_
_
_
_

Lieja-Bastoña-Lieja: el retorno de los divos del ciclismo

El duelo entre Mathieu van der Poel y Tadej Pogacar, intocables por separado, marcará el domingo la Decana, el último monumento de la primavera

Pogacar, delante, y Van der Poel, descendiendo el Poggio en la San Remo
Pogacar, delante, y Van der Poel, descendiendo el Poggio en la San Remo.Fabio Ferrari/LaPresse (LAPRESSE)
Carlos Arribas

Son los patrones, y es tan grande su gracia y tan rácana, de divos de ópera, la frecuencia con que la muestran que su sola participación convierte a una carrera en un acontecimiento, que se hace excepcional cuando ambos coinciden, como lo será este domingo la Lieja-Bastoña-Lieja, la reina de las Ardenas, y el más viejo monumento del ciclismo (desde 1892, cuando la bicicleta era un invento reciente, en el calendario), donde se dirimirá el duelo tan esperado, tan necesario y tan raro, Mathieu van der Poel-Tadej Pogacar. Dos amigos.

Más de 110 días de 2024 han transcurrido y solo en seis, seis pruebas de un día, se ha puesto el dorsal para competir en carretera Mathieu van der Poel. Seis carreras de un día, elegidas con el mismo espíritu de José Tomás, que antes de decidir si torea una corrida visita a los toros propuestos en el campo, los mira fijamente a los ojos y la respuesta, las reacciones químicas, que reciban sus neurotransmisores en el cerebro le dictará un sí o un no. Y la química de los sentimientos apenas engañó al nieto de Poulidor, que ganó a su estilo, ataque lejano, soledad superior, tres clásicas de pavés y montes —E3, Flandes y Roubaix—, quedó segundo en la Gante-Wevelgem y décimo en la Milán-San Remo tras ayudar a ganar a su amigo Jasper Philipsen. Justamente la Classicissima, y ya hace un mes, el monumento más abierto y más complicado de dominar, es la única carrera en la que ha coincidido hasta ahora este año con Pogacar, más escaso casi aún. Aunque el esloveno cuenta con más días de competición (nueve), solo ha participado en tres carreras. Dos de un día (victoria a lo Pogacar, o a lo Van der Poel, el mismo sello, la misma superioridad sola desde cualquier distancia, en las Strade Bianche; un tercer puesto en la San Remo) y siete días en una Volta que convirtió en un repertorio de miniclásicas: cuatro etapas ganadas a su estilo y la general, claro.

Los dos ganan igual diciendo adiós a un pelotón perplejo y derrotado cuando sus piernas se lo dicen. Algunos periodistas le preguntan a Pogacar, que espera llegar a Lieja —”mi monumento favorito”, dice—de nuevo tres años después de su victoria (en 2022 no participó por la muerte de su suegro; en 2023 se cayó y se retiró: en ambos años ganó Evenepoel), si lo que nos espera, lo que desea la afición, es que ambos, a la vez, de la mano, ataquen a 300 metros de la cima de La Redoute, como le gustaba a Merckx, a 35 kilómetros de Lieja, y se la jueguen en la recta final junto al puerto. “Ni lo sueñen”, advierte el esloveno. “Esto no es ni Roubaix ni las Strade. Y será una carrera muy abierta. No solo estaremos los dos”.

La Decana (254 kilómetros, las 10 cotas, y un col, nueve de ellas, las más sonoras, Forges, Stockeu, La Redoute, La Roche aux Faucons, las más marcadas por los grandes nombres del ciclismo, Merckx, Hinault, amontonadas en los últimos 90 kilómetros) será, accidentalmente, un aclarado casi perfecto para dejar el escenario y los focos en la pareja. La madre de todas las caídas ciclísticas del siglo, la del descenso de Olaeta en la Itzulia, dejó heridos, y aún en rehabilitación, a Primoz Roglic y Remco Evenepoel, dos de los Seis Fantásticos (con Pogacar, Van der Poel, Van Aert y Vingegaard) que han revolucionado el ciclismo en la década, dos habituales de los lugares y siempre brillantes en las colinas y valles del Mosa.

El belga se impuso los dos últimos años (el último, el de la caída de Pogacar que frustró otro duelo que debería haber sido memorable), mientras que el esloveno ganó en el Quai de las Ardenas de Lieja en 2020, en lo que constituyó quizás el acta fundacional de la llamada Generación de la Pandemia. Fue la carrera que creyendo ganada Julian Alaphilippe (efímero miembro del grupo de los fantásticos: dos Mundiales, varias caídas tremendas y au revoir) celebró antes de tiempo levantando los brazos. Roglic alargó la bici por debajo del sobaco del francés, mientras que Hirschi, segundo, obstaculizaba a Pogacar, tercero, tras la descalificación posterior del francés. Cuarto fue Mohoric. Aquel 4 de octubre (la única Lieja otoñal, debido a la covid) registró la única participación de Van der Poel en la Lieja. Terminó sexto, a solo 14s del quinteto que se jugó la victoria en un recorrido en el que nunca lo hacen mal los escaladores que luego triunfan en el Tour y en el que quizás no pueda destacar como sobre el pavés su técnica sobresaliente y su pedaleo machacón de potencia desorbitada en esfuerzos muy repetidos pero nunca muy largos. Territorio Pogacar como también Flandes es territorio Van der Poel (y Pogacar le derrotó allí, en su Viejo Quaremont, en 2023). Son divos. Nada humano (aunque aparentemente inhumano) les es imposible. “Si no estuviera seguro de que puedo ganar ni siquiera estaría aquí”, dice el neerlandés. En su visor, la cuarta muesca de un monumento en su culata (solo le faltaría el Lombardía para el pleno) y el 1973 de Merckx, el año en el que el Caníbal se impuso en Flandes, Roubaix y Lieja. Ninguno, ni antes ni después, lo ha conseguido.

La Lieja, el monumento de las cuatro victorias de Valverde, es la clásica en la que los españoles, tan escaladores, se han sentido menos extraños. Debería ser el terreno de Carlos Rodríguez y Juan Ayuso, los jóvenes que se afirmaron en la Itzulia, pero no estarán. No entra en su calendario, ni tampoco en el de veteranos como Enric Mas. Como tampoco estará Mikel Landa, siempre regular en las Ardenas, que se rompió la clavícula en la Itzulia. El joven Roger Adrià (destacado en la Amstel) y los veteranos Pello Bilbao y Ion Izagirre cargarán con el peso de la representación española en la Decana. El martes 23, en Romandía, Mas y Ayuso reemprenderán su camino hacia el Tour.

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_