_
_
_
_
SIEMPRE ROBANDO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Contra la medalla a Carolina Marín

Marín no merece la condescendencia de un bronce ad hoc, ni un podio de consolación, ni un circo populista semejante. No manchen a una leyenda del bádminton dándole un premio de mentira. Es bastante más que eso

La jugadora española de bádminton Carolina Marín llora junto a su entrenador, Fernando Rivas, tras verse obligada a retirarse de la semifinal olímpica por una lesión.Foto: Miguel Gutiérrez (EFE)
Manuel Jabois

La imagen de Carolina Marín, sus gritos desgarradores, su llanto tirada sobre la pista cuando estaba ganando claramente su semifinal y se encontraba a puertas de la medalla, es a estas horas la fotografía icónica de España en los Juegos de París: no parece que vaya a ser superada. Son imágenes de una importancia fundamental.

Vendrán oros (pocos), platas y bronces. Tienen ya recuerdos imborrables países como Bélgica (Evenepoel ganando el oro con la Torre Eiffel asomando monstruosa detrás: qué plano), Países Bajos (la remontada marciana en los 4x100 mixtos, ¿qué fue eso, Femke Bol?) o Estados Unidos (Biles y la suspensión de la incredulidad). España ha aportado el suyo, y no es menor: una campeona olímpica (Río 2016) y tres veces campeona del mundo de bádminton, Carolina Marín, que no pudo presentarse en Tokio 2021 por lesión pero sí a París 2024, donde era favorita, rompiéndose la rodilla camino al podio, deshecha en lágrimas. Esto es el deporte y esto es la vida: lo que te separa de la gesta a veces es un chasquido, lo que te separa del triunfo es apoyar el pie en el suelo (curiosa metáfora).

Hay en esas imágenes sobrecogedoras lecciones bien aprovechables. Traigan a los famosos niños ahora, que aprendan esto. Si no te lo han enseñado en la escuela, te lo pueden enseñar tus ídolos: a menudo no basta con soñar, con trabajar duro, con desear con fuerza las cosas, con pelearlas hasta el último minuto; a veces no basta ni siquiera con ser la mejor del mundo: puede fallar la cabeza, como a Simone Biles en Tokio, o la rodilla, como a Carolina Marín: puede fallar (es lo más común) la suerte. Hasta el pene puede fallar, como al pertiguista francés que tiró el listón con el suyo.

Ganar es la excepción clamorosa, competir por medalla es la excepción clamorosa, estar en unos Juegos es la excepción clamorosa. La lesión de Marín, su dolor, su impotencia, nuestras lágrimas (qué difícil no llorar oyendo sus gritos de dolor) es una parte sustancial de la vida que no hay que perder de vista. No basta con merecer las cosas, algunas veces no se puede contar ni con la justicia ni con el talento ni con el esfuerzo, y eso no te hace peor, así que no te sientas culpable por no estar a la altura de las expectativas de los demás o de ti mismo: no sólo depende de ti, que no te vendan el cuento del quien quiere puede porque luego llega una triple campeona del mundo, se parte la rodilla en unos Juegos cuando va ganando y qué hacemos: ¿pasa a la final quien lo ha merecido?

Leo que se intenta desde la delegación española que Carolina Marín gane el bronce, un bronce honorífico o algo así: no han entendido nada. Marín no merece la condescendencia de una medalla ad hoc, ni un premio de consolación, ni un circo populista semejante. La gente compite y gana casi nunca, pierde casi siempre y a veces, las peores, se lastima. No manchen a una leyenda del bádminton dándole una medalla de mentira y sentando un precedente insólito. Es bastante más que eso.

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter. También, puedes incribirtirte aquí para recibir la newsletter diaria sobre los Juegos Olímpicos de París.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario de Pontevedra. Ha trabajado en El Mundo y Onda Cero. Colabora a diario en la Cadena Ser. Su última novela es 'Mirafiori' (2023). En EL PAÍS firma reportajes, crónicas, entrevistas y columnas.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_