Barcelona - Real Madrid, el clásico de Europa

Un Barça en gran estado de forma pero apretado por las urgencias históricas contra un Madrid afeitado por las bajas en el juego interior pero sediento de gloria. La semifinal de la Final Four de la Euroliga (20.00, Dazn) se viste este viernes de clásico europeo. Será la quinta vez que los dos colosos se encaren en el penúltimo escalón después del triunfo azulgrana en 1996 y de tres bingos blancos: 2013, 2014 y 2022, cuando los madridistas remontaron 13 puntos en Belgrado. Curiosamente, una maldición acompaña al vencedor de este duelo, que siempre cayó a continuación en el encuentro por el título. En total, son 33 careos europeos solo en este siglo: 17-16 para los azulgrana.

El Barça llega lanzado a Kaunas. El domingo se aseguró el liderato en la ACB al vencer al Baskonia en Vitoria, despachó al Zalgiris en cuartos de la Euroliga por 3-0, solo tiene la baja de Higgins, y Mirotic está fresco de cuerpo y mente tras comenzar su temporada en diciembre por una lesión. También le mueve el deseo de cerrar las heridas de los dos últimos cursos: final perdida ante el Efes y caída en semifinales ante el Madrid. “Me gusta esa presión porque sacará lo mejor de nosotros”, afirma el técnico, Saras Jasikevicius. Al preparador lituano no hace recordarle el peso de la historia. El Barça cantó su primera Euroliga en 2003, con él como director de juego, y repitió en 2010. Desde entonces, la sequía. “Para nuestro club es difícil estar tranquilo ahora. Hay que saber sufrir y disfrutar”, afirma.

El Madrid tiene el estómago lleno con 10 Copas de Europa, la anterior en 2018, y ocho presencias en las 10 últimas ediciones, pero el escudo reclama más. El laurel se le escapó el curso pasado por un punto (57-58) ante el Efes y hoy se presenta ante el Barça con la fatiga acumulada de los cinco pulsos ante el Partizán y un agudo parte de ausencias: el sancionado Yabusele por la tangana ante el grupo serbio y Deck y Poirier por lesión. El agujero es de aúpa en el juego interior. Sin un cuatro puro, Chus Mateo deberá envidar con el postizo Hezonja y con el júnior Ndiaye precisamente en la que posición en que percute Mirotic, y colgarse del gigante Tavares, a quien esperan muchos minutos en pista frente a Sanli y Vesely, agitadores por dentro y fuera. “Debemos rehacernos. Llegamos con menos energía de la que nos gustaría y después de sufrir mucho, pero ya no hay excusas ni dramatismo ni vuelta atrás. Remontar contra el Partizán nos ha hecho vernos más fuertes. Estamos aquí para competir”, recita Mateo, debutante en estas lides. Jasikevicius, en su tercera Final Four seguida, desconfía del rival herido: “El Madrid no será peor, será diferente. No podemos pensar solo en Tavares”.

El otro asiento en la final del domingo se lo juegan Olympiacos y Mónaco (17.00, Dazn). Los griegos, escudados por unos 4.000 seguidores en Kaunas, fueron líderes en la fase regular y cuentan con el mvp del torneo, el ala-pívot búlgaro Sasha Vezenkov, máximo anotador con 17,2 puntos de media y en el quinteto ideal junto a Lorenzo Brown (Maccabi), Musa y Tavares (Madrid) y Lessort (Partizán). Enfrente, un novato en este escenario, el Mónaco del base Mike James. Dos partidazos aguardan en Kaunas.

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