futbolista agredida. “Ella fue la que me subió en brazos y me acercó a su cuerpo”, describió Rubiales en la histriónica asamblea del 25 de agosto, en la que se negó a dimitir.

Licenciado en Derecho Jurídico-Comunitario, García Caba es otro de los miembros del controvertido sistema que maneja el deporte español formado en el prestigioso Máster de Derecho Deportivo de Lleida impulsado por Andreu Camps. Se incorporó a la jefatura de los servicios de la federación en 2018 tras haber ocupado durante dos años el mismo cargo en el Real Madrid, club al que llegó tras 12 años trabajando para LaLiga.

Sus últimos meses en la federación estuvieron marcados por haber grabado a Javier Tebas para intentar demostrar que el presidente de la patronal estaba detrás de una campaña orquestada para acabar con la presidencia de Luis Rubiales con motivo del escándalo de la celebración de la Supercopa en Arabia Saudí, los llamados Supercopa Files, desvelado por El Confidencial. Esto le valió el apodo de “García Graba” y también la decepción de personas que habían confiado en él a su paso por LaLiga. Según fuentes próximas a la patronal, García Caba hizo llegar a Tebas por terceras personas que estaba mal en la federación y que estaba dispuesto a revelar irregularidades de Rubiales a cambio de un puesto de trabajo. Tebas no se fiaba y encomendó a uno de sus ejecutivos que ayudó a promocionar a García Caba en el seno de LaLiga que le preguntara si era cierto su malestar con Rubiales. La respuesta fue afirmativa y Tebas accedió a la reunión en la que García Caba utilizó un bolígrafo-grabadora para registrar la conversación mantenida en presencia de Gerardo González Otero, ex secretario general de la federación en la época de Ángel María Villar y rival de este en las elecciones de 2003.

La grabación fue utilizada por Rubiales para defender su tesis de que Tebas estaba detrás de la conspiración de los audios de la Supercopa Files en los que, además de conocerse el ya judicializado contrato y la comisión de 24 millones de euros abonados a Gerard Piqué por llevar la competición a Arabia Saudí, se desvelaron grabaciones al por entonces ministro de Cultura y Deportes, José Guirao, a la presidenta del CSD, Irene Lozano, y el espionaje a David Aganzo, presidente del sindicato de futbolistas (AFE).

Sus labores como espía le valieron a García Caba el reconocimiento de Rubiales, que pocos meses después le nombró director de integridad. Sin embargo, en los círculos del derecho deportivo causó estupefacción su maniobra. Diversas fuentes consultadas la achacan a que García Caba estuvo presente en la fiesta con chicas en un chalet de Salobreña denunciada por Juan Rubiales, tío del presidente dimitido, y que pudo estar coaccionado por dirigentes federativos para obrar así. “No es excusa”, alega una de las fuentes consultadas. Otras fuentes creen que fue iniciativa propia grabar a Tebas para ganar enteros con Rubiales.

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