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Bennet Wiegert, el entrenador campeón de Europa que ofreció la derrota de su equipo a 13 minutos del final

Durante la interrupción de la final de la Champions de balonmano para atender a un periodista, el técnico del Magdeburgo propuso entregar el título a su rival, el Kielce, que ganaba 22-20. Su preparador, Talant Dujshebaev, lo rechazó

Lorenzo Calonge
Bennet Wiegert
El entrenador del Magdeburg, Bennet Wiegert, celebra la Champions de balonmano lograda este domingo contra el Kielce.RONALD WITTEK (EFE)

Bennet Wiegert es entrenador de balonmano, tiene 41 años y luce barba de náufrago. Desde que llegó al banquillo del Magdeburgo, en 2015, ha sido mano de santo para este histórico club alemán. Este domingo le dio a la entidad el título de Champions dos décadas después. Pero ningún éxito deportivo le concedido tanta resonancia mundial como el gesto que tuvo durante la final de Colonia. El fair play llevado hasta las últimas consecuencias.

Ocurrió durante la resolución de la Liga de Campeones entre su equipo y el Kielce, de Polonia. A falta de 12 minutos y 20 segundos para la conclusión, de repente el inmenso Lanxess Arena, con 20.000 personas dentro, se congeló. Una persona que ocupaba la tribuna de prensa se sintió indispuesta y la gente a su alrededor solicitó la asistencia médica urgente. Todas las miradas, también de jugadores y técnicos, se desviaron a esa esquina y el partido se detuvo ante la alarma general. El Kielce ganaba 22-20.

El parón fue largo, de casi un cuarto de hora, y en medio de la confusión y la incertidumbre (alrededor de la víctima se levantó una lona negra) tuvo lugar un gesto de caballeros muy difícil de ver en el deporte de alta competición, y más en un momento de máxima tensión como ese. Wiegert se acercó a su colega del Kielce, Talant Dujshebaev, y le ofreció suspender definitivamente el choque y entregarle el título, de acuerdo con la ventaja de dos tantos que tenía entonces en el marcador el cuadro polaco.

“Fui a Talant y le dije: ‘terminemos el partido. Hay cosas más importantes en el deporte. Tomamos este resultado y sois campeones de la Champions”, le trasladó al preparador nacido en Kirguistán y nacionalizado español, según desveló después. En esa conversación estaba presente el delegado de la federación europea, el austriaco Helmut Wille.

Un gesto de hidalguía que encontró una réplica de Dusjhebaev a la altura: “Estoy de acuerdo contigo, bravo. Pero no reconocemos nuestra victoria. Solo terminamos [el partido] como dos equipos finalistas. Ningún ganador”, le respondió el preparador del Kielce, contó este lunes por la tarde el director de marketing del club, Pawel Papaj.

La persona atendida era el periodista polaco Pawel Kotwica, que finalmente falleció. Era muy cercano a todo el vestuario del Kielce. Su muerte se conoció 20 minutos después de terminar la final.

El encuentro, en mitad del susto de todos, se reanudó y dejó un desenlace de máxima emoción, ajeno al drama médico que se vivía en los pasillos del recinto. En el momento de la interrupción, el Magdeburgo, sometido por el gran arranque de Álex Dujshebaev (hijo de Talant), empezaba a dar síntomas de reacción. Había comenzado la segunda parte con cuatro goles de desventaja y se había colocado a dos más posesión. A esas alturas, no obstante, la sensación general seguía siendo de control del Kielce. Sin embargo, la reanudación confirmó la reacción germana, que forzó la prórroga y alzó el trofeo en el tiempo extra (30-29).

Un título al que su entrenador renunció a pelear a falta de 13 minutos por un accidente ajeno a él. Ajeno a todos, en realidad. Un tipo de gesto serio, nacido en Magdeburgo, que había levantado la Champions como jugador del club en 2002 (la última gran conquista del equipo hasta ahora) y que repitió este domingo como técnico, lo que le convirtió en el primer alemán que logra este doblete en el balonmano.

Su llegada al banquillo del Magdeburgo hace seis temporadas ha tenido grandes beneficios para el palmarés de la entidad: ganó la Bundesliga y la Liga de Campeones 21 años después, derrotó al Barcelona en las dos últimas finales del Mundialito y este sábado apeó también a los azulgranas en las semifinales. Pero ningún hito como la decisión de ofrecer a su rival la corona de la Liga de Campeones, a 13 minutos del final del encuentro, por una contingencia como la vivida el pasado fin de semana en Colonia. La respuesta de Talant Dujshebaev estuvo a su altura. “Se ha vuelto a ver lo cerca que están la felicidad y la tristeza”, concluyó Bennet Wiegert entre la alegría deportiva y el corazón encogido.

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