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Jaque de la NBA europea a la Euroliga a los 25 años de su rompedor nacimiento

La gran competición europea de clubes ve peligrar ahora la continuidad de sus mejores equipos

Angel Colmenares
Juan Morenilla

En su fiesta de cumpleaños, la Euroliga ha recibido la visita de alguien que no estaba invitado a probar la tarta. La gran competición europea celebra esta temporada los 25 años de su rompedor nacimiento, en 2000-01, y durante el curso ha festejado el aniversario con la elección de los mejores jugadores de esta época y las acciones y momentos más espectaculares. Pero en medio del confeti ha encajado un golpe que parece la respuesta al que dio hace un cuarto de siglo. Entonces convenció a buena parte de los mejores equipos del continente para soltarse de la mano de la FIBA y crear una competición casi cerrada que partió con 16 fundadores (durante el primer año convivió con la Suproliga de la federación internacional) y que ahora cuenta con 13 equipos con licencia: Real Madrid, Barcelona, Baskonia, Olympiacos, Panathinaikos, Anadolu Efes, Milán, Fenerbahçe, Maccabi, Zalgiris, CSKA, Asvel y Bayern Múnich. Hasta que 25 años después, la FIBA se ha rearmado con el socio más potente en el mundo de la canasta, la NBA.

Las licencias de los equipos de la Euroliga finalizan en 2026, justo cuando el gigante estadounidense planea desembarcar en Europa. Y los movimientos se suceden en los despachos en todas las direcciones. La Euroliga renovó recientemente el potente contrato de patrocinio con IMG, que estaba vigente desde 2016, hasta 2036, un acuerdo que se leía también como un compromiso de los clubes para permanecer unidos. La firma de esponsorización engordó las arcas de la Euroliga en un momento crítico por los cantos de sirena de la NBA, justo antes de anunciarse el pasado 28 de enero otro acuerdo de mucho calado: Abu Dabi pagará 25 millones de dólares por ser sede del 23 al 25 de mayo de la Final Four de la Euroliga, “una expansión histórica hacia nuevos mercados globales”, según el comunicado de la organización que preside el exbaloncestista Dejan Bodiroga (jugó en el Madrid y en el Barcelona). “Es un hito para la Euroliga y un paso significativo en nuestra estrategia de crecimiento global”, comentó Paulius Motiejunas, director ejecutivo de Euroleague Basketball, el ente que organiza la Euroliga y la Eurocup.

Real Madrid y Olympiacos, dos poderes tradicionales, votaron en contra de un acuerdo que suponía llevar a Asia la gran final del baloncesto en Europa. El conjunto blanco ha sido tres veces campeón de la Euroliga desde el año 2000, igual que el Maccabi, por cinco títulos del Panathinaikos, cuatro del CSKA y dos del Olympiacos, el Efes y el Barcelona. La readmisión de los equipos rusos, excluidos por la guerra en Ucrania, es otro de los agentes de peso en las negociaciones.

Madrid Barcelona Euroliga

La Euroliga ha sentido durante los últimos años la inevitable sombra de la NBA. En los meses anteriores ha mantenido conversaciones con los rectores estadounidenses para entrar en un negocio al que no cierran las puertas. Pero las posiciones económicas han estado muy alejadas y ahí ha aparecido con fuerza FIBA Europa bajo la presidencia del español Jorge Garbajosa. “Con un gran producto y grandes equipos, si no eres sostenibles, sufres la amenaza de desaparecer. Hay muchos aficionados e equipos históricos. No hay razón para no tener un producto más atractivo y comercial”, analizó el dirigente madrileño, expresidente de la Federación Española de Baloncesto. “La NBA ha detectado una debilidad y ha decidido venir de la mano de la FIBA”, añadió.

La chequera manda en el baloncesto americano y en el europeo. La Euroliga es una competición potentísima, de enorme gancho baloncestístico, la segunda mejor del mundo después de la NBA. Aunque más de un equipo sufre para cuadrar las cuentas. El Madrid perdió 27 millones de euros cuando hace dos cursos fue campeón de Europa, producto sobre todo de las primas pactadas con los jugadores, además de los gastos de logística. Otros conjuntos como el Unicaja, campeón de la Champions de la FIBA, renuncian a poder jugarla porque como equipo invitado, sin licencia permanente, no recibirían ingresos por derechos de televisión y los ganancias por entradas no cubrirían los viajes y la necesidad de reforzar la plantilla y renovar los contratos. La fiesta del mejor baloncesto en Europa no es para todos. Y de repente un invitado sorpresa ha llamado a la puerta.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.
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