Menciones para la mujer, pero no premios: “Hay mucho machista en el mundo del alpinismo”
Caro North y otras dos compañeras reciben una cita especial del jurado en los galardones Piolet de Oro, que nunca han reconocido a ninguna montañera
Ni una sola cordada femenina ha ganado jamás un Piolet de Oro, el premio que señala las actividades más vanguardistas del mundo del alpinismo. Desde que nacieron en Francia, hace 30 años, solo dos mujeres han merecido dichos galardones, pero formaban parte de una cordada mixta: en 2008, la japonesa Kei Taniguchi escalaba con Kazuya Hiraide, mientras que la francesa Lise Billon lo logró en 2016 acompañada por Antoine Moineville, Jérôme Sullivan y Diego Simari. Durante la última edición de los premios, celebrada en noviembre pasado, tres mujeres alpinistas subieron al escenario señaladas por una mención especial del jurado. Lo mismo ocurrió en 2017 con las americanas Chantel Astorga y Anne Gilbert. Pero Caro North, nacida alemana pero argentina de adopción, premiada ahora junto con Capucine Cotteaux y Nadia Royo, no tiene claro si la mención es una palmada en el hombro o una injusticia.
A North, de 32 años, residente Suiza desde los tres años que siempre pasa parte de nuestro invierno en la Patagonia, no le hizo falta buscar la montaña: esta la encontró a ella. “Mis padres vieron enseguida que me encantaba la dificultad, los glaciares, las vías ferrata y me apuntaron a un club alpino. Había encontrado mi pasión”, explica. Y no creció como una chica incrustada en un mundo de hombres porque siempre tuvo amigas con las que salir a escalar. “Tuve mucha suerte porque en montaña hay muchos más hombres que mujeres”. Aunque pudo vivir de primera mano este desequilibrio cuando inició sus estudios para formarse como guía. “Era la única mujer entre 25 hombres: siempre tuve la sensación de que la formación suiza era muy tradicional y tenía que demostrar más que el resto. Y creo que se me exigió aún más…, especialmente en disciplinas técnicas. Fue duro. Fue un periodo difícil de mi vida”, lamenta.
En el otoño de 2022, un equipo formado por ocho mujeres navegó desde Francia hasta la costa oriental de Groenlandia, donde tres de ellas abrieron una vía en una pared virgen de 800 metros. El viaje de ida y vuelta duró tres meses y, en esencia, era muy similar al que efectuó en 2010 un equipo belga masculino con Sean Villanueva y los hermanos Favresse al frente: abrieron numerosas vías y navegaron de ida y vuelta. Ese año, se les concedió el Piolet de Oro. “Por un lado”, explica Caro North, “estamos contentas de haber recibido la mención porque se valora nuestra expedición. Pero en la celebración de los Piolets de Oro —¡casi todos eran hombres!, dice— a Favresse y su equipo les concedieron el premio por una actividad similar. Me da pena porque el jurado ha perdido una ocasión de conceder el primer Piolet de Oro femenino de la historia, pero se prima más el alpinismo clásico de nieve, mixto y hielo…”, lamenta. Catherine Destivelle, en 2020, y Silvia Vidal, en 2021, recibieron un Piolet de Oro por el conjunto de sus respectivas carreras. Pero sigue sin existir un premio para una actividad alpinística concreta femenina.
Hay muy pocas mujeres en el mundo del alpinismo extremo si se compara con los hombres: “Tradicionalmente ha sido una actividad muy masculina, muy de hombres para hombres. Esto debe cambiar porque las montañas no saben si los que acuden a ellas son hombres o mujeres. También es cierto que las mujeres han de dar un puñetazo en la mesa y salir al encuentro de actividades de élite. Las mujeres necesitan creer más en sí mismas, ofrecer ejemplos positivos porque son muy poderosos. Es un problema de confianza. Y la confianza se gana buscando tus límites, aunque ya se sabe que en el alpinismo resulta muy peligroso acercarte a tus límites. Pero no hay otra receta”.
Los Piolets de Oro no tienen categoría femenina. “Todos los años deberían aparecer mujeres, porque si no siempre van a estar al margen en la fiesta del alpinismo… Dar un premio a una cordada femenina sería una manera de demostrar que los hombres pelean por la evolución del alpinismo femenino”, observa North. Y analiza: “Hay mucho machista en el mundo del alpinismo. Cuando empecé a trabajar como guía, muchos clientes me decían que esperaban a una persona más vieja y que fuese hombre. Era frustrante oír esos comentarios. Pero ahora le pongo humor. Es mejor tratar de operar un cambio desde la sonrisa y no desde la confrontación”.
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