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El gran dilema de Carlos Sainz para el próximo Mundial de Fórmula 1

El español, que en Montmeló arrancará el sexto, decidirá en los próximos días en qué equipo correrá a partir del año que viene

Gran Premio de España de Fórmula 1 Carlos Sainz
Carlos Sainz, durante la rueda de prensa ofrecida el jueves en el Circuito de Barcelona Cataluña en Montmeló.Alejandro García (EFE)
Oriol Puigdemont

Competir con Fernando Alonso no es fácil, pero este fin de semana, en Montmeló, Carlos Sainz recibe más atención que el asturiano, custodiado por una corteza de personas a cada paso que da, bien sea dentro del paddock como fuera, donde los aficionados no terminan de creerse que sea él quien camina, trota o corre, en función de la urgencia por escapar de la muchedumbre. Sainz afrontará este domingo (15:00 horas, Dazn) su último Gran Premio de España enfundado en el mono de Ferrari, el símbolo más universal del mundo de las carreras, que el curso que viene incorporará en su puesto a Lewis Hamilton. Una combinación explosiva, al menos en términos de marketing, que ha empujado al madrileño a tener que buscarse un monoplaza con vistas a 2025. La resaca que dejó tras de sí la operación de Hamilton motivó que el primer impulso del español fuera el de tratar de hacerse con el Mercedes que el multicampeón dejará libre, o con el Red Bull que le hubiera devuelto al mismo taller de Max Verstappen, junto a quien debutó en el Mundial (2015), en Toro Rosso. Lo que ocurre es que Mercedes perece querer apostar por un producto de la casa y muy probablemente promocione a Andrea Kimi Antonelli, un joven italiano procedente de su cantera, a la vez que el equipo energético no está para experimentos, circunstancia que le llevó a renovar a Checo Pérez. Así las cosas, el próximo destino de Sainz se intuye irremediablemente como un paso atrás, habida cuenta de que sus principales novias ocupan las dos últimas posiciones en la estadística de fabricantes, mientras que la Scuderia figura en el segundo puesto.

A menos que aparezca un comodín inesperado, las opciones del corredor son dos: Williams o Sauber. Cada una de ambas alternativas tiene sus puntos de fuerza, que los ejecutivos se han encargado de subrayar para tratar de seducir al hijo del bicampeón del mundo de rallies (1990 y 1992). Por palmarés, la escudería británica está muy por encima de la suiza, que pasa por un periodo de transformación a la espera de que Audi tome el control, en 2026. Sin embargo, el Williams de ahora no tiene nada que ver con el que brilló con luz propia en las décadas de los ochenta y noventa, con siete coronas de pilotos y nueve de constructores. Tras dejar atrás el vínculo con la familia de Sir Frank Williams, su cofundador (1997) con Sir Patrick Head, la estructura de Grove (Gran Bretaña) está en manos del fondo Dorilton Capital, que la adquirió en 2020 por 180 millones de euros. James Vowles, director de Williams, ya no sabe qué más declaraciones de amor hacer para convencer a Sainz, a quien lleva semanas señalando como su primer candidato a reemplazar a Logan Sargeant. “Es un piloto ganador, que el año pasado, contra todo pronóstico, venció a Max [Verstappen] en Singapur gracias a una actuación brillante. Es inteligente en su manera de abordar las cosas, utiliza muy bien la lógica y es increíblemente rápido”, le piropeaba el ingeniero, hace solo unos días.

El principal argumento a favor de Vowles es la alianza entre Williams y Mercedes, de quien fue director de estrategia hasta el año pasado. “Hay una razón por la que dejé Mercedes para venir aquí. Este no es el Williams del pasado, y creo que, ante todo, el hecho de que tengamos a Sainz en nuestra lista es suficientemente significativo, y demuestra hacia dónde vamos”, añadió el ejecutivo. “Estamos listos para disponer de una de las mejores parejas de pilotos [Sainz y Alex Albon] de la parrilla. Si lo conseguimos, sin duda marcará el inicio de una nueva era. Estamos invirtiendo decenas, si no cientos de millones, para llevar a este equipo donde estuvo”, se aventuraba Vowles.

En el lado opuesto se encuentra Sauber, cuya apuesta supondría una especie de impasse para el de Ferrari. La toma de posesión de Audi como fabricante no se producirá de forma inminente, y a Sainz, como es lógico, le provoca cierto vértigo qué pueda ocurrir en 2025. La formación de Hinwil (Suiza) anunció la llegada de Nico Hulkenberg, y su intención es completar la alineación con Sainz. “Creo que, en lo relativo a pilotos, ya hemos sido bastante claros. Audi entrará en la F1 en 2026, y nosotros seremos su equipo de fábrica. Esto es un proyecto a largo plazo de todo el grupo Volkswagen”, comentaba, esta misma semana, Alessandro Alunni Bravi, director de Sauber. “Estamos hablando con varios candidatos, y Sainz está entre ellos. Lo que queremos son corredores que se comprometan y que miren al futuro”, añadía el italiano.

Sainz se había centrado en coger el volante y conducir, pero ya es consciente de que ha llegado el momento de resolver la ecuación que le condiciona a él, y a otros. De su irrupción con Toro Rosso pasó a Renault (2017), después enamoró a McLaren (2019) y eso le catapultó a Ferrari (2021). Ahora debe decidir cuál será su quinta escudería en once años. “Ya es hora de tomar una decisión. Aún no sé qué voy a hacer, y por eso aún no he anunciado nada”, comenta el español, que este domingo saldrá el sexto, tras una cronometrada dominada por Lando Norris, que se llevó la segunda pole de su vida. El británico liderará la parrilla junto a Verstappen (segundo) mientras que Fernando Alonso comenzará undécimo.

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