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Así se celebró el pase a la final de la Eurocopa en el autobús de España: visita de Griezmann, cerveza y ‘Potra salvaje’

La selección festejó en el estacionamiento del estadio, a escasos metros del vehículo de Francia

Los jugadores de la selección española celebran el paso a la final en una imagen distribuida por RFEF.Foto: PABLO GARCÍA | Vídeo: IMÁGENES CEDIDAS POR LA RFEF
David Álvarez

Pasada la medianoche, por las puertas abiertas del autobús de la selección española aparcado en los bajos del Allianz Arena se escapaba las notas de Potra salvaje, la canción fetiche de los futbolistas en la Eurocopa, la banda sonora también de la alegría del pase a la final de Berlín del próximo domingo (21.00, La1). La música llevaba unos minutos retumbando en los soportales, hasta el vehículo de Francia, estacionado apenas diez metros a su izquierda, en el mismo silencio en el que sus futbolistas abandonaron la zona mixta. Entonces el tema de Isabel Aaiún alcanzó el estribillo y los jugadores españoles elevaron un punto las voces y marcaron el ritmo de los versos aporreando las lunas: “Soy una potra salvaje / que va de viaje / a lo desconocido”.

Fue poco después de que salieran del estadio Kylian Mbappé, que desapareció lejos de la zona de aparcamiento, y Antoine Griezmann, que se subió durante unos minutos al autobús de España, donde tiene muchos conocidos. Habían sido también los únicos futbolistas franceses que se habían detenido a atender a los periodistas. Cuando el jugador del Atlético de Madrid bajó la escalerilla y enfiló al fin el camino hacia el suyo, comenzó la sesión musical a todo volumen en el transporte de España, con las puertas abiertas al lado del que abordó Griezmann.

Se había ido llenando con el goteo de futbolistas y miembros del cuerpo técnico que se escurrían tras los bastidores de la zona mixta y eran recibidos a la puerta del recinto por los abrazos del presidente de la federación, Pedro Rocha; el presidente de la Asociación Española de Futbolistas Internacionales, Fernando Giner; y Paco Noguera.

“Como una potra salvaje / que en el oleaje / no pierde el sentido”, retumbaba, mientras miembros del equipo de seguridad de la selección pedían a los empleados del estadio que cerraran las puertas del recinto para dificultar el seguimiento del festejo desde la zona de prensa.

Salieron charlando tranquilamente Ferran Torres y Ousmane Dembélé, excompañeros en el Barcelona, que se entretuvieron juntos unos segundos entre los dos vehículos antes de abrazarse e ir uno rumbo a la fiesta, y el otro, al velatorio. Detrás avanzaba Pedri renqueante, con la rodilla izquierda que le lesionó Kroos inmovilizada. Se abrazó brevemente con Dembélé y subió la escalerilla con cierta dificultad.

Hasta que por fin apareció Unai Simón, el más rezagado, cuya habitual seriedad resaltaba más al contraste con la pequeña discoteca que se filtraba al aparcamiento. Quédate, de Quevedo, se escapaba hacia el autobús francés. Atravesó también Mbappé de vuelta al suyo, y se cerraron ya las puertas del vehículo español, que aún no se movía. Tampoco el de Francia, que finalmente fue el primero en arrancar, a las 0.35. El del equipo de Luis de la Fuente le dio un minuto y medio de ventaja y ya entonces se puso en marcha rumbo a su hotel en Unterschleissheim, una pequeña localidad de unos 25.000 habitantes al norte de Múnich, adonde se llega desde el estadio en un cómodo trayecto de 15 minutos sin necesidad de atravesar la ciudad. A por la cena, el resto de la fiesta, y el descanso y la recuperación necesarios para la final del domingo. “Soy una potra salvaje / que va de viaje / a lo desconocido”.

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Sobre la firma

David Álvarez
Sigue la información del Real Madrid y la selección española en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de la sección de Deportes. Ha cubierto los Juegos Olímpicos, el Mundial de fútbol y la Eurocopa. Antes trabajó en ABC, El Español, ADN, Telemadrid, y La Gaceta de los Negocios. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra.
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