Pogacar hace escala en la Volta
El colosal ciclista de UAE afrontará en Cataluña su única carrera por etapas del curso antes de atacar el mastodóntico reto del Giro y el Tour
A Joxean Fernández, Matxín, director deportivo del UAE, le hicieron los ojos chiribitas cuando vio al joven a Tadej Pogacar (Klanec, Eslovenia; 25 años) sobre la bicicleta, un objetivo que no dejaría pasar. Sus evolución y resultados con el Rog-Ljubljana esloveno de la categoría Continental le hicieron dar el paso, por lo que en 2019 lo fichó para el UAE. Pocos meses después, Matxín se reunió con el corredor y trazaron un ambicioso plan deportivo a largo plazo que, sin embargo, Pogacar ha devorado, doble ganador del Tour (2020 y 2021), un Flandes, dos Lombardías, una Lieja… Este año tocaba rizar el rizo.
“Hace mucho tiempo que nos dijimos que cuando alcanzara los 25 años sería el momento de afrontar por primera vez una doble gran vuelta. El objetivo es el Tour, pero también tiene la ambición del Giro”, explica Matxín por teléfono. Una noticia que hace unos meses, en un hotel de lujo de Benidorm, aclaró el corredor: “El Giro es una de mis carreras favoritas porque está cerca de Eslovenia. Y cuando éramos niños, nos encantaba subir a ver las etapas. Tengo uno de los mejores recuerdos del Giro cuando Luka Metgec consigue una etapa en Trieste. Y yo estaba allí, fue un momento inolvidable”. Será el reto que solo siete ciclistas hollaron en la historia -Coppi (1949 y 1952); Anquetil (1964); Merckx (1970, 1972 y 1974); Hinault (1982 y 1985); Roche (1987); Indurain (1992 y 1993); y Pantani (1998)-, la idea de que las nuevas generaciones no tengan que acudir a la hemeroteca o a YouTube para ver tal proeza, también el objetivo en el entrecejo de Pogacar que, como rodaje -bien entendido porque no sabe salir a correr sino a ganar- tiene escala en la Volta, la única carrera por etapas que disputará este curso a excepción de sus citas con Italia y Francia. “Elegimos la Volta por fechas y porque no la ha corrido nunca, lo que le da un plus de ambición para ser competitivo y tratar de ganarla”, resuelve Matxín.
Después de 147 días de asueto competitivo, Pogacar volvió a ponerse un dorsal el pasado 2 de marzo en la Strade Bianche, jornada en la que avisó en la salida, gallardo él, que atacaría a 80 kilómetros para después cumplir con su palabra y llevarse el cetro. “Hemos hecho una planificación diferente porque es un calendario diferente”, conviene Matxín. Una pretemporada sin demasiados días fuera de casa -ha hecho mucha bici de gravel por Mónaco- para que no se le hiciera monótono y así poder estar con su familia, además de las concentraciones en España (en diciembre en la Nucía y en enero en Jávea, donde se entrenó con el bloque de corredores que empezaban tarde su curso, como Ayuso, Majka, Almeida o Sivakov). “Aunque siempre tiene ganas, también ha tenido un gran grado de madurez para entender los motivos y seguir con el plan”, esgrime Matxín; “porque no queríamos forzar para que llegara con solo 10 días de competición al Giro y con 31 al Tour. Es la planificación que consideramos idónea”.
Revisando los datos, los vatios, el lactato, el consumo, la fatiga… y teniendo conocimiento de cómo es la persona y la capacidad que tiene para ser competitivo y agresivo, además de para recuperar tras los esfuerzos, UAE limitó las apariciones de Pogacar, buscando hacer unas pocas altitudes y, sobre todo, encontrar dos picos de forma física. “El primero después de la Volta y el segundo tras el Giro”, constata Matxín. Más que nada porque el reto es mayúsculo. “Pero el Giro y el Tour son distantes entre sí y se puede. Mucha gente lo ha hecho”, subraya el director deportivo de UAE. Eso opinan en el pelotón. “Colega, honestamente deberías tomarte las cosas con más calma. Aún eres joven. Un año más puede marcar un mundo de diferencia. Pogacar, haz el doblete Giro-Tour en 2025″, le sugirió con humor y en las redes sociales Geraint Thomas (Ineos) después de anunciar que también afrontaría la doble empresa. “Si alguien puede hacerlo ese es Pogacar”, señaló su compañero Tim Wellens. “Puede ganar las dos”, sentenció Majka, con el que también comparte mallot. “Me estás asustando”, se animó a escribirle Van del Poel (Alpecin), corredor con el que se vio las caras este fin de semana en la Milan-San Remo.
Puede que Pogacar sea el ciclista mejor pagado del planeta -seis millones, por los 4,5 de Roglic y 4 de Vingegaard; lista que cierra en el top-ten Carlos Rodríguez con 2,5- y que pensar en ganar dos grandes en un año, con la explosión del ciclismo actual sea algo tan homérico como ilusorio. Pero Pogacar, acostumbrado a hacer exhibiciones al estilo de la vieja escuela, con ataques en solitario y a muchísimos kilómetros de meta, capaz de hacer tiritar la dictadura del Jumbo Visma (ahora Visma-Lease), todavía no conocesus límites. Un extraterrestre entre superhéroes como Evenepoel, Roglic y sobre todo Vingegaard. Un ciclista, además, que espera iluminar la Volta frente a otros grandes como Sepp Kuss (Visma), Thomas y Egan Bernal (Ineos), también Enric Mas y Nairo Quintana (Movistar). Es una escala de kilates, una parada antes de las curvas.
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