El mediofondo español saca pecho en el Mundial de Nanjing
Esther Guerrero, Mariano García y Adrián Ben se clasifican para la final de 1.500m en la cita china


Brama el estadio cuando Jakob Ingebrigtsen, el atleta que dobla sus objetivos en cada campeonato, se coloca en la línea de salida. El noruego no selecciona. Siempre que puede, corre. Y en Nanjing (China), como dos semanas antes en Apeldoorn, tiene previsto intentar proclamarse campeón en 1.500m y 3.000m, como también lo intentó, en 1.500m y 5.000m, en los Juegos de París. Y cuando ya ha resuelto su primera carrera con un par de acelerones y una victoria incontestable, quizá más veloz que en otros campeonatos, el hombre que aspira a igualar a Haile Gebrselassie, doble campeón en 1999, pasa raudo por la zona mixta y, cuando ya se iba, alguien le lanza una última pregunta: “Jakob, ¿no estás decepcionado al ver que no están tus rivales olímpicos?”. Y el noruego, brazos en jarras, sonríe y responde a la gallega: “¿No lo estamos todos?”.
Un poco a lo Ingebritgsen, pasando de la última a la primera plaza, Mariano García, el mismo que dijo que iba a Nanjing a derrotar al noruego, sonríe en la cola del grupo al ver que lo llevan en carroza en una serie de 1.500m, la cuarta, inusualmente lenta. Pepe Peiró, el seleccionador, le grita desde la grada, cuando ya llevan media carrera, que siga así, que esté tranquilo ahí atrás. Así que el murciano de Cuevas de Reyllo afila los cuchillos y cuando considera oportuno, acelera y se pone al frente. A partir de ahí, un 400m en 51,39s con el que nadie puede. “Después del 800, casi el 1.000, he pasado hacia adelante, sin tirar fuerte, guardándome balas para la última vuelta, que iban a venir como locos, y entonces he aprovechado mi velocidad y he acabado fuerte”.
Mariano, que ya fue campeón del mundo indoor en 800m, explica su carrera al lado del portugués Isaac Nader, que se prepara en Soria con Enrique Pascual, justo después de saber que el otro español, Adrián Ben, también estará en la final. Y entonces añade: “Espero que disfrutemos de la final de los hispanos contra Jakob”. La clasificación de Ben no ha sido tan placentera. El centollo de Viveiro corrió la primera serie en 3m 36,95s, su mejor marca de siempre para este atleta que ha hecho su palmarés en los 800m, y le toca esperar hasta la última eliminatoria para confirmar que también estará en la final del domingo (13.15, Teledeporte).
Esther Guerrero, sabia y combativa, eligió coger la cabeza y manejar la velocidad a su antojo. La apuesta le salió bien a la catalana, que acabó tercera y se clasificó por puestos para su segunda final consecutiva de un Mundial bajo techo. La de Banyoles agradeció que la selección viajara con cinco días de antelación. “Creo que estamos todos adaptadísimos”, dijo Guerrero, como pudieron decirlo también los tres españoles, integrantes del grupo de inconformistas que decidieron seguir después de Apeldoorn en busca de revancha y que lograron este viernes la clasificación para las semifinales de 800m. Lorea Ibarzabal, Josué Canales y Álvaro de Arriba no perdonaron. “Las cosas fáciles no se me suelen dar bien, pero las difíciles las gestiono mejor, y hoy tenía en carrera al campeón y subcampeón de Europa”, explicó el salmantino De Arriba.
Guillem Crespí también cumplió. Después de acabar sexto en Apeldoorn, el velocista de Barcelona que no tiembla en los grandes escenarios pasó a las semifinales y ahí logró un digno quinto puesto (6,64s). A los corredores de 400 les pasó lo contrario que a los mediofondistas. Los subcampeones de Europa de 4x400 no brillaron en el Cubo de Nanjing. Mark Fernández no pudo competir por una lesión y Manuel Guijarro, que lo tenía muy complicado por la calle 2, acabó sexto en su serie.
Andy Díaz, uno de tantos cubanos europeizados, agarró la primera medalla de oro en Nanjing. Sin el español Jordan Díaz, el campeón olímpico y europeo en 2024, ni el portugués Pedro Pablo Pichardo, su sombra en el podio, el italiano ha arrasado esta temporada invernal. Primero triunfó en el Europeo de Apeldoorn y ahora florece en Nanjing con un gran salto de 17,80m, el cuarto mejor brinco de la historia bajo techo (y a tres centímetros del mejor de Europa, del sueco Christian Olsson) y nuevo récord de Italia, que le colocó muy por encima del resto. El chino Yaming Zhu, segundo, acabó a casi medio metro (17,33m). El tercero, el brasileño Almir Dos Santos, fue descalificado por usar unas zapatillas prohibidas por World Athletics desde noviembre de 2024, una decisión que permitió al valenciano Marcos Ruiz acabar duodécimo (16,20m).
El cubano de La Habana llegó a su nuevo país tutelado por Fabrizio Donato, medallista olímpico y toda una institución en el atletismo italiano, que le enseñó a entrar en la tabla mejor incluso que Jordan Díaz y Pichardo y le dio un techo cuando dormía al raso a las puertas de la oficina de inmigración en Roma. Ahora, después de acabar tercero en los Juegos de París, ha venido su coronación, a los 29 años, para este saltador de 1,92m que ha arrebatado el récord patrio a su mentor en una final que resolvió en el primer intento.
Un fogonazo en un Mundial de luces y sombras. Un campeonato con tres lanzadoras por encima de los 20 metros en la final de peso (venció la canadiense Sarah Mitton con 20,48m) y solo un saltador, el surcoreano Sanghyeok Woo, por encima de 2,31 en la altura. O una final de 60m en la que el británico Jeremiah Azu logra acabar invicto una temporada con Europeo y Mundial, donde venció con una nueva marca personal (6,49s), y un pentatlón que abre la puerta para dos países: Finlandia, con su primera campeona en pruebas combinadas (Saga Vanninen), e Irlanda, que por primera vez coloca a un atleta (Kate O’Connor) en esta suma de especialidades.
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