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Carlsen rectifica, elogia al presidente de la FIDE y jugará el Mundial Relámpago de ajedrez con pantalones vaqueros

El ‘número uno’ confía en que a partir de ahora los árbitros y directivos sean más flexibles en la interpretación de las reglas

Carlsen, durante la entrevista con su canal, 'Take, take, take', este domingo, cuando anunció que jugará el Mundial Relámpago
Carlsen, durante la entrevista con su canal, 'Take, take, take', este domingo, cuando anunció que jugará el Mundial RelámpagoCanal 'Take, take, take'
Leontxo García

Un político con mucho recorrido, Arkady Dvorkóvich, presidente de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), un multimillonario kazajo, Timur Turlov, patrocinador del Mundial de Rápidas en Nueva York, y el padre y representante del genio Magnus Carlsen, Henrik, acordaron este domingo que el número uno dispute el lunes el Mundial Relámpago (unos cinco minutos por jugador para toda la partida). Y podrá hacerlo con pantalones vaqueros sin ser sancionado por ello, como ocurrió el viernes, cuando se retiró del Mundial de Rápidas y anunció “una guerra total” contra la FIDE.

El multicampeón noruego habló con su habitual franqueza durante una entrevista para su canal de YouTube Take, take, take: “El viernes yo estaba decidido a reservar un vuelo y marcharme. Pero mi padre me propuso esperar hasta la mañana siguiente”. Cuando se levantó, había un factor que dominaba su pensamiento muy por encima de todos los demás: “Me gusta muchísimo el ajedrez relámpago, y quiero jugar el Mundial”.

Pero no a cualquier precio. Las conversaciones del padre, Henrik, con el presidente adjunto de la FIDE, Viswanathan Anand, pentacampeón del mundo a quien Carlsen destronó en 2013, no mejoraron la situación, según explica Magnus en la citada entrevista: “Pero luego hablamos con Dvorkóvich, una persona con la que siempre hemos tenido una buena relación y que cumple su palabra, y con Turlov, y fue un gran alivio que por fin tuviéramos conversaciones con personas con quienes se puede razonar. Por desgracia, no es el caso de [Emil] Sutovsky [director ejecutivo de la FIDE]. Sinceramente, no entiendo por qué sigue siendo directivo de la FIDE. Doy por seguro que tiene sus cualidades, pero ninguna de las personas que conozco está contenta con él”.

Durante las conversaciones con Dvorkóvich, el argumento defensivo de Carlsen fue una frase incluida en el código de vestimenta que rige en este Mundial: “Jeans are generally not considered business attire” (los vaqueros no se consideran generalmente un atuendo de trabajo). “La palabra generalmente indica que debe haber excepciones”, arguye el noruego, quien, sin embargo, no cita en esa entrevista que la página donde está incluida esa frase tiene un sello enorme en rojo, encima de un foto de pantalones vaqueros, donde se lee “Not approved” (no autorizados). Y tampoco menciona que los reglamentos de otros torneos recientes, como el de Candidatos el pasado mayo en Toronto (Canadá) indican de manera inequívoca que los vaqueros están prohibidos.

Carlsen explica así lo que le parecería razonable: “La opinión mayoritaria entre los jugadores es que debemos jugar cómodos, pero también entendemos que nuestro atuendo debe ser presentable. Y el mío lo era esta vez. En cambio, hace dos años, en el Mundial de Rápidas de Almaty (Kazajistán) un día tuve que entrar en la sala corriendo en ropa deportiva muy informal para no perder la partida por tiempo porque había tenido un problema que me impidió llegar a la hora. Con independencia de que me amonestaran o no, en cuanto acabó esa ronda fui al hotel y me cambié porque entendí que mi vestimenta no era presentable”.

Lo que espera del próximo futuro es “que los árbitros y directivos no sean robóticos y automáticos aplicando las reglas. Que busquen soluciones de sentido común cuando surja un problema”. Y, además de insistir en lo mucho que disfruta de la modalidad relámpago, cita un motivo adicional para su cambio de actitud: “Pensé en los aficionados, que quieren disfrutar de este último gran torneo del año. No sé si será el último de la FIDE que juegue, tal vez no, pero está bien que lo juegue”.

Arkady Dvorkóvich, presidente de la FIDE, el pasado día 13, durante la clausura del Mundial en Singapur
Arkady Dvorkóvich, presidente de la FIDE, el pasado día 13, durante la clausura del Mundial en SingapurEng Chin An (Eng Chin An)

En un comunicado emitido desde Moscú casi a la misma hora que esa entrevista, Dvorkóvich viene a decir, con lenguaje diplomático -por ejemplo, reconoce “el papel excepcional de Magnus Carlsen durante los últimos años para elevar el ajedrez a cotas muy altas”-, que el asunto no ha sido bien gestionado por ninguna de las dos partes y lamenta que “se hayan utilizado palabras en público de las que uno se puede luego arrepentir”, en referencia bastante clara al noruego. Dvorkóvich, quien fue asesor económico del presidente Vladímir Putin (2008-2012), primer ministro adjunto de Rusia (2012-2018, con Dimitri Medvédev como superior directo) y presidente del Comité Organizador del Mundial de Fútbol 2018, no menciona explícitamente la posibilidad de que el código de vestimenta sea demasiado rígido y anticuado, pero sí se muestra abierto a modificarlo por consenso general. Y abre la mano en cuanto al Mundial Relámpago de este lunes (torneo clasificatorio masivo) y martes (fase final con los ocho primeros). Además de pedir a los árbitros “que sean flexibles en cuanto a pequeñas desviaciones elegantes”. Y concreta mucho: “Incluyendo pantalones vaqueros que conjunten bien con la chaqueta”.

Turlov, quien había dicho a este periódico el día anterior que aún no había hablado con Carlsen pero que veía probabilidades razonables de que cambiara de opinión y jugase el Relámpago, actualizó la conversación: “Hablé con Magnus después de la entrevista con usted, y debo reconocer que se mostró muy razonable. Estoy realmente muy contento con este desenlace”.

Dos directivos de la FIDE que no desean que su nombre sea publicado coincidieron en una idea que puede resumirse así: “Los genios, como Magnus, viven en su mundo y no comprenden bien la realidad; ocurre, por ejemplo, con muchos artistas; por fortuna, su padre es una persona mucho más razonable”. EL PAÍS ofreció a Sutovsky, israelí, gran maestro de élite durante muchos años, la oportunidad de replicar a las duras críticas de Carlsen: “En primer lugar, me alegra mucho que hayamos logrado que juegue el Relámpago; es una gran noticia para el ajedrez”, proclamó. “Pero lamento las expresiones de Magnus, muy inapropiadas para un gran campeón”.

Preguntado por las posibles causas del escandinavo para ser tan agresivo con él, citó el balance de las cuatro partidas que enfrentaron a ambos cuando Carlsen era un adolescente (2003-2007, dos victorias de Sutovsky y dos empates), y añadió: “Carlsen quiere ser siempre más importante que la FIDE. Pero yo debo velar por los intereses de una organización que engloba a 201 países, y a veces tengo que hacerlo con la máxima firmeza, aunque también me preocupo para que las condiciones de juego de Carlsen y de los demás sean las mejores posibles”. Y resumió así: “Digamos que el presidente Dvorkóvich hace de policía bueno, y yo de malo”.


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Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).
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