Titan Desert: Cuando el ciclista retirado se niega a que le quiten el dorsal y se pelea en mountain bike por el desierto saudí
Pruebas como la celebrada esta semana en Arabia acogen con agrado a corredores exprofesionales que se resisten a prescindir de la competición en su vida cotidiana
Hay ciclistas que dejan el profesionalismo y se permiten, al fin, el lujo de engordar. Otros, en cambio, llevan tan mal la idea de no volver a pegarse un dorsal que, incluso alejados de la élite dan con la manera de perpetuar el estilo de vida que tanto les apasiona. El ejemplo más evidente, ahora mismo, sería Alejandro Valverde, uno que a sus 43 años recuerda a todo el que desee escucharle que no sigue compitiendo en el World Tour porque no le dejan. El murciano ha encontrado su oasis en el gravel, modalidad que reparte maillots arcoíris y emociones a profesionales y retirados. Otro de su estirpe es Haimar Zubeldia, que atiende la llamada de este periódico tumbado en unas instalaciones “dignas de ver, en mitad del desierto, en Arabia Saudí (en el noroeste del país, junto al Mar Rojo)”.
“Aprovechamos para descansar porque nos levantamos cada día a las seis de la mañana para así esquivar un poco el calor”, explica el guipuzcoano al que todos asocian de naranja Euskaltel de la mano de Iban Mayo y tratando de molestar a Lance Armstrong. Zubeldia no se impuso este viernes en la general final de la Neom Titan Desert de Arabia Saudí por algo menos de medio minuto, honor que recayó finalmente en Enrique Morcillo, ibicenco profesional de la especialidad de mountain bike. En tercer lugar finalizó Luis León Sánchez, uno que anunció su retirada del mundo profesional durante la pasada Vuelta: “Imagina lo fuerte que está que hace nada estaba entre la élite. En cuanto le coja el truco a la arena y las dunas nos va a hacer sufrir mucho”, ríe Zubeldia. Tampoco ha faltado el ilustre Triki Beltrán, ex gregario del mismo Armstrong, o Lluís Mas, en activo en el Movistar y buscando una manera más divertida de entrenarse lejos de sus rutas habituales. En la categoría femenina, Ariadna Ródenas no solo se impuso con solvencia, sino que finalizó decimotercera de la general absoluta.
La edición saudí es una franquicia de la Titan Desert Original, que se celebra en Marruecos desde 2006 a instancias de Juan Porcar, cuya idea era crear un París Dakar para ciclistas de montaña. El ex piloto de Fórmula 1 Jaime Alguersuari estuvo en el proyecto inicial, y según explican desde el gabinete de prensa de RPM Sports, las actividades relacionadas con el ciclismo predominan en su catálogo de ofertas. “Fue Arabia Saudí, a través de su proyecto bautizado como Neom quien nos contactó para ser una franquicia de la Titan Desert (existe una tercera en el desierto de Tabernas, Almería). De hecho, en ese mismo desierto ya se habían celebrado pruebas de triatlón, escalada, baloncesto o voleibol agrupadas bajo el título Neom Beach Games”, explica el servicio de prensa de RPM Sports. Neom es una ciudad que no existe. Es, de hecho, una promesa de ciudades futuristas cuyo diseño puede asociarse a imágenes distópicas. Uno de ellos, bautizado como The Line, promete “una revolución en la forma en la que entendemos la civilización, alimentada al 100% por energías renovables y con un 95% de su terreno destinado a la naturaleza. Una ciudad lineal (...) donde la salud y bienestar de sus habitantes será la prioridad”.
Arabia Saudí, uno de los 20 países más ricos del mundo, observa una de las últimas monarquías absolutas que existen en el planeta: esto pisotea la mayor parte de los derechos humanos y de las libertades fundamentales de sus ciudadanos (de las mujeres, especialmente) y condena a muerte, por ejemplo, a los homosexuales o a los disidentes que se manifiestan públicamente. A cambio, no escatima en recursos económicos para dar a conocer sus proyectos (y blanquear su imagen), muchas veces a través de la organización de eventos deportivos de todas las tallas, desde el Mundial de fútbol de 2034, a grandes fichajes de futbolistas para su liga como Cristiano Ronaldo o Karim Benzema, también la celebración de la Supercopa de España, o el Rally Dakar, un Gran Premio de Fórmula 1 o a la creación de un nuevo circuito de golf.
Haimar Zubeldia luce fino como un galgo, y en apariencia sigue tan en forma como en sus mejores años, y esto a pesar de que se echó a un costado en 2017. “Sigo montando mucho en bici, pero cuido menos la alimentación y me permito muchas más alegrías que antes. Tengo que reconocer que me cuesta mucho dejar de competir, alejarme del mundo de la bici, que es mi vida. Ahora, la bici ha evolucionado tanto que encontramos diferentes maneras de montar sin que llegue a hacerse tedioso. A mí la carretera me atrae mucho, es mi referencia, pero me lo paso como un niño pequeño con la bici de gravel y con la bici de montaña. Combinar todas estas facetas hace que me siga gustando salir y competir”, se sincera. Zubeldia sigue tan de cerca el mundo de las dos ruedas que trabaja para el fabricante de vestimenta ciclista Etxeondo como enlace entre la firma y los equipos que lucen su logotipo. “Y también soy embajador de Orbea”, recuerda. Difícil olvidar la Orbea naranja y negra que se hizo famosa en medio planeta gracias a su quinto puesto en el Tour de 2003. “Al margen de los proyectos futuristas que aquí se manejan, la belleza del recorrido de la prueba es incontestable. Hay tramos en los que se puede rodar de forma cómoda y rápida, y otros donde es preciso conocer trucos y saber descifrar la arena para avanzar sin que el ejercicio se convierta en suplicio. Aquí llevamos tracks en el gps para que nadie se pierda ni se salte los puntos de avituallamiento líquido, mientras que en la prueba de Marruecos hay más libertad para navegar y elegir la mejor ruta, aunque existan puntos obligados de paso”.
Un año después de crearse, la Titan Desert recibió las visitas de ciclistas tan ilustres como Abraham Olano o Melchor Mauri, y después llegaron muchos otros como Miguel Indurain o Roberto Heras: para algunos se trataba de un guiño a su ilustre pasado; para otros, la oportunidad de estirar varios años más una forma de entender la vida. La única que han conocido. Pero el grueso del pelotón que compite en las diferentes categorías planteadas, queda seducido por la posibilidad de vivir una aventura ciclista en entornos tan exigentes, desconocidos y atractivos como los desiertos.
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