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Hamilton pone a brincar a Ferrari

El británico se inventa una vuelta antológica en Shanghái para arrancar en cabeza en la primera prueba al sprint del curso

Lewis Hamilton, junto a su padre, Anthony Hamilton, hoy en Shanghái.
Oriol Puigdemont

El cuento de hadas para los aficionados a la Fórmula 1 comenzó antes de lo esperado. Lewis Hamilton, que el invierno del año pasado protagonizó una de las operaciones de mercado más relevantes de la historia del certamen al anunciar su fichaje por Ferrari con vistas a 2025, arrancará desde la pole en la primera corta de la temporada, que este sábado se celebrará en Shanghái (China), uno de sus circuitos talismán. El británico, ganador en este escenario en seis ocasiones, pilló con guardia baja a la mayoría de sus rivales y confirmó que el calamitoso estreno de la Scuderia en Melbourne, el domingo pasado, fue simplemente un accidente —Leclerc terminó el octavo y Hamilton, el décimo—. Gracias a una última vuelta antológica, que le valió para rebajar el récord del circuito, el siete veces campeón del mundo afrontará como favorito su asalto a la sprint, en lo que sería su primer triunfo en sábado. A su lado formará Max Verstappen, mientras que los Oscar Piastri (tercero) y Lando Norris (sexto), no pudieron sacar tajada de la superioridad que parece seguir teniendo el McLaren, como consecuencia de varios errores. Fernando Alonso comenzará el undécimo, dos plazas por delante de Carlos Sainz, que lo hará el 13º.

“No esperaba este resultado; estoy orgullosísimo. El primer gran premio fue horroroso, pero sabíamos que había más rendimiento por extraer. Aún estoy en shock; me encanta ver ese coche rojo en el número 1″, declaró Hamilton, nada más bajarse de su SF-25. A pesar de que Ferrari trataba de convencerse de que lo ocurrido en Australia no iba a marcar ninguna tendencia, tuvo que llegar el corredor de Stevenage, subido a un monoplaza más calibrado a su gusto, quien permitiera a toda la tropa respirar aliviada, a la espera de poder ratificar esa sensación en una carrera convencional. Si bien es cierto que el coche le hizo posible trazar como si fuera un compás, también lo es que McLaren se borró al pegarse un sorprendente tiro en el pie, con la decisión de recurrir a las gomas nuevas a las primeras de cambio, cuando la pista todavía tenía margen de mejora. Los ingenieros de la estructura de Woking dieron por sentado que el juego de compuestos aguantaría el tute de dos vueltas lanzadas, un plan demasiado agresivo incluso para el mejor bólido de la parrilla.

En esa vuelta mágica, Hamilton ha hecho callar todas las voces que subrayaron el tumultuoso paso de Ferrari por Melbourne, la marca de Maranello volvió a dejar claro que se le impone dar un paso adelante en estrategia, y probablemente también en lo relativo a la comunicación entre el muro y su nueva estrella, más angustiada que nunca a juzgar por el tono de voz, agobiado varias veces con la insistencia de Riccardo Adami, su ingeniero de pista. “Fui muy educado. Dije: ‘Déjamelo [gestionar] a mí, por favor’. En ningún caso dije: ‘Que te jodan’. No solté palabrotas. En ese momento, estaba teniendo muchos problemas con el coche y necesitaba concentrarme al máximo en un par de cosas. Nos estamos conociendo [con Adami]”, subrayó el multicampeón, que invitó a quienes creen que su tono fue demasiado seco, a recuperar carreras en las que Max Verstappen se desató: “El diálogo que Max ha tenido durante años con su ingeniero; el abuso que ha sufrido el pobre tipo no ha merecido que nadie escriba de ello. Y, en cambio, me preguntáis por la ínfima discusión que tuve yo con el mío”, remachó Hamilton.

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Sobre la firma

Oriol Puigdemont
Tras licenciarse en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, entró en la sección de Deportes de EL PAÍS en 2005 para cubrir el Mundial de MotoGP, en plena efervescencia por la irrupción de Dani Pedrosa, y de otras disciplinas de motor, como el Rally Dakar. Desde 2010, año en que Fernando Alonso fichó por Ferrari, se encarga de la Fórmula 1.
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