El fulgor del viejo Palau Blaugrana y el dilema de cómo abaratar los costes de equipos tan exitosos como poco rentables
La austeridad económica obliga a desfigurar las secciones tras alcanzar un hexacampeonato que remarca el carácter polideportivo del Barça
Hexacampeón FC Barcelona. Los seis equipos profesionales han conseguido un éxito único, solo comparable a los cuatro títulos alcanzados en el año del centenario: 1999. Nada mejor para ilustrar el vigor de la marca Barça y su carácter polideportivo que el campeonato de la Liga ganado en una misma temporada por el fútbol masculino, el femenino, el baloncesto, el balonmano, el hockey patines y el fútbol sala, el último, después de derrotar en la final al Jaén. El talento deportivo se mantiene en plena reconstrucción del Barça. El próximo reto es todavía más complicado: aumentar la competitividad con menos dinero y recursos, y mejorar en Europa.
El futuro del Palau es mucho más incierto que el del Camp Nou. Ni siquiera está claro cuándo empezará su construcción ni cómo se financiará, por más que desde el Barcelona se asegure que forma parte del Espai Barça. La respuesta oficial es que dos años después de inaugurar el nuevo estadio se edificará el nuevo Palau. La duda es si mientras tanto la entidad azulgrana habrá resuelto una cuestión existencial: ¿para un club con una deuda de 1.350 millones tiene sentido mantener unas secciones profesionales deficitarias? Al Barça, de momento, ya le cuesta retener el talento si se tiene en cuenta que algunos iconos de los últimos triunfos abandonan el Palau.
El equipo de fútbol tuvo que renunciar a Messi de la misma manera que el de baloncesto no ha podido mantener a Mirotic. La desfiguración alcanza al balonmano con la salida de Fàbregas y al hockey patines con el adiós de Helder Nunes. La cuestión es que la directiva tendrá que avalar ante la Liga seis millones antes del día 30 por los desajustes habidos con la masa salarial de las secciones en el ejercicio 2022-2023. El próximo presupuesto prevé recortar más dinero en baloncesto, balonmano, hockey patines y fútbol sala, así como controlar los gastos en el fútbol femenino y fútbol base —el total previsto para salarios es de 90 millones—.
El porcentaje de la rebaja podría llegar a ser de un 15-20%. Los cálculos parten de las de pérdidas generadas en los últimos años: el acumulado desde 2010 superaría los 540 millones y la media asciende a 42 millones, aunque en la última temporada se han alcanzado los 48 millones, la mayor parte —cerca de 30— atribuidos a la sección de baloncesto que hasta ahora lideraba Mirotic. El club azulgrana negocia la rescisión del contrato del jugador, que cobraba unos 11 millones y al que le quedaban dos años por cumplir, y aspira a reducir los sueldos del plantel —cercanos a los 37 millones— y el presupuesto de 43 a 36 millones.
El drama del Palau es que las victorias de las secciones no generan los suficientes recursos para autofinanciarse —se necesitarían unos 60 millones— y en contrapartida computan en el fair play financiero a presentar en la Liga de Fútbol. El plan de viabilidad presentado por la entidad azulgrana a la patronal para las dos próximas temporadas exige ajustes todavía más serios y por tanto las rebajas afectan también al balonmano: un jugador diferencial como Fàbregas ha fichado por el Veszprem, se pretende rescindir el contrato de Cindric por demasiado costoso y se teme por la continuidad del portero Gonzalo Pérez de Vargas. Los rivales saben de la debilidad económica del club azulgrana y el meta, cuyo contrato acaba en 2025, ha recibido una oferta imposible de igualar por parte del Kiel después de que el presupuesto del equipo barcelonista haya disminuido hasta los 7,5 millones.
Tampoco se sabe si habrá más bajas en el equipo de fútbol sala, una vez anunciada la partida de Marcenio y Carlos Ortiz —el total del dinero disponible sería de unos 5,5 millones—, y hay inquietud en el hockey patines porque los 3,5 millones presupuestados no garantizan la continuidad de la estrella Pau Bargalló después de que partiera Nunes a Oporto.
Incluso una apuesta decidida como es la del fútbol femenino es hoy chequeada: cubrir con sus propios recursos un presupuesto de más de 10 millones no le exime de la política de contención del club hasta el extremo de que se ha especulado sobre la continuidad de Alexia Putellas. Un total de 14 jugadoras, incluida la capitana así como el entrenador Jonatan Giráldez y el mánager deportivo Markel Zubizarreta, acaban contrato en 2024. Ni siquiera las secciones amateurs, que agrupan a disciplinas como el atletismo, el rugby o el hockey hielo, escaparán a los recortes, aunque su partida de dinero apenas supera los 3,5 millones.
Asumir los ascensos y encontrar las instalaciones adecuadas es a veces una dificultad insalvable para aquellos que compiten fuera del Palau. Las circunstancias juegan en contra y la tendencia es a empeorar con la política low cost impuesta desde las oficinas del Camp Nou. Los éxitos obtenidos por los distintos equipos se explican también por su autonomía; aún no les han afectado las medidas de choque y actuaron en función de unos planes trazados a medio plazo como se advierte en los contratos rescindidos de Mirotic y Cindric. No será fácil en el futuro retener el talento de jugadores ni entrenadores hoy en nómina en el Barça.
El club, sin embargo, asegura no tener dudas sobre la necesidad y viabilidad de las secciones por su carácter polideportivo que redunda en beneficio de la marca Barça. El valor de los intangibles y las señas de identidad como el més que un club no se discuten, sino que se plantea la sostenibilidad de los equipos y el marco competitivo: los seis éxitos obtenidos en la Liga contrastan con los resultados en Europa: solo el equipo femenino de fútbol ha ganado la Champions después de que los de baloncesto, balonmano y hockey patines perdieran en la Final Four, y el de fútbol sala fuera eliminado en la previa llamada Ronda Élite.
Ninguna de las secciones ha protagonizado por otra parte operaciones tan calamitosas como las registradas en el fútbol con los millones invertidos, por ejemplo, con las partidas de Figo o Neymar. Una apreciación en la que coinciden los aficionados que rivalizan en el Palau por la mañana para coincidir por la tarde en la defensa del Barça en el Camp Nou. El Barcelona de fútbol aglutina de la misma manera que el de baloncesto compite con el Joventut, el de balonmano con el Granollers, el de hockey con el Reus o el de fútbol sala con el Industrias Santa Coloma. Al Barça se le ha acusado a menudo de fagocitar a los demás clubes de Cataluña.
La coyuntura deportiva obliga a los distintos equipos azulgrana a ganar títulos desde la construcción del Palau en 1971, incluso después de su descapitalización, manifiesta a partir de la temporada 2022-2023. Ni siquiera la condición de hexacampeón y la dirección de Xavier Budó, uno de los grandes activos de la candidatura de Laporta en las elecciones de 2021, le pone a salvo por la crítica situación económica del club, que conlleva despidos de deportistas y administrativos, y por los problemas de fair play financiero con la Liga.
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