La Francia de Mbappé retoma la bandera de la multirracialidad
En 1998, los campeones del mundo que lideraba Zidane ya fueron un referente de diversidad, como lo fue este domingo el actual capitán
En 1998, tras conquistar como anfitriona la Copa del Mundo, la selección francesa fue entronizada como referente de multirracialidad. La mezcla de jugadores con ascendencia magrebí (Zidane), antillana (Thuram), oceánicos (Karembeu) y de futbolistas autóctonos como Dugarry, Barthez o el actual seleccionador Didier Deschamps le dio a Francia su primer Mundial de fútbol. El segundo, en Rusia, en 2018, con los Mbappé, Griezmann, Kanté, Pogba, Lloris o Giroud fue la confirmación de que el mestizaje puede ser tan ganador como enriquecedor.
Este domingo, a un día del debut ante Austria en Düsseldorf (21.00 TVE), y ante la amenaza de que se repita en las elecciones legislativas del próximo 30 de junio el triunfo que cosechó en los comicios europeos el Reagrupamiento Nacional presidido por la ultraderechista Marine Le Pen, Mbappé retomó para la selección tricolor la bandera de la diversidad y la convivencia multicultural que alzaron los internacionales del 98. “No me gustan los extremos, los que dividen”, advirtió el flamante fichaje del Real Madrid en la sala de prensa del coqueto Arena Stadion de Düsseldorf.
Criado en el suburbio parisino de Bondie, el discurso de Mbappé estuvo encaminado a tomar el testigo de Zinedine Zidane como emblema y capitán de la selección gala para oponerse al ultranacionalismo. Zidane ya cargó contra Jean Marie Le Pen, padre de Marine, en las elecciones de 2002 después de que este cuestionara la pureza identitaria de la selección del 98. “Hay que pensar en las consecuencias que puede tener votar a un partido que no corresponde para nada con los valores de Francia. Soy francés. Mi padre es argelino. Estoy orgulloso de ser francés y estoy orgulloso de que mi padre sea argelino”, proclamó Zidane, que apoyó al conservador Jacques Chirac. En 2017, como entrenador del Real Madrid, en una rueda de prensa, Zidane también se posicionó en contra de Marine Le Pen y pidió el voto para Emmanuel Macron. “Mi posición es la misma que en 2002″, dijo entonces.
Elegido por Deschamps como capitán tras el Mundial de Qatar, Mbappé estrena hoy el brazalete en una gran competición de selecciones. Durante la semana ha tenido que lidiar con un asunto que ha ido in crescendo en las habitaciones y las salas comunes del retiro francés a las afueras de Paderborn. Primero fue Ousmane Dembélé el que el jueves hizo un mero llamamiento al voto masivo. El sábado, Marcus Thuram —su padre Lilian fue integrante de la selección de 98 y es un reconocido activista de causas solidarias e integradoras— fue más directo. “La situación es triste, muy grave. Me enteré de la victoria del Reagrupamiento Nacional después del partido del domingo contra Canadá y todos estábamos un poco conmocionados en el vestuario. Tenemos que decirle a todo el mundo que vaya a votar y que luche a diario para que no gane el RN”, expresó el atacante del Inter de Milán. Este es íntimo de Mbappé desde que ambos coincidieran en las categorías inferiores de la selección francesa. Su capitán le defendió: “No creo que haya ido un paso más allá. Hablaba de valores, de diversidad, de tolerancia y de respeto. Para mí, no fue demasiado lejos. Creo que todavía estamos en un país donde hay libertad de expresión y él dio su opinión y estoy de acuerdo con él”.
Si el sábado la federación francesa invitó en un comunicado a no politizar la selección y el domingo Deschamps anunció que como seleccionador no hablará del tema hasta después de la Eurocopa, Mbappé terminó por romper la baraja. “Muchas veces decimos que no hay que mezclar la política con la escucha. Estoy de acuerdo cuando se trata de asuntos rutinarios, pero cuando se trata de situaciones como esta es muy importante”, advirtió Mbappé.
Esperado como la gran estrella de esta Eurocopa y como el jugador destinado a gobernar sobre el campo a Francia, Mbappé no considera que sus manifestaciones ni las de sus compañeros influyan en el desempeño de equipo. “Somos muy conscientes de la importancia del partido ante Austria. Estamos en una competición para defender los colores de nuestro país”, zanjó.
Unas molestias en la rodilla y en la espalda han mantenido a Mbappé fuera de algunos entrenamientos. En el del jueves, estuvo en el gimnasio. Emergió de la bocana del vestuario en los minutos finales, cuando sus compañeros disputaban uno de esos intensos partidillos a campo reducido. Después de intercambiar algunas palabras con los fisios y formar unos autógrafos a los voluntarios de la organización, Mbappé se situó en un costado del campo. Concentrado y en silencio seguía cada acción del juego. Emulaba a un capitán comprobando el estado de la tropa antes de entrar en combate. Solo jaleó un disparo de Griezmann al poste, una chilena de Giroud y varios regates de Dembélé. Todos ellos ejemplo de la Francia multirracial que Mbappé defendió ayer.
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