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Jordan Díaz, campeón de Europa en triple salto con una marca de 18,18 m, la tercera mejor de la historia

El atleta de origen cubano bate el récord nacional en su primera participación con la camiseta de España y se impone al portugués Pedro Pichardo, también nacido en Cuba

Jordan Díaz, en uno de sus saltos en el Campeonato de Europa.
Jordan Díaz, en uno de sus saltos en el Campeonato de Europa.Gregorio Borgia (AP)
Carlos Arribas

Mientras todos se apuran, él, sentado, charla y se cuenta historias con su compañero Tiago Pereira. La era de los campeones sonrientes. Pogacar, Alcaraz, Jordan Díaz. La épica de la ternura. Tanta calma, a lo cubano. En un momento, en la pista, en el estadio Olímpico, convergen los más grandes campeones europeos del momento, del mundo. Las mejores marcas. El campeón olímpico de 400m vallas, Warholm, gana la prueba 46,98s, con 13 pasos entre valla hasta la octava. Le sucede en el anillo Femke Bol, la fenomenal neerlandesa, 52,49s, mejor, en su duelo a la distancia, que la reina olímpica de la prueba, Sydney McLaughlin. Los duelos de París, tan cercano, se dibujan en el aire romano, ante el presidente de la República, Sergio Mattarella, y en la pista de salto de altura, el campeón desmediado, media cara con barba, la otra mejilla, limpia, campeón olímpico en 21 y europeo también, ya, 2,37m. Y son muy buenos. Todo el mundo enloquece con ellos, pero ninguno es tan grande, una noche en la que el bochorno deja paso a la brisa, ligera como sus pasos, tan veloces sobre la tarima, como los dos atletas caribeños, uno con la camiseta verde de Portugal, otro de naranja oro español, Pedro Pablo Pichardo y Jordan Díaz, que protagonizan la mejor competición, quizás, que se recuerda de triple salto, o al menos tan enorme como la de México 68 quizás, Saneyev contra Prudencio contra Gentile.

Es la noche de los fenómenos. El más fenomenal de todos es un chavalillo largo y delgado, 23 años, español nacido en La Habana que se entrena en Guadalajara, entre los ruidos de la autopista que pasa rozando la pista y los de los aviones que despegan del vecino aeropuerto de Barajas, a las órdenes de Iván Pedroso, al que deberían llamar Midas, pues todo lo que toca es oro, Yulimar Rojas, Ana Peleteiro, y Jordan Díaz, quien en su primera competición vistiendo la camiseta de la selección española salta 18,18 metros en su quinto intento, y se proclama campeón de Europa. Solo dos atletas han saltado más en la historia, el plusmarquista mundial desde hace 29 años, Jonathan Edwards (18,29m) y el norteamericano Christian Taylor (18,21m).

El valor de la victoria, más allá del título, el valor de una pelea que es la bomba, lo certifica el hecho de que el segundo, nada menos que el campeón olímpico, otro de los mejores de la historia, Pedro Pablo Pichardo Peralta —”no se olviden de la cuarta P, que se enfada mi madre”, dice, con sentido del humor pese a no haber ganado—, salta también más de 18 metros, 18,04m. Nunca en la historia de ninguna competición de triple, ni Europea, ni mundial, ni olímpica, uno que saltaba más de 18 metros no se llevaba el oro. Nunca nadie había ganado un Europeo con un salto de más de 18 metros tampoco. Vuela uno de los récords de Edwards, sus 17,99m de los Europeos de Budapest 98.

“Ha sido un combate de boxeo en el que no nos hemos ahorrado los golpes, el genio”, sigue Pichardo, que inicia el combate con 17,51m. En un uno-dos rapidísimo responde Jordan, el habanero, a la mandíbula del saltador de Santiago de Cuba, que no acusa el golpe, pues en su segundo intento vuela a cámara lenta para alargar las piernas en el aire, suspendido, 70 centésimas que son un siglo, ritmo de director de orquesta en adagio, una media de Curro crujiendo la cadera. La belleza que impresiona. Puede ser el golpe del KO.

“Fue un buen show. Fue una competencia muy bonita. Sabía que había que hacerlo así”, continúa Pichardo. “Con las condiciones que tenemos el chico y los otros que faltan también. Hay que salir desde el comienzo”.

Díaz, siete años más joven, “el chico”, le dice Pichardo, nunca ha pasado de 17,87m. Nunca había pasado. Nunca nadie le había exigido llegar a su límite. Nunca había competido a este nivel. Pasan los saltos. Un nulo, y 17,96m el cuarto. Se acerca. “Pies para atrás y a correr, un poco más“, le grita Pedroso. “Me dijo que tenía que seguir corriendo, que me estaba enfrentando mucho antes de la tabla y, a lo mejor, corrí, salí, no sé, lo que siempre he hecho y para mí”.

Pierde la pequeña inhibición, una decimita de duda, al entrar a tabla. Una pequeña pérdida de velocidad que a él, uno de los pocos que cuanto más corre más salta, y puede llegar a más de 11 metros por segundo a tabla, así, sin esfuerzo aparente, tan liviano, tan veloz. En el segundo, el step, llega a más de 12 metros, y rebota infinito. Ya no pierde velocidad. Un megasegundo. Rebota infinito en la tarima hueca, y al rebote le da avance. La piedra que rebota tres veces en la superficie del agua, sin hundirse. Ritmo en la carrera, rebote, avance. Triple salto. 18,18m en el quinto. El golpe del KO. El signo de los campeones, corazón, cerebro, tripas.

Pedroso se acerca. “Me dice cantidades de malas palabras cubanas que no quiero decir acá”, recuerda Jordan. “Pero sí, muy contento, estaba muy contento”.

“Soñaba con un salto así, sí”, dice. “Pero hacerlo es lo complicado. Ha sido una competencia que me ha llevado al límite, porque mi entrenador dice que no tengo límites, pero las piernas me están respondiendo diferente a lo que me dice mi entrenador”.

“Perder saltando más de 18 es una locura, es una locura”, dice Pichardo. “Me recordó al año 2015 cuando saltaba contra Taylor. Me recordó aquellos tiempos”.

Los dos se citan para dentro de dos meses en París, en otro estadio olímpico. “París va a ser otra competición, van a haber muchos más atletas. Y aunque haya saltado 18,18m, los demás atletas lo harán increíble, que lo tengo claro. Va a ser una competición supercomplicada y habrá que luchar, como siempre”.

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Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.
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