Georgia y República Checa suman y sueñan
La actuación estelar de Mamardashvili ayuda a la única debutante a mantenerse con vida de cara a la última jornada de su grupo
Georgia y República Checa empataron y en la igualada encontraron un hilo de vida para anclarse a la ilusión de entrar en los octavos de final y un problema porque tendrán que ganar en la última jornada para llegar al objetivo. Los primeros se cruzarán con Portugal, los segundos con Turquía, así que nada les resultará sencillo. Las tablas llegaron en un duelo que ambos planteaban con la urgencia del triunfo, sobre todo los checos, que ya habían hecho cuentas y les salían muy claras: visto que, tal y como se barrunta, con tres puntos el pase de ronda está casi cerrado pocas oportunidades mejores que sumarlos ante Georgia, la única debutante del campeonato, clasificada a través de la gatera del grupo de marías de la Liga de las Naciones. Pero los checos pincharon en hueso. Y hasta debieron sentirse afortunados al final porque en la última jugada del partido Georgia tuvo el triunfo en las botas de Lobjanidze, pero al delantero del Atlanta United le tembló la paletilla al definir.
El peso del partido correspondió a los checos. No tanto el control. Partieron mandones y a lo largo de los noventa minutos sometieron a diferentes fases de asedio a su esforzado y limitado rival, que apenas empezó a estirarse con el balón en los pies a partir de la media hora de juego. Siempre amenazó la República Checa con su potente delantera, con Hlozek y Schick, dos campeones de la Bundesliga con el Bayer Leverkusen. El primero, con menos presencia en el equipo de Xabi Alonso, marcó mediada la primera parte, pero el VAR detectó que lo había hecho con el brazo. Fue una de las pocas veces que no topó con Mamardashvili, descomunal bajo palos, sobre todo en una parada a disparo de Schick justo antes del descanso. Para entonces, justo en la acción anterior, ya había marcado Georgia, que optimizó sus escasas incursiones en ataque y llegó al gol tras un penalti señalado por un golpeo del balón en el brazo del central checo Hranac. Mikautadze no falló desde los once metros.
El partido transcurría sin muchas noticias de Kvaratskhelia, el astro del Nápoles, que transitó por el partido primero excitado y, después, agotado. En realidad tampoco era un partido sencillo para él, preocupado por tapar espacios más que por manejar la pelota en un contexto de pico y pala para su equipo. Porque los checos empujaron. Se fueron al remate con una prole de futbolistas cargando el área. Y encontraron el gol en un saque de esquina que Lingr cabeceó al palo y Schick empujó a la red.
A Georgia le dolió el gol porque poco antes tuvo cerca el segundo tanto en una contra conducida por Kvaratskhelia que Mikautadze remató sin tino. A partir de ahí sintió que el empate tampoco estaba tan mal. El empuje checo además le dio valor. Hubo más vigor que juego en esa porfía. Y una mala noticia cuando Schick se tuvo que ir lesionado, además con muy mala pinta porque una lesión muscular en un gemelo cuando se trata de un torneo corto como la Eurocopa es, en realidad, un pasaporte al dique seco. Buscó el triunfo la República Checa, pero casi lo encuentra Georgia en la última jugada del partido, una contra ante un rival volcado. Tampoco hubiera sido justo. Pero esto va de puntos. Los que ambos equipos deberán sumar en la última jornada del grupo si no quieren hacer las maletas.
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