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Alonso, segundo en el GP de Canadá, salda cuentas con Hamilton en una carrera dominada por Verstappen

El asturiano supera al británico en Montreal, donde el holandés de Red Bull iguala las 41 victorias de Senna

GP Canada F1
Fernando Alonso, Max Verstappen y Lewis Hamilton celebran después del GP de Canadá disputado este domingo en Montreal.TIMOTHY A. CLARY (AFP)
Oriol Puigdemont

Parece mentira que una temporada pudiera generar tantas cuentas pendientes como las que todavía deben resolver Fernando Alonso y Lewis Hamilton. Desde que coincidieron bajo el techo del taller de McLaren en aquel explosivo 2007, el británico y el español nunca estuvieron tan a la par como esta temporada, en la que Mercedes trata de corregir la deriva de su W14 y Aston Martin sigue alucinando con lo redondo que va su AMR23. Si la historia entre ambos se llevara a la televisión, el primer episodio rememoraría aquel Gran Premio de Canadá de 2007, en el que Hamilton estrenó su casillero de triunfos en el Mundial, en un fin de semana en el que comenzó a dar pistas muy evidentes de lo que vendría en los siguientes 15 años. En aquella carrera, el asturiano, recién coronado con Renault (2005 y 2006), se vio holgadamente superado por un novato y eso le descolocó. El resto de la historia es sabida por todos, sobre todo por Ferrari y Kimi Raikkonen, que agradeció el pique fratricida y se llevó el título, el último que luce en Maranello a día de hoy.

Este domingo, en el mismo escenario en el que la telenovela entre Alonso y Hamilton arrancó, el primero se quitó una espinita al imponerse al segundo en la gresca que mantuvieron ambos por el sinuoso circuito de Gilles Villeneuve. Las cámaras se centraron en ellos, dado que Max Verstappen volvió a salir disparado hacia su sexta victoria del curso y la 41ª de su palmarés, una cifra que le equipara en ese parámetro a Ayrton Senna, casi nada. Por lo demás, Red Bull alcanza los 100 triunfos en la Fórmula 1 con su novena cita consecutiva ganada, la tercera mejor racha de la historia. Si tenemos en cuenta el empaque del RB19 y el estado de gracia del holandés, la lógica lleva a pensar que el récord absoluto de 11, en posesión de McLaren (1988) perfectamente puede caer este año. Alonso concluyó el segundo y Hamilton se encaramó al tercer peldaño del cajón, mientras que Carlos Sainz cruzó la meta el quinto.

Montreal debía servir para dar la lectura real del salto de calidad dado por Mercedes en Barcelona, y para calibrar el efecto de las mejoras aplicadas al bólido verde. Habrá que esperar otros 15 días (Austria) para terminar de valorarlo bien, pero lo que parece evidente es que el tropiezo de Aston Martin en Montmeló fue algo puntual. El equipo de Silverstone y su principal reclamo volvieron a mostrar su mejor versión para acumular su sexto podio juntos, en un domingo en el que Alonso lo hizo todo bien menos la salida. En un instante tan crucial como ese, Hamilton jugó mejor que él con el gas y el embrague y se colocó delante, por más que el corredor de Mercedes no pudo abrir el hueco necesario para despedirse de su viejo amigo. Antes del primer tercio de la prueba, Alonso se pudo pegar a él y adelantarle gracias al poder del alerón trasero móvil (DRS) de su monoplaza. A partir de entonces y con casi 50 vueltas por delante, el asfalto se convirtió en un tablero de ajedrez del que salió vencedora la escudería de los coches verdes. Eso, a pesar de tener que correr sin las mejores cartas, porque Alonso tuvo que afrontar la última tanda de vueltas con un juego de gomas duras, mientras que Hamilton lo hizo con la especificación media, un pelín más rápida. Por si eso fuera poco, el piloto de Aston Martin se vio obligado a contenerse en las frenadas, presuntamente para evitar abrasar los discos. “Después de perder la posición con Hamilton, no me pude relajar una sola vuelta”, resumió el bicampeón del mundo, a la vez que reconoció que confiaba en poder acercarse un poco más al líder. “Esperábamos desafiar un poco más a los Red Bull; ese será el siguiente paso que debemos dar”, prosiguió Alonso, que no supo o no quiso desvelar cuál fue el motivo que le impidió soltar amarras completamente en el último tramo de la prueba: “Yo creo que no me quisieron decir cuál era el motivo para que no me preocupara”.

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