Los Celtics aspiran a marcar una era tras romper la sequía con su 18º título
Tatum y Brown se sobreponen a las críticas, lideran a los Celtics para conseguir un nuevo anillo y aspiran a mantener el dominio de la NBA
El triple desde su propio campo de Payton Pritchard quedará inmortalizado en la leyenda de los Celtics. Esa canasta sobre la bocina al borde del descanso, la más lejana en la historia de las finales de la NBA, dejó sentenciado el título. El partido siguió hasta el definitivo 106-88, pero la final estaba decidida. Con su triunfo sobre los Dallas Mavericks, los de Boston tocaron el cielo con su 18º campeonato. Eso les sitúa como el equipo más laureado de la NBA, por delante de los Lakers, los eternos rivales, que tienen 17. Una marea verde celebró la reconquista de la gloria en las calles de Boston, la ciudad de Estados Unidos donde el baloncesto se vive con mayor pasión, y que quiere abrir una nueva era de títulos.
“Odio que los Celtics tengan ahora oficialmente más campeonatos que nosotros”, tuiteó la leyenda de los Lakers Magic Johnson tras el partido. La rivalidad entre los Celtics de Larry Bird, Robert Parish y Kevin McHale y los Lakers de Magic Johnson y Kareem Abdul-Jabbar marcó el baloncesto de la década de 1980 —antes del advenimiento de Michael Jordan en los noventa—. Pero mientras que los Lakers habían logrado seis títulos desde 2000, los Celtics solo habían disfrutado del de los Big Three (Paul Pierce, Kevin Garnett y Ray Allen) en 2008, que rompía una sequía que duraba desde 1986, cuando Larry Bird ganó su tercer anillo.
La mayoría de los títulos de equipo de Boston son en blanco y negro, de cuando no existía internet ni las redes sociales y se fumaba en el vetusto Boston Garden. Aquel pabellón, en cuyo solar hay ahora un rascacielos, se derribó en 1998, al terminarse el moderno TD Garden, justo al lado. En el nuevo recinto, los Celtics solo habían celebrado ese campeonato de 2008, conquistado otro 17 de junio, contra los Lakers de Kobe Bryant y Pau Gasol.
El dúo de Jayson Tatum y Jaylen Brown, los líderes del equipo campeón, se conecta así con Larry Bird, con Kevin Garnett y leyendas de los Celtics, como Bill Russell. Los Jay son dos talentos naturales del baloncesto, pero que han tenido que sobreponerse a las críticas, las decepciones y los fracasos.
“Creo que hemos aprendido de todos nuestros errores. Todas nuestras adversidades nos han hecho más fuertes, más duros”, declaró al acabar el partido Jaylen Brown, elegido mejor jugador de las finales. “Todos los momentos en los que nos quedamos cortos, en los que defraudamos a la ciudad y a nosotros mismos, todo eso recopilado es lo que nos ha llevado a este momento. Y hace que nos sintamos mucho mejor por haber tenido que pasar por todo el viaje, la angustia, la vergüenza, la pérdida, para llegar a la cima de la montaña”, añadió.
Liberación
El título es una liberación para los Celtics, pero sobre todo para esa pareja de la que se decía que no podían jugar juntos, que no tenían carácter para ganar un título. Los Celtics pagaron la inexperiencia en la final de la NBA de 2022 contra los Golden State Warriors de un Stephen Curry en estado de gracia. El año pasado, a un paso de una remontada histórica en la final de la Conferencia Este contra Miami Heat, Tatum se lesionó en el séptimo y definitivo partido y Brown no dio la talla. Ambos se conjuraron para mejorar y volver a lo más alto.
La columna vertebral del equipo campeón es la misma de hace dos años, pero con dos nuevas piezas clave: Jrue Holiday, que ha reforzado la defensa y ya fue campeón con los Bucks, y el pívot letón Kristaps Porziņģis, que aporta poderío bajo los aros y versatilidad en ataque. Joe Mazzulla ha construido un bloque sólido en ataque y en defensa, cuidando las transiciones, según dice haber aprendido del Manchester City de Guardiola. Con 35 años se ha ganado al vestuario (el pívot Al Horford, otra de las referencias del equipo, tiene 38). Es el técnico más joven que se corona desde el mítico Bill Russell en 1969, cuando era jugador-entrenador. Los Celtics han sido los mejores en la temporada regular y en los playoffs, hasta el 4-1 de las finales frente a los Mavericks de Luka Dončić.
La última dinastía de la NBA fue la de los Warriors, con seis finales y cuatro títulos en ocho años, entre 2015 y 2022. En las últimas seis temporadas, la NBA ha tenido seis campeones diferentes. La pregunta ahora es si el título abrirá una era de gloria para los Celtics. Se la hicieron a Brown el lunes: “Creo que tenemos una oportunidad. Nos lo tomamos día a día. Definitivamente, tenemos que asegurarnos de mantenernos saludables. Pero disfrutaremos del verano, del momento, y volveremos a ello el año que viene”, contestó.
Esa oportunidad pasa por mantener la sintonía entre Tatum y Brown. Tatum ha sido elegido como parte del quinteto ideal de la NBA, pero Brown se ha llevado el premio al mejor de las finales. Incluso el entrenador de los Mavericks, Jason Kidd, pareció intentar sembrar la discordia en los rivales al proclamar en plenos enfrentamientos que, a su juicio, Brown era el jugador más valioso de los Celtics.
Compañeros de fechorías
Tatum ha disfrutado del título como un niño. Esos intentos de dividir a la pareja no han funcionado. Eran conscientes de que solo juntos podían entrar en la historia de los Celtics. Tras recibir el premio individual, Brown proclamó enseguida: “Comparto esto con mis hermanos y mi compañero de fechorías, Jayson Tatum. Estuvo conmigo todo el camino, así que compartimos esto juntos”, dijo antes de fundirse con él en un abrazo. Tatum se lo agradeció luego: “Nuestro principal objetivo era ganar un campeonato. No nos importaba quién se llevara el MVP de las Finales. Sé que lo necesito en este viaje y él me necesita a mí. Fue genial verle tener ese momento y compartirlo con él. Estoy muy feliz por él. Bien merecido. Se lo ha ganado”, dijo en la rueda de prensa posterior al partido.
Mazzulla ha sido clave para gestionar el buen ambiente de la plantilla. El lunes, cuando el partido se acercaba a su fin, fue sustituyendo uno por uno a las figuras del equipo para que se llevasen el homenaje de un TD Garden totalmente entregado. Los aficionados corearon M-V-P tanto a Brown como a Tatum, aunque solo uno podía llevarse el premio.
De toda la plantilla de los Celtics, el único que repetía anillo era Jrue Holiday, que ya ganó el título con los Milwaukee Bucks. Su fichaje, una carambola para que Damian Lillard pudiera llegar a Milwaukee, se ha revelado un gran acierto. Pese a las oropelas de All-Star, es sobre todo un jugador de equipo: solidario, sacrificado y eficaz. No abusa de los lanzamientos, pero ha tenido un porcentaje de acierto en tiros de campo de más del 50% y de más del 40% en triples, algo que no ha alcanzado ningún otro de los habituales. Además, es una referencia defensiva, cuya última víctima ha sido Kyrie Irving, el enemigo público número uno de los Celtics. En todo eso se le parece Derrick White, que ha dado el salto a la titularidad como un jugador fiable e inasequible al desaliento. Los Celtics negocian una extensión de su contrato para mantener el quinteto titular el mayor tiempo posible.
El otro fichaje del año fue el pívot letón Kristaps Porziņģis. Con sus 2,18 metros ha aportado jerarquía bajo el aro y versatilidad en ataque, pues es un buen triplista. Su punto débil siempre han sido las lesiones. Los Celtics han tenido resultados igual de buenos con él de baja gracias al veterano Al Horford, que se mantiene en un increíble estado de forma para sus 38 años. Si Porziņģis sigue pasando por la enfermería y Horford empieza su ocaso, los Celtics pueden tener un problema.
Las restricciones y penalizaciones presupuestarias dificultan mantener a un equipo como los Celtics durante mucho tiempo, pero todas las piezas clave de Boston tienen contrato para la próxima temporada, en la que ya figuran como favoritos en las apuestas. Repetir título, se ha demostrado, no es cosa fácil en estos tiempos de máxima igualdad en la NBA. Los Celtics tendrán un camino más difícil que el de este año en el Este, donde las sucesivas lesiones de Jimmy Butler, Giannis Antetokounmpo, Damian Lillard, Donovan Mitchell y Tyrese Haliburton fueron allanando su camino. Y, si repiten final de la NBA, puede que sea ante un rival del Este al que no le puedan tomar la medida tan fácilmente como a Dallas. Aun así, tras el primer anillo en 16 años, los Celtics tienen ahora el reto de ganar dos títulos consecutivos, algo que no consiguen desde 1969. Ni siquiera Larry Bird lo logró. Tatum y Brown, los compañeros de fechorías, están dispuestos a intentarlo.
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