Jenni Hermoso confirma ante el juez que sufrió presiones constantes del entorno de Rubiales tras el beso
La futbolista declara como víctima en la Audiencia Nacional: “Ya todo queda en manos de la justicia”
La futbolista Jenni Hermoso ha ratificado este martes en la Audiencia Nacional que, tras el beso “no consentido” que le propinó Luis Rubiales tras la final del Mundial, vivió una situación de atosigamiento constante durante las horas y días posteriores para que saliera en público a defender la actuación del entonces presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Según confirman fuentes jurídicas presentes en su declaración ante el juez Francisco de Jorge, que instruye el bautizado caso Rubiales, la jugadora ha insistido en que el beso fue “inesperado” y que, durante las jornadas siguientes, la institución desplegó un conjunto de maniobras para tratar de presionarla. “Ha ido todo bien. Ya todo queda en manos de la justicia”, ha dicho Hermoso a su salida del tribunal.
El juez mantiene abierta desde septiembre una causa por dos delitos: uno de agresión sexual, por el beso que Rubiales le dio el 20 de agosto en Sídney (Australia) durante la entrega de medallas tras la final del campeonato; y otro de coacciones, debido a la supuesta operación orquestada después en el seno de la RFEF contra la deportista y su entorno para que restara importancia a la acción del máximo directivo, que se encontraba cada vez más acorralado y que terminó suspendido por la FIFA. Por estos hechos, además del expresidente de la federación, está imputado también el entrenador Jorge Vilda, quien fue destituido de su puesto de seleccionador del combinado femenino; Albert Luque, director de la selección (masculina); y Rubén Rivera, responsable de marketing del organismo.
”Muchas gracias por el apoyo que habéis tenido conmigo. Estoy bien, estoy fuerte”, ha dicho Hermoso este martes a los medios a su salida de la declaración, que se ha realizado a puerta cerrada.
Según fuentes jurídicas, antes de pronunciar estas palabras, la futbolista ha confirmado al magistrado que se presionó a su familia durante el vuelo de regreso a España desde Sídney. En esa línea, su hermano ya contó que Vilda se le acercó y le dijo que pensara en las “consecuencias personales y profesionales” que podía sufrir la deportista si el escándalo seguía vivo. La futbolista también ha subrayado que se le trató de coaccionar en Ibiza, donde las campeonas celebraron el título. En la isla se sitúa a Rivera y a Luque, muy próximo a Rubiales, quien intentó contactar con la jugadora a través de intermediarios cuando ella había optado por aislarse lo máximo posible del exterior. Según ha dicho Hermoso, con estas maniobras se alteró su vida normal, produciéndole una situación de desasosiego y tristeza.
La versión ofrecida por Hermoso, reforzada por casi otra decena de testigos que comparecieron ante el juez antes que ella, siguen la línea que ya trazó la jugadora durante su declaración en la Fiscalía General del Estado a principios de septiembre. Así recordó entonces el momento del beso: “Lo primero que le digo [a Rubiales] al abrazarle fue ‘la que hemos liado’. Él pega un salto sobre mí, yo me mantengo firme para sostenernos. A la que baja me dijo que ‘este Mundial lo habíamos ganado gracias a mí’. Lo siguiente que recuerdo son sus manos en mi cabeza y no recuerdo haber escuchado nada más”. “En ningún momento fue consentido. No se me respetó ni como jugadora ni como persona. Yo estaba viviendo algo histórico y pensé que algo así iba a acarrear consecuencias. Yo no hice nada para encontrarme con esa situación [...] No me lo esperaba, no me esperaba que en ese escenario… Era la entrega de medallas de un Mundial. Mucha emoción, mucha alegría, pero yo no busqué ese momento ni hice nada para que se llevase a cabo este acto”, detalló la deportista a Marta Durántez, teniente fiscal de la Audiencia Nacional.
Tranquila y contundente
Apenas un día después de anunciar su fichaje por el Tigres, mexicano, Hermoso ha llegado este martes a la Audiencia Nacional. Ha accedido al edificio 10 minutos antes de las 10.00, hora a la que estaba citada. Lo ha hecho tranquila, por la puerta principal y acompañada por su abogado y su representante. Y ha saludado a la multitud de periodistas y cámaras de televisión apostados a las puertas. La futbolista ha optado por hacer declaraciones a los reporteros a la salida de su comparecencia como víctima. Rubiales, en cambio, rechazó contestar a las preguntas de los medios cuando se sentó como imputado ante el magistrado a mediados de septiembre —un interrogatorio del que salió con una orden de alejamiento de 200 metros—.
La jugadora ha permanecido casi tres horas dentro de la Audiencia Nacional. Según explican fuentes jurídicas, el juez ha preguntado a Hermoso por el beso y por cómo se fue dando progresivamente cuenta de la gravedad de lo ocurrido. La internacional ha asegurado igualmente que ella nunca pronunció las palabras incluidas en un comunicado emitido por la RFEF para minimizar el beso y que solo, tras la insistencia de varios empleados del organismo para que aprobara esa nota de prensa, les dijo con hartazgo: “Haced lo que queráis”. La deportista, que ha ofrecido un contundente relato, ha añadido que no era amiga de Rubiales, aunque sí tenía su teléfono y habló alguna vez con él.
Con la declaración de este martes, el magistrado ha completado casi todo el puzle del caso Rubiales. De Jorge ya dejó por escrito hace un mes que su investigación se encuentra “prácticamente agotada” y que, si no se producen sorpresas de última hora, este interrogatorio iba a ser previsiblemente el “último”. En estos cuatro meses de instrucción, más de una veintena de personas se han sentado ante el juez para responder a sus preguntas: los cuatro imputados (aunque Luque solo contestó a su abogado), 16 testigos, dos peritos de lectura labial y la propia Hermoso. A sus relatos se suman, además, otras pruebas recabadas por la Audiencia Nacional, como los vídeos de la entrega de medallas y los posteriores festejos por la victoria en el Mundial.
La instrucción entra en un momento clave. La Fiscalía no prevé pedir más diligencias. Y el magistrado debe valorar ahora si sus pesquisas han finalizado y, en ese caso, si cuenta con indicios suficientes para proponer juzgar a alguno de los sospechosos. Aunque, en el caso de que él crea que no tiene bastantes elementos para sentarlos en el banquillo y sobresea la causa, las acusaciones todavía podrían recurrir a la Sala de lo Penal para que otros tres jueces lo estudien en segunda instancia. Todos saben, por tanto, que la batalla no ha acabado.
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