Verstappen se da otro paseo triunfal y Mercedes se quita de en medio a Ferrari y a Aston Martin
El doblete en el podio de Hamilton y Russell pilla a trasmano a Sainz (quinto) y Alonso (séptimo) en el GP de España
La versión más tirana de Max Verstappen no impidió que la mayor parte de la atención se centrara en la resurrección de Mercedes, que emergió como un torpedo en Montmeló para firmar el primer doble podio de la temporada para la marca de la estrella. A la espera de que las próximas pruebas confirmen la impresión que dejó el Gran Premio de España, el paquete de actualizaciones que se le aplicaron al W14 en Mónaco, la semana pasada, invitan a pensar en una recuperación casi milagrosa del fabricante alemán. Por más que el título esté más que encaminado hacia casa de los Verstappen, si se confirma la irrupción de Mercedes en la pelea por la zona alta de la tabla, eso dará vidilla a un campeonato prácticamente visto para sentencia a favor de Mad Max.
Subido a uno de los monoplazas más dominantes de la historia con los números en la mano —el RB19 ha liderado 401 vueltas de las 417 que se han completado en las siete primeras citas—, el piloto de Red Bull no dejó ni las migajas desde que el viernes salió a rodar en el Circuit, un escenario idílico inolvidable para él. Allí se metió a codazos en la historia del certamen, hace siete años, al estrenar su casillero de victorias en su primera cita enfundado en el mono del equipo energético, como sustituto de Daniil Kvyat. Fueron muchos los que cuestionaron entonces la decisión de la escudería del búfalo rojo. Hoy, nadie sabe dónde están.
Si tenemos en cuenta que Montmeló sigue siendo el mejor termómetro para calibrar el potencial de los bólidos, Red Bull tiene coche para ganar este Mundial y puede que el que viene, habida cuenta de que no se vislumbra ningún cambio radical de normativa. Este fin de semana, Verstappen arrasó con todo, desde los ensayos libres hasta el cronometrado para después ponerle la guindilla con una carrera brillante, sin ninguna fisura, que le llevó directo hasta su quinto triunfo del curso, con la vuelta rápida de regalo. La superioridad del prototipo de Milton Keynes (Gran Bretaña) no es nueva, pero pocas veces se hizo tan evidente como en el trazado barcelonés, donde el actual campeón se dio un atracón hasta quedarse casi dormido al volante.
Con este panorama, la novedad la protagonizó la pareja de corredores de Mercedes, que hace menos de 10 días les dio la vuelta a las Flechas de Plata con la esperanza de encontrar la luz al final del túnel en el que se metió hace más de un año. La segunda plaza de Lewis Hamilton y la tercera de George Russell son un indicativo bastante evidente de la revitalización de la tropa de Brackley (Gran Bretaña). La nueva versión del coche ya no es solo rápida, sino que el buen trato que dispensa a las gomas abre un buen abanico de posibilidades a nivel estratégico. Si nos guiamos por lo ocurrido en la pista, no es precipitado pensar que la mejora del fabricante de Stuttgart supone, en consecuencia, el estancamiento de Ferrari y Aston Martin.
Ni la segunda plaza que Carlos Sainz pudo mantener en el momento de la arrancada fue suficiente para retener el empuje de los dos Mercedes y de Checo Pérez, que comenzó el undécimo y terminó el cuarto. A pesar del esfuerzo hecho en Maranello para muscular el SF-23, Sainz concluyó el quinto, a 45 segundos del ganador. Fernando Alonso, por su parte, no tuvo ritmo en ningún momento y finalmente fue el séptimo, justo por detrás de Lance Stroll, su compañero, en el peor gran premio de esta temporada para Aston Martin. Con este resultado, la estructura de Silverstone pierde la segunda plaza en la estadística reservada a los constructores, que ahora pasa a ocupar Mercedes.
“La verdad es que no esperábamos un resultado tan bueno como este. Tengo que quitarme el sombrero ante el trabajo que se ha hecho en la fábrica. Estoy abrumado”, resumió Hamilton, quien, a pesar de su subidón de moral, terminó a más de 24 segundos de Verstappen. “Aún tenemos a estos chicos demasiado lejos, pero confiemos en acercarnos a ellos en las últimas carreras. Hemos dado un salto de calidad, pero necesitamos otro”, añadió el británico. “Me han dado un gran coche; solo así es posible pasar del 12º puesto, al tercero”, convino Russell. “Mercedes es una amenaza real; tienen a dos grandes pilotos y no hay que subestimarles nunca. Han dado un paso adelante como ha quedado claro. Por algo tienen siete títulos”, definió Christian Horner, director de Red Bull.
Frustración española
Muchos de los 125.000 aficionados que se congregaron en Montmeló lo hicieron con alguna prenda de Aston Martin o Ferrari, en función de si su interés iba más enfocado a Fernando Alonso o a Carlos Sainz. El asturiano, ganador en este escenario tanto con Renault como con Ferrari, llegaba al trazado barcelonés, donde precisamente logró su último triunfo (2013), tras la segunda plaza alcanzada en Mónaco hace una semana. El madrileño, con el subidón que le supuso la primera línea que se trabajó el sábado.
Completadas las 66 vueltas de la carrera, ambos coincidieron en su sensación de frustración por no haber podido ofrecerles a sus aficionados nada mejor que una quinta plaza (Sainz) y una séptima (Alonso). “En ningún momento tuvimos ritmo. Ese fue el gran problema. No tuvimos posibilidad de alcanzar a los Mercedes y a los Ferrari, y hay que entender por qué”, declaró Alonso, quien, a pesar de todo, mantiene la tercera plaza de la tabla general, con 12 puntos de margen sobre Hamilton. “Hice todo lo que pude para mantener el podio, pero los Red Bull y los Mercedes estaban en otra liga. Hoy no pude ni defenderme bien, y eso me deja un poco frustrado”, remachó Sainz.
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