Verstappen aprieta pero ya no ahoga: victoria en Montmeló para llevarse su séptima carrera del año

Con un monoplaza indiscutiblemente superior, probablemente el más dominante de la historia del certamen, Max Verstappen pasó el rodillo los dos últimos años sin que ningún otro miembro de la parrilla pudiera meterle presión alguna. Cuando las cosas se igualan entre los talleres y hay más de un coche capaz de ganar, el holandés sigue teniendo algo más que el resto como quedó claro este domingo en Montmeló, donde el actual campeón acumuló su séptima victoria de la temporada, en un escenario que puso en evidencia que el panorama ha cambiado para desgracia de Red Bull y para dicha de la hinchada, que ahora ya no puede decir aquello de que la Fórmula 1 aburre por monótona. El curso pasado, Verstappen logró en el Circuit aquello que se conoce como grand chelem, el nombre que recibe el fin de semana perfecto de alguien que lidera todas las sesiones de ensayos, se lleva la pole, la victoria y la vuelta rápida. En aquella prueba de 2023, Mad Max le sacó 24 segundos a Lewis Hamilton, el segundo clasificado. Esta vez, el resultado final fue el mismo, el triunfo, aunque las hechuras no tuvieron nada que ver con aquellas. De hecho, Verstappen ni siquiera pudo arrancar sin tráfico por el estado de gracia de Lando Norris, y completadas las 66 vueltas cruzó la meta con solo dos segundos de ventaja sobre el británico de McLaren, que está en racha y que incluso hizo entrar la tiritona al garaje energético. El podio lo completó Hamilton, el primero para el multicampeón, mientras que Carlos Sainz terminó el sexto y Fernando Alonso lo hizo el 12º, embotellado entre el pelotón el de Aston Martin.

Verstappen aprieta, pero ya no ahoga como antes si tenemos en cuenta los detalles que dejó la décima parada del calendario, la primera de tres seguidas, que seguramente definirán a qué segunda parte de Mundial asistiremos. Si su bólido ya no arrasa, el muchacho de Red Bull no tiembla cuando sí lo hacen otros. En Barcelona, Norris dudó en el peor momento, el de la salida, donde George Russell le pilló a trasmano —a él y a Verstappen—, para ponerse momentáneamente al frente del pelotón con una deliciosa maniobra por el exterior, que le permitió zamparse tres plazas en una sola frenada. Quién sabe si embelesado por lo que acababa de hacer, el corredor de Norfolk no midió bien cuándo echar el ancla a final de recta, solo dos vueltas después, y ese error de cálculo le dejó un universo despejado al piloto de la marca del búfalo rojo, que le abrasó por fuera y se puso en cabeza, una posición que solo Norris fue capaz de poner en relativo peligro en los dos últimos giros, en los que el de McLaren, subido al prototipo que más ha mejorado a lo largo de todo el año, volvió a dejar claro que si tiene armamento puede optar a ganar cualquier batalla.

A Norris le faltaron un par de vueltas para poder echarle el gancho a Verstappen y tener opciones de repetir la machada de Miami. No obstante, al nivel que está él y su coche, las oportunidades llegarán más pronto que tarde. Ni el segundo puesto ni la vuelta rápida endulzaron el sabor amargo con el que el chaval se fue de Montmeló, consciente de haber desperdiciado una bala por culpa de esa salida calamitosa. “Aquí teníamos el mejor coche, de modo que deberíamos haber ganado”, lamentó el de McLaren, que coincidió en su diagnóstico con el vencedor. “Esta vez no éramos los más rápidos”, resumió Verstappen, que ya cuenta con 61 victorias en su hoja de servicios. En España, el líder de la tabla de puntos se encaramó al cajón por 106ª vez, exactamente las mismas que Alain Prost y Alonso.

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