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El peor Baskonia de la historia de la ACB juega una final en Bilbao tras un inicio decepcionante de curso

Con tres victorias y seis derrotas ligueras, el equipo vitoriano ahora entrenado por Pablo Laso no había empezado tan mal en el campeonato doméstico desde hace 42 años

Markus Howard y Andreas Obst
El baskonista Markus Howard, con el balón, ante Andreas Obst, jugador del Bayern Múnich.ANNA SZILAGYI (EFE)
Jon Rivas

Se juega en Miribilla el derbi vasco de la ACB (Bilbao Arena, 12.30, Movistar), un partido que, en circunstancias normales no suele tener color, porque a pesar de la rivalidad, del empeño del Bilbao Basket por competir a la altura del Baskonia, suele decantarse del lado del más poderoso, que es el conjunto vitoriano, con algunas excepciones. Pero esta vez será, para los hombres de Pablo Laso, eso que en fútbol es tan habitual llamarlo “final”. Entre otras cosas, porque después de una semana de Euroliga con dos partidos —victoria ante el Fenerbahçe y derrota en Múnich—, el equipo baskonista llega a la cita con su peor comienzo en la Liga desde 1982.

Aquella temporada, el club vitoriano había regresado a la máxima categoría, y dirigido por Juan Pinedo e Iñaki Iriarte, en la novena jornada sumaba dos victorias, cinco derrotas y dos empates, cuando todavía podían acabar igualados los partidos. Más de cuatro décadas después, el balance es similar: tres victorias y seis derrotas. El colapso ante el Valencia Basket el pasado 1 de diciembre en el Buesa Arena (91-116) ha hecho tocar fondo al Baskonia, que supera por poco al equipo de 1980, que cayó a la Segunda División, después de llegar a la misma jornada con dos victorias y siete derrotas.

Tras la victoria frente al Fenerbahçe del martes, en la que el Baskonia ofreció una buena imagen, Laso exhibía sus sensaciones. “Ni el otro día me fui jodidísimo ni hoy contentísimo. No me gusta esto de la montaña rusa, esta inestabilidad. No la quiero”, confesaba. Se mostraba más tranquilo que tras la debacle contra el Valencia, cuando lanzó una velada amenaza, sin concretar nombres, a los componentes de su plantilla. “Somos un club que nos caracterizamos por estar siempre en el mercado. Y yo también soy de los que piensa que a veces la plantilla mejora quitando”. Justificó sus palabras refiriéndose a su responsabilidad personal. “Como entrenador a veces tienes que tomar decisiones que son drásticas o importantes para la dinámica de grupo”, decía. “No creo que multar, un ejemplo tonto, a un jugador cambie la dinámica. Debemos quitarnos la losa de pararnos en cuanto cometemos un error y seguir trabajando”.

No era el primer toque de atención de Laso, que desde las primeras jornadas venía advirtiendo que el equipo no funcionaba como él esperaba. “Todo el mundo debe reflexionar. Si les pego una charla y me dicen sí a todo y luego no lo hacen… ¿para qué vale? Deben aprender lo que han hecho mal”, acusaba tras la derrota liguera frente al Andorra (91-95), el 5 de noviembre.

Sin embargo, la situación del equipo vitoriano no es coyuntural. La temporada pasada, el Baskonia se quedó, por primera vez desde la creación de la Liga ACB, fuera de los playoff para el título. El desgaste que supone la Euroliga influye en los resultados del torneo doméstico, y en el club que dirige Josean Querejeta, parecen apostar más por la competición continental, en la que el equipo se metió la pasada campaña en el playoff, para caer después ante el Real Madrid.

Pablo Laso es el duodécimo entrenador del Baskonia desde noviembre de 2012. Por el eléctrico banquillo de Zurbano han pasado Zan Tabak, Sergio Scariolo, Marco Crespi, Ibon Navarro, Velimir Perasovic —dos veces—, Sito Alonso, Pablo Prigioni, Pedro Martínez, Dusko Ivanovic —dos veces—, Neven Spahija y Joan Peñarroya antes que el entrenador vitoriano, lo que habla también de la inestabilidad en las estructuras del club.

Y esta tendencia conlleva otros riesgos, como la posibilidad de volver a quedarse fuera de la Copa del Rey en Las Palmas por cuarta vez en los últimos seis años. Para entrar entre los ocho primeros, y obtener una plaza, suele ser habitual tener que llegar a las nueve victorias en el momento del corte y tener, además, un buen balance de puntos, así que los números hablan de que el Baskonia tiene que ganar seis o siete de los ocho partidos que faltan, algunos tan complicados como el de Unicaja o el Real Madrid.

Los números no acompañan al equipo baskonista, catastrófico en defensa, con una media de más de 93 puntos recibidos por partido (839 en total) y un -39 que pesa como una losa, una marca que solo mejora las del Força Lleida y el Leyma Coruña, los dos recién ascendidos con el mismo balance de victorias y derrotas, una menos que las de los dos últimos clasificados, Breogán y Girona.

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