Equipo Movistar, tecnología con alma, Enric Mas y Nairo Quintana

“Tecnología con alma” sería el lema de Telefónica, que cumple 100 años en 2024, y que su presidente, José Luis Álvarez Pallete –delgadez extrema de runner concienzudo, ojeras profundas y oscuras de responsable último de una empresa tan importante que es un asunto de Estado permanente— repite con la habilidad de quien transmite un eslogan aunque no lo parezca en un escenario, el de la sede del siglo XXI de su compañía, que es un canto al átomo cuántico en un universo conectado sin cables, representado por dos bailarinas que son burbujas de plata en un escenario ante una pantalla gigante interactiva e hiperactiva, rodeado de ciclistas, representantes máximos del deporte más antiguo, el de resistencia y lucha agónica. El dividendo llegará por añadidura.

Si no son el alma, sí, al menos, el corazón acelerado y el músculo tenso, carne y hueso. Son Enric Mas, Nairo Quintana, Oier Lazkano, Iván Romeo, cada uno, una cultura, un poso, un sueño. Todos llegan a Madrid después de 12 días concentrados en Calp, iluminados por una charla motivadora el último día de Juan Carlos Unzue, el exfutbolista del Barça y el Sevilla que lucha contra la ELA, la enfermedad incurable de las neuronas motoras que lentamente le paraliza el cuerpo y aviva el espíritu, el alma.

Es la presentación del Movistar, el mejor equipo ciclista español, el único en el WorldTour, la Champions del ciclismo que admite solo a 18 escuadras, que comenzará en 2024 su 14ª temporada patrocinado por Telefónica.

Tanto ha crecido el coste de un equipo del WorldTour –los últimos datos proporcionados por la Unión Ciclista Internacional (UCI) señalan que el presupuesto oficial total de los 18 equipos asciende a 500 millones de euros, unos 28 millones de media por equipo, con diferencias notables entre unos y otros, entre los 20 millones de los menos dotados, como el Astana, y los más de 40 del trío todopoderoso, UAE, Jumbo (ahora Visma) e Ineos—que, pese a contar con el mejor espónsor posible, el conjunto de Eusebio Unzue no puede con su presupuesto competir con los más grandes. Lejana la posibilidad anhelada de un segundo patrocinador, el equipo ni siquiera tuvo capacidad económica para fichar a Carlos Rodríguez, la estrella del futuro en el Tour, que prefirió seguir en el Ineos, un traspié que, paradójicamente, supuso un bien. Haciendo de la necesidad virtud –si no podemos fichar figuras, creémoslas—el equipo ha incrementado el presupuesto, la ambición y hasta 10 el número de especialistas –biomecánicos, nutricionistas, analistas, entrenadores—del departamento de rendimiento, antes marginal, que dirigen Iván Velasco y Xabier Muriel.

“Es el único camino que merece la pena, no solo conseguir buenos resultados, sino hacer crecer a los corredores jóvenes que tenemos”, explica Iván Velasco, quien habla del potencial magnífico de algunos de los 10 fichajes del año, como los españoles Pelayo Sánchez y Carlos Canal, o el gran paso adelante que sigue dando Oier Lazkano o el gran salto de Iván Romeo, que se sorprende a sí mismo de la capacidad de su motor, mayor aún de lo que se creía. “Entramos así en la misma dinámica de los equipos punteros y logramos también que los corredores se sientan más motivados y comprometidos”.

Uno de los nuevos entrenadores es David Barranco, doctor en Ciencias del deporte y profesor de la Universidad Europea de Madrid. “El Movistar tenía una imagen de un equipo un poco tradicional en estos temas. Con el nuevo grupo hemos dado un pasito hacia adelante en asuntos como la nutrición, el análisis del rendimiento, el trabajo en el túnel del viento con material, bicicletas, tejidos, el control de los pequeños detalles, las ganancias marginales”, explica Barranco, quien es el entrenador asignado a Nairo Quintana en su regreso al equipo. “El avance en todos los campos es imparable. No paran de surgir novedades. Es casi imposible estar al día. Exceptuando a los portentos, hay tanta igualdad entre los corredores, cuestión de segundos, que cada mínimo detalle es importante. Se trata de rascar vatios de todos los sitios posibles”.

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