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La ‘Alonsomanía’ se desata: la marea verde inunda el circuito de Barcelona

El piloto asturiano levanta pasiones entre el público de Montmeló después de 10 años de su última victoria en F1

Fernando Alonso
Fernando Alonso, tras los entrenamientos de este sábado en Montmeló.Joan Monfort (AP)
Irene Guevara

La “Alonsomanía” jamás se fue. Esperaba, agazapada y hambrienta, el momento justo para reaparecer. Fernando Alonso ha vuelto al punto de mira de la F1 tras los buenos resultados de esta temporada, que lo colocan tercero en el mundial. Con 41 años, más que viviendo una segunda juventud, sigue siendo un niño a manos de su nuevo Aston Martin. Casi dos décadas después de sus dos títulos como campeón del mundo con Renault (2005, 2006), la antigua marea azul se ha teñido de color verde en los circuitos de esta temporada. Y este fin de semana corre en casa: el Gran Premio de España de Fórmula 1 rememorará aquellas épocas doradas del asturiano, según las estimaciones de asistencia de público, a pesar del pronóstico de lluvia. El Circuit de Barcelona-Catalunya espera una participación similar a la del GP de 2022, donde 277.836 espectadores llenaron el fin de semana.

Sus fans -y él- sueñan con la victoria número 33: cinco podios en seis carreras y tercero en el mundial a 12 puntos de Checo Pérez, que sigue a rebufo de Max Verstappen, el vigente campeón del mundo. Uno de los mejores arranques de temporada de su carrera respecto a podios -no en cuanto a puntos- ha catapultado el fanatismo por Alonso.

Las redes sociales han iniciado una ola donde rebosan memes sobre “la 33″, sus mecánicos pelirrojos o cualquier acción del asturiano que llame la atención. La mayoría de sus vídeos en TikTok tienen millones de visualizaciones, con 12 millones el más visto. La emoción de sus aficionados por ver a Fernando ganar otra vez ha despertado el fantasma de la marea azul de 2005 y 2006, pero esta vez de manera intergeneracional: desde quiénes vivieron los primeros años de Alonso hasta aquellos que no habían nacido aún.

El Aston Martin de Fernando Alonso, en la recta de meta del Circuit de Barcelona-Catalunya, el viernes.
El Aston Martin de Fernando Alonso, en la recta de meta del Circuit de Barcelona-Catalunya, el viernes.AFP7 vía Europa Press (AFP7 vía Europa Press)

La última victoria del piloto de Asturias en F1 fue vestido de rojo Ferrari (2010-2014) en el GP de España de 2013. Desde entonces, la suerte no ha estado de su lado. Abandonó el cavallino rampante por el proyecto de McLaren-Honda (2015-2018), que no cuajó, y se despidió anticipadamente de la categoría reina para volver después de dos años en otras competiciones automovilísticas. En 2021 se reencontró con su primer amor: el equipo francés Renault, rebautizado como Alpine (2021-2022). Pero terminó en ruptura tras el fracaso de “el plan” y, ahora, Aston Martin le ha devuelto la ilusión con “la misión”.

Incluso sin actividad en la pista, el público se adentraba el pasado jueves en el Circuit. Caretas de Fernando, acentos de todos los rincones del país, personas enfundadas en banderas asturianas. La gente se aglomeraba para comprar una camiseta con el 14 en la espalda, mientras otros esperaban su turno para entrar al Pitwalk habitual. Delante del box número 33, entre cánticos de “Fernando Alonso” y “33″, con los dos coches de Aston Martín esperando a correr, Alonso salía a recibir a sus fans de las manos de sus dos mecánicos: Matt Watson y Mikey Brown. El primero, conocido en redes sociales como “zanahorio”, un fenómeno impulsado por los fans del asturiano que desencadenó vítores durante el Pitwalk y algún que otro regalo al mecánico en referencia a su apodo.

Fernando Alonso, con su Aston Martin.
Fernando Alonso, con su Aston Martin.AFP7 vía Europa Press (AFP7 vía Europa Press)

A primera hora del viernes, las colas para el parking atestiguaban un largo día. Algunos aficionados llenaban las gradas con gorras verde y verde lima, mientras otros aparcaban su silla y sombrilla en la pelouse, aunque la mayoría se agolpaban delante del escenario de la Fan Zone, donde el asturiano salió a recibirlos. Sobre las tablas y ante la pregunta de la presentadora sobre si podía ganar este domingo, el público coreaba “sí se puede”. Él se mostraba cauto, y recordaba la posibilidad de lluvia sobre el circuito, aunque afirmaba que estaría en Aston Martín “un par de años más”. Durante los primeros libres, que terminaba en sexta posición, las gradas le aplaudían a su paso, mientras que por la tarde devolvía el optimismo a los aficionados con un segundo puesto. En todo el viernes, 58.421 espectadores inundaron Montmeló, según datos del Circuit de Barcelona-Catalunya.

El sábado, sin embargo, las nubes sobre los alrededores del circuito servían como aviso para la FIA, que durante la mañana proporcionaba un juego extra de intermedios a los equipos. La lluvia no fue impedimento para los asistentes, que llenaban las gradas y la pelouse como si de un domingo de carrera se tratase. Durante la tercera tanda de libres, los pilotos apenas pudieron dar unas vueltas sobre los neumáticos lisos. La lluvia empezaba a caer y la gente se colocaba sus chubasqueros y se escondía bajo los paraguas. En la Fan Zone, Pedro de la Rosa, embajador de Aston Martin y antiguo piloto de F1, agradecía a los aficionados el apoyo a los de verde. Los alonsomaníacos cogieron aire durante la clasificación, ya sobre seco, y Alonso, en un último suspiro y con solo una oportunidad, consiguió tan solo la novena posición.

La organización aguarda que al acabar el fin de semana se logren los récords de asistencia en el circuito. Roger Torrent, el presidente del Circuit y conseller de Empresa y Trabajo de la Generalitat, aseguró en el acto de presentación del GP que esperaban más de 100.000 personas estos tres días. Con dos tribunas más que el año pasado, los 121.667 espectadores del domingo del GP de 2022 podrían superarse. La cifra récord de sus 32 años de historia recae, sin embargo, en 2007, con 140.700 personas.

“La 33 está difícil, pero corro en casa”, aseguraba Fernando. Desde el Gran Premio de Mónaco, el asturiano ya tiene un pie en el podio. Este fin de semana la marea verde le acompañará en cada curva, donde tendrá que superar a los Red Bull -y a quien se sume al baile- para conseguir que el trofeo se quede en casa.

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