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El desparpajo inconsciente de Chukwueze

El extremo nigeriano de 19 años sorprende en el Villarreal por su juego atrevido, sin miedo ni presión. Este domingo visita el Camp Nou

Chukwueze (i.), con Funes Mori tras marcar ante el Betis.
Chukwueze (i.), con Funes Mori tras marcar ante el Betis.EFE

Hay apariciones que resucitan a un equipo deprimido. Es el caso de Samu Chukwueze (Ikwuano, Nigeria; 1999), el diamante africano que asoma en el Villarreal con una mezcla de potencia, velocidad y hambre de gol. El extremo zurdo debutó hace tres jornadas en Primera en casa contra el Levante. El técnico, Javier Calleja, apuntó tras el 1-1: “Quiero que todo el equipo juegue como Samu, sin miedo ni presión, que mis jugadores intenten divertirse como él hace”. Chukwueze tuvo continuidad en los dos siguientes partidos, ante Rayo y Betis. En Vallecas Samu consiguió su primer gol en la élite y repitió el pasado domingo ante los verdiblancos. Anteriormente ya había marcado en Copa ante el Almería, ha debutado en la Liga Europa y este domingo (18.30, beIN) se pone en el escaparate del Camp Nou.

Chukwueze, de 19 años, llegó al Villarreal hace curso y medio procedente de la Diamond Football Academy de Nigeria. “Nos ofrecieron la posibilidad de fichar al jugador y no lo dudamos, sabíamos de él ya que fue campeón del mundo sub-17 en 2015 con Nigeria proclamándose balón de plata y tercer máximo goleador del torneo. Ya teníamos informes de Samu”, analiza José Manuel Llaneza, vicepresidente del Villarreal. La entidad castellonense se adelantó a otros clubes europeos que pretendían al nigeriano, como el Arsenal, con el que estuvo a punto de firmar, y el Benfica. El club castellonense pagó 500.000 euros por su pase.

Chukwueze pasó cuatro meses entrenándose hasta cumplir los 18 años y entrar al primer equipo juvenil. La categoría se le quedó pequeña. Cada partido anotaba tres o cuatro goles, y pronto ascendió al segundo filial, en Tercera. De nuevo otra etapa quemada con rapidez. A finales de la temporada pasada subió al Villarreal B, en Segunda B. “Recuerdo el primer partido que jugamos, en el campo del Sabadell. Fue el revulsivo que revolucionó el choque. En el playoff le bastó un partido en San Mamés para demostrar lo gran jugador que es”, recuerda Manu Morlanes, compañero en el filial y ahora en el primer equipo, y con el que comparte habitación en las concentraciones. Aquel partido contra el Athletic B le situó bajo los focos tras una jugada en la que regateó a seis rivales. En el verano, el Villarreal le puso una cláusula de 30 millones.

Los técnicos destacan de Chukwueze la frescura y descaro con los que juega, sin complejos. “Viene mucho desparpajo. Viene sin presión y nos está dando ese punto de inexperiencia que puede que nos hiciese falta, solo piensa en desbordar, driblar y hacer gol. Está siendo una de las claves del resurgir del equipo”, asegura Pablo Fornals. “Creo que no entiende la magnitud de lo que está jugando, creo que no es consciente de lo que supone. Los que llevamos tiempo en el club sabemos la responsabilidad. Creo que él se lo toma todo como un partido cualquiera. Viene a un país nuevo y no se contagia, no lee prensa y no se mete en una burbuja cuando las cosas van mal. Y eso le hace salir al campo y hacer lo que hace”, redunda Morlanes. Del mismo modo lo entiende Jaume Costa, uno de los veteranos de la caseta: “Cuando subes del filial lo haces con toda la ilusión del mundo, no eres consciente de la situación. A mí me pasó cuando subí al primer equipo en el año del descenso. Samu juega con mucha alegría, velocidad y descaro, lo mismo que estaba haciendo en el filial, algo muy bueno para nosotros”.

El Villarreal ha encontrado un halo de luz en Chukwueze. “Se ha adaptado muy bien a la Primera, que siempre cuesta. Es un chico joven con una proyección muy grande y estamos encantados con su rendimiento”, reflexiona Gerard Moreno, que desgrana las características del extremo africano. “Tiene gran velocidad y habilidad, encara siempre a los rivales con la pelota pegada al pie izquierdo, grandes cualidades que irá explotando. Su rapidez y desborde hace que los que juguemos a su lado tengamos un poco más de libertad”. “Es un jugador diferente, muy bueno en el uno contra uno, muy rápido”, enfatiza Morlanes.

Jaume Costa, sin embargo, recalca que “ha de tener los pies en el suelo”. “Se le está dando mucho bombo y no tiene que perder la cabeza”, afirma. En el vestuario, Samu habla en inglés y apenas comienza a soltarse en español. En el campo, no tiene vergüenza alguna.

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