Radiografías y curas en lo alto de un puerto: tecnología médica y militar para el pelotón
La empresa Comitas ofrece en la meta de cada etapa de la Vuelta una unidad móvil con servicio de radiodiagnóstico
Antes de acabar la segunda etapa, el director médico de la Vuelta llamó a la Unidad móvil medicalizada que siempre aguarda en las metas, donde están los trabajadores de Comitas. “Dylan Van Baarle, dorsal 8 del equipo Visma. Una caída de costado…”, empezó a decir. Suficiente para que el equipo de galenos pusiera en marcha el protocolo. O, lo que es lo mismo, activara el equipo de radiodiagnóstico (rayos-X) a la espera de la llegada del corredor. Cinco minutos más tarde, ya con las imágenes, el doctor del equipo Visma, el director médico de la Vuelta y los galenos que estaban conectados vía satélite (o internet, dependiendo de lo remoto que esté el lugar) entendieron que el ciclista no podía seguir en carrera, que tenía microfisuras en la pelvis que le impedían la movilización completa. Fue el primer diagnóstico y paciente de esta Vuelta -el año pasado se llegaron a hacer más de 80 placas a unos 55 pacientes-, una ayuda que desde el pelotón agradecen, pues con ellos en la meta no tienen que desplazarse a ningún hospital, todo un engorro dependiendo del lugar en el que finalice la etapa, en ocasiones en lo alto de un risco. Ayer, sin embargo, sumaron otros dos, pues Rigoberto Urán (EF) -se retiró de la carreta- y Andreass Kron (Lotto) también pasaron por boxes.
El servicio de Comitas nació en 1996 como respuesta a una necesidad de las Fuerzas Armadas, pues en ocasiones los soldados se encontraban en el mar, en el desierto o en zonas incomunicadas, por lo que tener un hospital a cuestas era un alivio. Así, en ese año, se estrenaron como apoyo al Ejército de Tierra EMET desplegado en Mostar (Bosnia-Herzegovina) en operaciones de mantenimiento de paz. La comunicación directa con los médicos, como ocurre ahora, fue con el Hospital Militar Central Universitario Gómez Ulloa de Madrid. Fue cuestión de tiempo que se expandiera el servicio a barcos, universidades, residencia de mayores, poblaciones lejanas y penitenciarias. También, desde el curso anterior, a la Vuelta.
En ocasiones no es sencillo llevar el coche a lo alto de los puertos, tarea del especialista en conducción Félix García. A su lado siempre viaja María Expósito, técnica de la unidad, además de Julián Cesteros, jefe de desarrollo de negocio, y los comerciales Ignacio Martínez y Pablo Antuña, que suelen estar en las salidas de las etapas para explicar el maletín que utilizan en caso de que tengan que actuar lejos del camión. “Es como la unidad móvil pero no tiene los rayos-X”, cuenta Cesteros; “comunicación satélite, baterías de carga, cámara de exploración para la laringe, pantalla para videoconferencia con el médico, monitor de los signos vitales (saturación en la sangre, oxígeno, electrocardiograma, tensión…), un Iriscopio para el ojo, estetoscopio, sonda ecográfica, otoscopio (oídos) y dermatoscopio (piel)”.
En la unidad móvil, en cualquier caso, también tienen cambiador, baño, camilla profesional de quirófano, aire acondicionado… Y es para todos los que lo necesiten, pues aunque solo tres ciclistas del pelotón la ha utilizado hasta el momento, sí que han atendido a un chico de la organización que se cayó de la moto, a un trabajador que se pilló la mano con una grúa… “El servicio de radiografía que proporciona Comitas añade una capacidad de diagnóstico fundamental”, concede el director de la Vuelta, Javier Guillén; “en un evento ciclista, desgraciadamente, se producen caídas y poder realizar una imagen radiológica en el entorno de la carrera da la capacidad a los equipos de identificar lesiones óseas de cualquier tipo, sin necesidad de que los corredores tengan que desplazarse hospitales cercanos”. Tecnología punta y militar para el pelotón.
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