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Ronald Araujo: “En el Barça se toman riesgos todo el tiempo”

El uruguayo prepara su desembarco en el grupo de capitanes del Barcelona, después de ganarse al vestuario, pero, sobre todo tras consolidarse como el líder de la defensa menos goleada de la Liga

Ronald Araujo
Ronald Araujo, jugador del Barcelona, posa en las instalaciones de la ciudad deportiva del club.kike rincón
Juan I. Irigoyen

De pequeño, cuando regresaba de la escuela, Ronald Araujo (Rivera, Uruguay; 24 años) salía escopeteado para el Huracán de Rivera. “Me la pasaba todo el día en el club”, recuerda. No ha cambiado. Es miércoles, Xavi Hernández ha dado descanso a sus futbolistas, pero el uruguayo trabaja en la Ciudad Deportiva. Aparece sonriente en la sala de prensa, estrecha la mano y se larga a hablar. Es simpático, cercano y tiene un discurso meditado. Ya prepara su desembarco en el grupo de capitanes del Barcelona, después de ganarse al vestuario, pero, sobre todo tras consolidarse como el líder de la defensa menos goleada de la Liga, con actuaciones memorables como en los enfrentamientos frente a Vinicius en los clásicos.

Pregunta. ¿Cómo ha vivido los últimos episodios de racismo?

Respuesta. Es importante contrarrestarlo. No debería existir más ese tipo de comentarios. Yo lo sufrí varias veces. Te dicen de todo en la cancha. Es una lástima que tengan que pasar estas cosas para que la gente se dé cuenta de lo que se sufre con el racismo. El mensaje no tiene que ser solamente en el fútbol. Esto pasa en todos lados. Y hay que tomar conciencia.

P. ¿Se siente un poco brasileño?

R. ¿Yo? No, soy más uruguayo que el candombe. Mi bisabuela era de Brasil. Es verdad que, en Rivera hablamos un dialecto que es el portuñol, una mezcla entre el español y el portugués. Y, como estamos en la frontera, tenemos muchas influencias de la cultura brasileña: se come feijoada, se escucha música de Brasil...

P. ¿Su fútbol tiene algo de gaucho?

R. Hay algo en común entre los futbolistas formados en la zona del sur de Brasil, los que se conocen como los gauchos, y los del interior de Uruguay y de Argentina. Hay un sentido de pertenencia al lugar y al campo, una cultura del sacrificio especial. Mi padre laburaba en la forestación. Se iba 15 días, regresaba a pasar el fin de semana, y se volvía a ir otros 15 días.

P. ¿Cómo fue su infancia?

R. Linda, muy linda. Pasaba mucho tiempo con mi madre, con mi abuela y con mis hermanos. Pero tenía que estudiar mucho. Hasta que me fui a vivir a Montevideo, a los 17 años, siempre lo primero era el liceo. Y cuando no me iba bien, mi madre no me dejaba ir a entrenar. Eso me calentaba. Yo quería ir a entrenar siempre. Por eso sacaba buenas notas en el colegio. Fui abanderado y todo.

P. ¿Por qué tardó tanto en jugar en Montevideo?

R. Tuve una oferta para irme a Boca cuando tenía 10 años, pero mi madre no me dejó. Decía que era muy chiquito y que tenía que estudiar. Después me pasó lo mismo con Peñarol y Nacional. Pasé las pruebas, pero mi madre me quería de vuelta en Rivera. Me dejaba ir a vivir la experiencia, pero tenía que volver. Hubo un día que me calenté. Había tenido muchas oportunidades y nunca me dejaba ir.

P. ¿Qué argumento le daba?

R. Que, si mi propósito era ser jugador de fútbol, iba a terminar siendo jugador. Que me quedara tranquilo. Lo normal es que te digan que el tren no pasa dos veces. Pero sí pasa. Si trabajas duro, pasa más veces.

P. ¿Cómo hace una familia trabajadora para no dejarse tentar por el dinero?

R. Mi madre nunca puso el dinero por delante de nada. Lo más importante era que nosotros estuviéramos bien y cerca de casa. Me siguen insistiendo en eso, que el dinero no es lo más importante.

P. ¿Usted qué piensa?

R. Me parece perfecto. Me pasó cuando renové con el Barça. Tenía ofertas de otros equipos, que eran casi el doble, y decidí quedarme.

P. ¿Y ahora, que el club todavía no lo inscribió?

R. Siempre hay ofertas. Pero yo estoy muy contento aquí.

P. ¿Le ofrecieron ser capitán?

R. Si se me da la oportunidad, me gustaría.

P. ¿En el vestuario, usted es el nexo en el entre los jóvenes y los veteranos?

R. Intento que sea así. Siempre quiero que estén todos bien, me pasa con mi familia, con mis amigos y con el vestuario. Si eso es ser un líder, entonces quizá lo soy. Un buen líder quiere lo mejor para el equipo, los intereses del colectivo están por encima de los individuales.

P. ¿Marcaba goles cuando jugaba de delantero?

R. Sí, marcaba. Me chocaba con todos y los metía. Tenía habilidad, metía pisaditas y todo eso.

P. ¿Se olvidó ahora de cómo hacerlas?

R. No, ahora no puedo hacerlas. Me mandaron a jugar atrás. Si la pisas y la perdés… Cuando subí a primera ya estaba de pivote. Incluso jugué varios partidos en esa posición. Como Busquets, pero con menos calidad. Era el típico que se pone delante de la defensa y raspa todo.

P. ¿Es muy difícil adaptarse al Barcelona?

R. Sí, y en mi caso, seguramente más, porque todo me pasó muy rápido. A los 17 todavía jugaba en el equipo de mi pueblo. Además, la cultura de juego de Uruguay era muy distinta. Todo era más directo. El defensa defendía y nada más.

P. Esta temporada se ha perdido 16 partidos por lesión, ¿lo condiciona su manera de jugar: la exageración en defender?

R. No, no es por eso. Tomé malas decisiones. Recién ahora estoy conociendo mejor mi cuerpo. Cuando llegué, forcé mucho. Nunca lo había dicho, pero muchas veces jugué lesionado. Los doctores me decían que no tenía que jugar y yo quería hacerlo igual. Entonces, se me crearon cicatrices que recién ahora estoy curando bien. Este año tuve la mala fortuna de la lesión en el aductor, por cómo se dio y por el hecho de querer estar en el Mundial.

P. Si Uruguay pasaba de ronda, ¿jugaba?

R. Claro, claro. Yo iba a jugar.

P. ¿Disfruta solo con defender?

R. Es lo que más me gusta. Pero, hoy en día, que he crecido, cuando hago una acción que inicia un ataque para nosotros también lo disfruto. Es lindo. Es el fruto del trabajo. La gente que está acá hace esto desde que tienen ocho años. A ellos le sale más natural. Pero yo, con mucho esfuerzo, he podido demostrar que estoy creciendo. No todos los futbolistas que juegan bien en sus equipos podrían jugar en el Barça.

P. ¿Qué hay que tener para triunfar en el Barcelona?

R. Primero, trabajo. También creer en ti mismo. Y algo extra, que es la responsabilidad. Es el club más grande del mundo, hay que lidiar mucho con lo mediático. Estamos expuestos a diferentes situaciones. Si no tenés la cabeza centrada, te podés bajonear.

P. ¿Qué le cambió Xavi?

R. Con Pimi [García Pimienta, su entrenador en el Barça B] aprendí mucho, sobre todo en los trabajos del día a día. Me mostraron todo lo que tenía que saber cuándo llegué aquí al Barça. Pero con Xavi di el salto más grande. Él le devolvió la filosofía al Barcelona.

P. ¿Es verdad eso de la filosofía?

R. En el Barça se hacen cosas que en otros equipos no se hacen, como tomar riesgos todo el tiempo. Dividir, encontrar el tercer hombre.

P. ¿Cómo hace para mantener la calma entonces?

R. Eso te lo da la experiencia. Cuando subí al primer equipo, con el miedo a perder la pelota, jugaba mucho más seguro. Hoy, asumo más riesgos. Y Xavi nos dio eso. Además de que con él trabajo mucho: analizo los partidos, veo vídeos.

P. ¿La clave del título fue la defensa?

R. En las temporadas pasadas nos habían metido muchos goles y para ganar teníamos que marcar siempre. Era algo que teníamos que cambiar, a nivel colectivo, pero también a nivel personal. Con Marc siempre estamos hablando de eso.

P. ¿Tiene ganas de trabajar con Bielsa?

R. Sí, me hace ilusión trabajar y aprender de él. Es un gran entrenador y creo que nos va a dar mucho a la selección de Uruguay. Tenemos un equipo joven y con mucho talento. Vamos a crecer muchísimo con Bielsa.

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Sobre la firma

Juan I. Irigoyen
Redactor especializado en el FC Barcelona y fútbol sudamericano. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Ha cubierto Mundial de fútbol, Copa América y Champions Femenina. Es licenciado en ADE, MBA en la Universidad Católica Argentina y Máster de Periodismo BCN-NY en la Universitat de Barcelona, en la que es profesor de Periodismo Deportivo.

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