Rémi Bonet, la odisea del mejor escalador del mundo para destronar a Kilian Jornet
El suizo asume el reto de ser profeta en su tierra y cómo el español, al que nunca ha ganado, le ha hecho mejor atleta
Rémi Bonet rompió el récord del mundo de una ascensión vertical en un entrenamiento que se le fue de las manos. Fully, la línea más recta que ofrece un kilómetro vertical (son 917 metros de desnivel positivo en 2,01 kilómetros), es una sesión de calidad en su jardín. “Me sentía muy bien, así que decidí ir a tope”. Aquel 25 de agosto de 2022 conocía el registro de Kilian Jornet (29:32), el icono al que nunca ha ganado. Esa fue su gasolina cuando apretaba los bastones con el corazón desbocado para bajar casi un minuto (28:37). Un año después, amenaza con bajar de 28 minutos. En el mejor momento de su carrera, está listo para recoger el testigo del español, pero esa cita con el destino le esquiva. Por eso admite que ganar Sierre-Zinal, el sueño de cualquier suizo, no sería lo mismo sin el español enfrente.
A sus 28 años, Bonet explica su condición de escalador en parte por la técnica que le aporta el esquí de montaña. Sonríe ante la comparación con el maillot de puntos rojos del Tour de Francia porque su crecimiento como atleta ha consistido en completar esa base en busca del amarillo. “Me gusta subir, pero creo que está en mi genética, no entreno más que el resto. Esto no sirve para estas entre los mejores, así que me estoy centrado en el llano y en los descensos. Y lo cierto es que la velocidad en el llano me ha hecho más rápido subiendo, soy más eficiente”.
La receta parte del hedonismo de los entrenamientos más salvajes. “Me gusta forzar los límites, no odio ninguna sesión”. El último entreno duro antes de Sierre-Zinal, hace diez días, consistió en una subida al máximo, una bajada tranquila y diez kilómetros llanos por debajo de 30 minutos. Un menú propio del Kilian, con quien comparte sesiones. “Es complicado coger sus entrenamientos porque va siempre al extremo; puedes quedarte con algo, pero no con todo. Es único, no puedes copiar lo que hace”. Entre tantas aptitudes, destaca su longevidad. “Me impresiona que empezara a correr tan joven y siga en lo alto 20 años después”.
Bonet reconoce que la existencia de Kilian, de 35 años, le ha hecho mejor. “Siempre te dices a ti mismo que no estás entrenando suficiente. Así que cuando vez lo que él hace, todos forzamos más los límites. Ves su tiempo e intentas ser más rápido”. Esos registros han sido siempre un objetivo, también en esquí. “Siempre he querido hacer lo mismo que él”. Cuando terminó la temporada pasada como ganador de la general de las Golden Trail Series en Madeira dijo sentirse más fuerte que el español, pero no tuvo la opción de demostrarlo. Una comparación difícil de trazar por el salto generacional y por los diferentes momentos de la temporada. “Ahora creo que puedo aguantarle más tiempo, pero no sé decir si estamos al mismo nivel”. No podrá probarlo.
Si Bonet pudiera elegir la fecha y el lugar para suceder a Kilian sería ahora en Sierre-Zinal. “Es la carrera con más nivel y la ha ganado nueve veces; si le ganas ahí, eres el mejor. Es una pena que esté lesionado porque si gano no será lo mismo que si él estuviera. Pero él fue una motivación para entrenar cuando estaba bajo de forma”. Con todo, vencerle no es una obsesión. “Para mí es un ejemplo, le tengo mucho respeto. Es el más grande, estaría bien ganarle una vez, pero no es la prioridad. Incluso si no le gano nunca, está bien”.
Relativiza menos con el gran reto pendiente: ganar Sierre-Zinal, la joya pendiente en un palmarés que incluye Zegama –no puede esconder una sonrisa cuando recuerda su llegada a meta en 2018, aunque le costó una lesión la semana siguiente–, el Marathon du Mont-Blanc y Pikes Peak. “Poner mi nombre ahí es el objetivo de mi carrera. Si no lo hago este año, lo intentaré el siguiente. Hice una lista de grandes carreras hace unos años y es la última que me falta por ganar”. A falta del aliento de Kilian, otea su récord: 2h25m35s para 31 kilómetros con 2.200 de desnivel positivo. “Si tengo piernas, ¿por qué no?”
Por mera inercia, volverá a pelear la general de las Golden, liderada hasta ahora por Manuel Merillas, que le pasó como un rayo en la bajada de Zegama, una carrera que lideraba hasta el Aikzorri. “Es muy divertido correr contra él; en las partes técnicas es mejor que yo y le gano en las rápidas. Es la pelea que nunca acaba”. Así ha crecido el trail, a través de luchas. “Hace diez años podías ganar Sierre-Zinal con 2h36m y ahora con este tiempo haces el 20″. Pone en valor que el recorrido siga siendo el mismo medio siglo después y se muestra fiel a sí mismo, alguien que sale a tope, hasta que el cuerpo aguante. En un fin de semana de homenajes, ese es su legado. “Quiero ser recordado como un corredor que asumía riesgos en busca del máximo, que no era conservador. No me gusta esperar a que otros ataquen, prefiero hacerlo yo”.
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