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Samu Chukwueze: “Jamás escucho lo que me gritan desde la grada, hay que concentrarse en el partido”

El extremo del Villarreal, probablemente el jugador más desequilibrante de la segunda mitad de la Liga, reflexiona sobre el arte del regate, la relación con el público y con los rivales

Samu Chukwueze
Samu Chukwueze fotografiado tras un entrenamiento del Villarreal, el 19 de mayo.ANGEL SANCHEZ
Diego Torres

Puede que Samuel Chukwueze (Ikwuano, Nigeria, 24 años) sea el futbolista más desequilibrante de la segunda mitad de la Liga. Extremo puro, rinde culto al viejo oficio del regateador. Gracias a sus acciones, el Villarreal asegura el quinto puesto en la clasificación de un campeonato señalado por un escándalo que recuerda que en los estadios españoles anida el racismo. Nadie lo sabe mejor que este joven soñador y distraído que dice que no se pronuncia sobre el caso Vinicius. Prefiere enfrentar las miserias humanas en silencio y con la pelota en el pie.

Pregunta. Siempre se dijo que los extremos están locos. ¿Les gusta la proximidad del público, como a los actores?

Respuesta. Depende de si vas ganando o perdiendo. Si ganas, al público todo le parece fantástico. Si vas perdiendo, ya puedes regatear y jugar bien que da igual. Sientes la decepción tan cerca…

P. ¿Escucha lo que le gritan?

R. Jamás. Tienes que concentrarte en el partido. Yo nunca miro la grada. Yo a la gente no la puedo ni mirar. Los que te jalean hoy serán los mismos que mañana te odien y dirán que juegas una mierda. Así son las cosas. No puedes escuchar al público para meterte en el partido. Si las cosas te salen bien, perfecto, si no, te motivas a ti mismo. Si no crees en ti mismo tampoco puedes ayudar a tu equipo.

Jamás escucho lo que gritan. Tienes que concentrarte en el partido. Yo nunca miro la grada. Yo a la gente no la puedo ni mirar

P. ¿Prefiere la banda o el centro donde se aproxima más al gol?

R. En la banda me suelo encontrar más cómodo porque ahí es donde puedo mostrar mi habilidad, mi talento, mi potencial para driblar y correr al espacio. En el medio puedes marcar más goles, y en la banda es donde tienes que crear espacios y oportunidades para que los demás hagan los goles. Los extremos nos fabricamos los espacios por nuestra cuenta.

P. ¿Le gusta sentir que usted no es solo alguien que va y empuja la pelota a la red?

R. Me gusta sentir que yo puedo generar ocasiones por mí mismo. No me tengo que esconder. Es algo que sé que puedo hacer. Si driblo un jugador los espacios se abren, si driblo dos la ocasión de gol es clara. Hay mucha gente que puede pasar la pelota. Pero si tienes un jugador que puede romper el nudo de una defensa con un regate, eso es decisivo.

P. ¿Los extremos se extinguen como los leones de África o es que los laterales y las defensas están cada día mejor preparados?

R. Romper defensas es cada día más difícil. Debes aprender a jugar con los rivales y con tus compañeros. Si empieza el partido y ves que tu marcador te encima, ataca el espacio, corre a su espalda sin el balón. Es muy probable que después de dos o tres desmarques él se sienta inseguro y ya no se te pegue tanto porque tema tu diagonal y decida esperarte. Cuando eso sucede ya ganas espacio para recibir el balón al pie, girarte y encararlo. Si el defensa busca el contacto antes de que tú recibas, corre al espacio; si decide esperarte, encáralo y mátalo. Es un juego. Así se generan espacios: consiguiendo que el defensa no sepa qué harás, si vas o te vuelves. Y entonces, ¡pam!

Si el defensa busca el contacto antes de que tú recibas, corre al espacio; si decide esperarte, encáralo y ‘mátalo’. Es un juego. Así se generan espacios

P. Dice que aprendió de Arjen Robben. ¿Qué aprendió?

R. Que por más que todos los defensas supieran lo que iba a hacer, siempre que recibía la pelota se iba hacia adentro. Enganchaba hacia su izquierda y disparaba. Era fantástico. ¡Tan rápido! Los defensas pensaban: ‘Ya sé lo que hace pero tal vez hoy no lo haga’. ¡Y él lo hacía otra vez! Los defensas tienen demasiada sangre en las venas, sienten la necesidad de moverse, y eso los lleva al engaño.

P. ¿Y si en lugar de entrarle los defensas retroceden?

R. Cuando los defensas retroceden yo uso la pelota para ir a buscarlos. ¿Hasta dónde van a retroceder? ¿Hasta su portería?

P. ¿Potencia? ¿Sensibilidad para conducir el balón? ¿Ojo para ver los apoyos del rival y atacarlo cuando está desequilibrado…? ¿Qué tiene que tener un driblador para ganar los duelos a defensas cada vez más fuertes?

R. Depende de ti: si los quieres hacer fuertes, serán fuertes. Tú tienes que centrarte en tus habilidades. Da igual que los laterales sean rápidos, altos o gigantes. Lo más importante es creer en ti mismo. Si crees de verdad, no hay nadie más fuerte que tú. Es un estado mental. Cuando yo estoy en la onda mental adecuada puedo regatear a dos o tres rivales seguidos. A veces entras al campo y sabes que vas a driblar a un tío cuatro veces porque estás en la onda. Al defensa lo miro antes de recibir la pelota. Luego lo importante es mi movimiento con el cuerpo para que él entre al engaño y se mueva al lado equivocado. La potencia no sirve para driblar: sirve la flexibilidad. La potencia te vuelve demasiado rígido.

Depende de ti: si los quieres hacer fuertes, tus rivales serán fuertes. Da igual que sean rápidos, altos o gigantes. El dribling es un estado mental. Cuando estoy en la onda puedo regatear a dos o tres seguidos

P. ¿Qué tipo de relación entabla con los laterales? ¿Los ve como a enemigos?

R. Ni ellos ni yo queremos perder. Cuando pierdes los días y las noches se hacen muy largos.

P. Sus marcadores sufren. ¿Qué le diría?

R. Que miren mis vídeo clips.

P. ¿Eso les daría una ventaja?

R. No. Porque cuando jueguen contra mí esos clips ya serán los viejos clips. Nunca sabes lo que pasará en el futuro. Mañana, tal vez tú seas el defensa que mire mi próximo adversario en otro clip.

P. ¿Lo disfruta?

R. Sí, porque veo que muchos laterales hacer exactamente lo contrario a lo que hicieron los laterales que me enfrentaron en el partido anterior. ¡Si el anterior me fue a buscar, el siguiente me espera pegado al área! ¡Vio el clip de partido anterior y tiene miedo que le coja la espalda!

P. ¿Cómo sabe cuándo ir hacia la pelota y cuándo alejarse? ¿Eso requiere mucho conocimiento?

R. Es muy fácil entender el fútbol. Especialmente si juegas en el Villarreal, que tiene mucho el balón. Lo más importante es que mis compañeros sepan lo que soy capaz de hacer: cuándo y cómo darle la pelota a Samuel para que la conduzca al campo rival para crear peligro, espacios y oportunidades. Si no me encuentran porque estoy pegado a la raya, soy yo el que tiene que cambiar el escenario corriendo al medio para recibir hasta que mis marcadores no sepan si voy a controlar o a correr, entonces ya puedo pegarme otra vez a la raya.

Nunca he estado enfadado. Mucho menos jugando al fútbol

P. ¿Los extremos tienen carta blanca para perder balones? ¿Dónde está el límite?

R. Yo arriesgo cuando estoy cerca de la línea de 18 yardas [16,5 metros, la frontal del área]. Ahí puedes hacer lo que quieras porque los defensas tienen miedo: si te tocan puede ser penalti. No muchos jugadores pueden dar pases a esa zona y no muchos pueden aprovecharlos. Cuando tienes centrocampistas que te ponen la pelota cerca de las 18 yardas, el fútbol es mucho más fácil para los extremos. Así se ganan partidos.

P. ¿Cuáles son los mejores extremos del mundo?

R. Vinicius es fantástico. Es muy rápido.

P. Vinicius pierde más de 20 balones cada partido. ¿Usted tiene derecho a perder 20 balones?

R. Depende. Si tu equipo está cansado, no puedes perder la pelota; si tu equipo se siente fuerte, puedes arriesgar más. Las pérdidas desgastan mucho físicamente a todo el equipo. Bernardo Silva nunca pierde una pelota. ¡Jesucristo, hace todo bien!

P. ¿Por qué le ha ido tan bien con Quique Setién?

R. Me dio mucha confianza. Antes yo no jugaba. El 4-3-3 me ha venido muy bien. El esquema me da más libertad, más espacio para recibir la pelota y más coberturas cuando la pierdo.

Para los futbolistas el cuerpo nunca es el mismo. Juegas dos veces por semana y el cuerpo no acaba de regenerarse. Si la mente no te mantiene arriba, te caes

P. Si el público se mete con usted, usted no escucha. Si Emery le dejaba en el banquillo usted mantenía la calma. Si los defensas lo insultan y lo amenazan con golpearlo, usted va a lo suyo…

R. No es mi problema. Los defensas solo te pueden pegar si te ven las piernas. Si no las ven, no tienen qué golpear. Estar concentrado en defender es una cosa, concentrarse en mí, es otra. Cuando un defensa se obsesiona con golpearte, su rabia se convierte en un problema para su equipo. Acaban perdiendo balones y creando espacios para mí o para mis compañeros.

P. ¿Nunca se enfadó?

R. Nunca he estado enfadado. Mucho menos jugando al fútbol. Yo solo me cabreo conmigo mismo por no esforzarme más, por no aprovechar mi potencial, por no combinar los deseos del entrenador con mi capacidad. Eso es difícil. Los jugadores tenemos que perder un poquito de nosotros mismos para hacer lo que pide el técnico. Puedo hacer un 70% por el técnico y un 30% por mí.

P. ¿Cómo aprendió a mantener el equilibrio emocional?

R. Creo en mí mismo. Nací en una familia con buen carácter.

P. ¿A qué se dedicó su padre?

R. Es pastor pentecostal.

P. ¿Usted lee mucho la Biblia?

R. Sí. Mi abuela me acaba de regalar una nueva. Cada vez que me voy a dormir leo un pasaje y rezo. Tranquiliza mi mente: Lucas 2:9. “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres”. La experiencia de la lectura aclara todo, cura tu alma.

P. ¿Soporta la demanda del fútbol gracias a su vida espiritual?

R. Para los futbolistas el cuerpo nunca es el mismo. Juegas dos veces por semana y el cuerpo no acaba de regenerarse. Después de cada partido sientes cada contacto físico con el rival. Así es el juego: el contacto es tu deber. Yo lo siento especialmente en los tobillos. Si la mente no te mantiene arriba, te caes.

P. ¿Es cierto que el Madrid quiere ficharlo?

R. Eso es solo ruido. Mi sueño es volver a jugar en Europa con el Villarreal. Tengo contrato hasta 2024 y espero no quedarme libre. Los Roig se han portado muy bien conmigo. Son como mi familia. Lo correcto es que yo deje un buen dinero en este club.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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