El ‘boom’ de Josué Canales, estrella mundial de los 800 metros, llega hasta Boston
El atleta catalán de 23 que acaba de batir el récord nacional con la mejor marca conseguida en el mundo en los últimos cuatro años compite el domingo en la capital de Massachusetts
![Josue Canales, en los Juegos Olímpicos de París.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/5LFARBGD7JE25HXEA7KDNHYBUM.jpg?auth=7acb98cc9cf5e7119542d12c6dd88699dcce20bff4e088587acf155a395aabac&width=414)
![Carlos Arribas](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fe3f9d365-91a0-4554-a5c4-70f3bf1ea029.png?auth=e6426bc0be73ca7a1a032b8f3a5a8f5479303facc987fc5270aa197eb094c06b&width=100&height=100&smart=true)
Doctor Josué y míster Canales, podría decirse, pues, cuando habla de sí mismo, Josué Canales (Distrito Central, Honduras, 23 años) se describe como una persona tímida que se transforma cuando compite, corre para atrapar las luces que en el borde de la pista le señalan el ritmo de los récords, acelera, acelera, y atrapa a las luces y las sobrepasa, y gana a todos, y celebra como el futbolista que ha marcado un gol, y pone de pie a las gradas que, contagiadas, estallan jubilosas. Corre con la cabeza baja, los pies ligerísimos, los pies de Ulises, y pasos cortos, y una frecuencia tan alta que solo a cámara lenta pueden contarse sus pasos. Y su ídolo es Muhammad Alí, el más grande. Y luego dice: “¡La que he liado, pollito!” Y Andreu Novakosky, su primer entrenador, suspira y se emociona, y dice: “Está en un flow especial…”
“En la pista, y no solo celebrando, me dejo llevar por el instinto, por la adrenalina tan intensa. Corro con ganas de vaciarme, de ir hasta donde lleguen las piernas. Estas estrategias las llevo dentro. Mejor kamikaze que táctico. No tengo miedo a reventar, a agarrarme un pajarón. Me gusta ser front runner, ir en cabeza cambiando el ritmo para que no me adelanten, estilo David Rudisha, salvando las distancias claro”, dice Canales, el gran boom mundial de los 800m en este comienzo de invierno, que este domingo competirá contra algunos de los mejores del mundo en la reunión de Boston (21.04, TDP). “Luego, no me gusta verme, pero sí sentirlo”. Pero también tuitea: “Prometí show, di show, seguiremos dando show”.
A los atletas de toda la vida, los que arrojan una visión romántica a su talento y a su oficio, les extraña esta exuberancia expresiva, esta necesidad de autoafirmarse golpeándose el pecho para hacer ver su superioridad tan propio de su generación, la que maduró en el confinamiento y la soledad del año covid. “Él busca convertirse en ídolo de su gente, de su generación, no se pregunta, como hacía yo cuando era atleta, qué es lo que aportamos a los demás sencillamente por correr más que otros. Yo les intento transmitir que deben ser referentes para los demás, una ilusión, un querer ser como ellos”, dice Novakosky. “Quizás no busque ser un referente…”
Canales, que llegó con sus padres de Honduras cuando tenía tres años, y encontraron trabajo, y una vida dura, en Girona, y su infancia también fue dura, y su confianza en sí mismo infinita, es la gran noticia del atletismo español porque el domingo 19 de enero ganó el 800m del mitin de Luxemburgo, que enloqueció, con una marca de 1m 44,65s, la mejor marca en pista cubierta, óvalo de 200 metros, conseguida en el mundo en los últimos cuatro años, la 11ª de la historia y, por supuesto, récord de España. Y su entrenador, Carles Castillejo, atleta de fondo y resistencia, se frota los ojos y estalla, y tuitea: “Fucking bestia”.
“Corro desde los 12 años. Llevaba toda la vida entrenando con Andreu en el CAR de Sant Cugat, solo, sin gente de mi edad, pero a finales de 2023, Andreu decidió dejar de entrenar y me fui con Carles. Desde el exterior y sin conocerlo, me decían que él solo era fondista, pero hablando con él supo adaptarse, y tengo la sensación de que entreno muy bien”, explica Canales, muy serio, muy ordenado, estudiante de un grado medio de Economía, quien también había deslumbrado en su primera salida a la pista, en Sabadell (1m 45,83s, el 10 de enero). “Fui con Carles sin guiarme por el estatus del grupo, sino para estar con más atletas, cómo en un grupo. De pequeño, daba aún más cortitos los pasos. Me dice Carles que voy sprintando los 800m. Alucina. Recojo la cosecha que he sembrado”.
Novakosky, el técnico que le forjó y consiguió, como responsable de la federación catalana, que obtuviera una beca para alojarse y entrenar en el CAR de Sant Cugat, es quizás la persona a la que menos ha sorprendido el boom Canales. “Ya corrió en 1.46.23 a los 21 años, en la pista cubierta de 2023, lo que le hizo entrar en top ten mundial, pero en verano sufrió una lesión”, dice el entrenador catalán. “Los genes le dieron algo que los demás no tienen. Es un mediofondista nato con una velocidad extraordinaria que a los 16 años corrió los 400m en 47s. Trabajamos la técnica para alargar ese paso cinco centímetros, pero con Castillejo ya no trabajan la longitud de paso. Cuando me retiré le presenté dos opciones para que siguiera en el CAR: Castillejo o Àlex Codina, el entrenador de cuatrocentistas y vallistas, como Sara Gallego. Se quedó con el fondero, el menos técnico. La historia ha salido bien, no hay duda. Se lo cree tanto que los entrenamientos que hace no son para este 1.44,65″.
España, país tradicional de fondistas, de Mariano Haro, de Javier Álvarez Salgado, descubrió y se apasionó con el 1.500m, la prueba de los aristócratas, con los duelos González-Abascal, con el oro de Cacho, y bien entrado el siglo XXI se despierta y comprueba que el verdadero poder del medio fondo español reside en los corredores de 800m, velocidad, fuerza durante casi dos minutos, y ácido láctico por las nubes, y gana no el que acelera, sino el que no se frena. Canales se suma feliz a ese mundo superpoblado con Adrián Ben, finalista mundial y olímpico, con Mariano García, campeón del mundo en pista cubierta y de Europa al aire libre, con Saúl Ordóñez, con Moha Attaoui, quinto en los Juegos de París y plusmarquista nacional al aire libre con 1m 42,04s (y solo 10 atletas en la historia han corrido más rápido que él). “Debería sentirme a otro nivel, sí, pero me falta competir con gente de la elite y acabar de demostrar que estoy con ellos, aunque, claro, la elite está en España, jeje”, dice Canales, que en Boston tendrá como gran rival al norteamericano Bryce Hoppel (campeón mundial en pista cubierta y cuarto en los Juegos), y dentro de tres semanas se las verá con los compatriotas en el campeonato de España. “Si te clasificas con España para Europeos y Mundiales es que estás en lo mejor, tal nivel hay...” El 800 es la prueba estrella, y la estrella del show, gane o pierda, es Canales, y el flow es su aliado para pasar en un tris de ser un tímido estudiante a competidor kamikaze.
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