La recta final de Feliciano López empieza en Barcelona
El toledano, de 41 años, emprendió su carrera en el Godó y en julio se despedirá de su deporte tras 25 temporadas en la élite
Barcelona, Mallorca y, tal vez Queen’s, serán los últimos torneos en la dilatada trayectoria profesional de Feliciano López, quien a sus 41 años y después de 25 en la élite colgará definitivamente la raqueta. Ya en la recta final, el toledano, invitado por la organización, degusta estos días en las instalaciones del Reial Club Tenis Barcelona (RCTB), un lugar más que especial para él; al fin y al cabo, el Godó fue el primer torneo que disputó, cuando tenía solo 16 años, y donde hace cinco celebró el título de dobles junto a su amigo Marc López.
“Desde que el año pasado decidí retirarme, sabía que iba a jugar cuatro o cinco torneos que habían sido especiales para mí, y Barcelona es uno de ellos. Vine aquí con 13 años, ha sido mi club de siempre”, aseguraba Feliciano este domingo, durante la jornada de atención a los medios de comunicación. “Yo aquí soñé con ser tenista algún día y con poder jugar este torneo”, prolongaba el todavía jugador, que desde 2019 compagina su carrera con la dirección del Masters de Madrid.
Con siete torneos individuales de la ATP y cinco de dobles a sus espaldas, sumado a sus tres Copa Davis (2008, 2009 y 2019), Feliciano se despedirá de su deporte tras completar un trazado con varios hitos. Él es, por ejemplo, el único tenista en jugar al menos en 20 ocasiones cada uno de los cuatro (Open de Australia, Roland Garros, Wimbledon y Open de Estados Unidos) y el jugador que más Grand Slams consecutivos (79) ha sido capaz de jugar.
Estas cifras son posibles gracias a un tipo de juego más rápido y de menor desgaste, a un estilo diferente al del prototipo español. Frente al juego de fondo predominante en las escuelas, el toledano apostó por un tenis de saque y red, aprovechando su envergadura y su pericia con la volea; eso le permitió, precisamente, destacar sobre superficies como la hierba y el cemento. Lo demuestra su palmarés: siete títulos individuales, de los cuales dos se produjeron en pista dura (Viena 2004 y Johannesburgo 2010), cuatro en césped (Eastbourne 2013 y 2014, y Queens 2017 y 2019) y solo uno en arena (Gstaad 2016).
Aquel Sampras-Moyà del 97
“Me recordarán como un jugador diferente, porque mi juego no es habitual en España. Eso sería lo más destacable de mi tenis, en una época donde cada vez se juega más parecido, mi juego es diferente y la gente se quedará con ese recuerdo”, considera López, otro de esos precursores que han ido acabando con el estigma de que el hábitat del jugador español es únicamente la tierra batida. Durante el encuentro con los periodistas, rebobina hacia la final del Open de Australia de 1997 entre Carlos Moyà y Pete Sampras. Un duelo que le marcó.
“Carlos nos hizo creer que ese prototipo no era cierto y que en España se podía evolucionar y triunfar en pistas rápidas. También cuando el equipo de Copa Davis jugaba fuera y empezaba a ganar en pista dura los jugadores comenzamos a creer más en el hecho de que podíamos ganar en superficies que no nos favorecían”, agrega.
El primer rival, y quizá el último de Feliciano en el Godó será el belga David Goffin, que llega en horas bajas –fue número siete del mundo y actualmente ocupa el puesto 85–, pero siempre peligroso. “Más allá de todo, lo que quiero es intentar prepararme lo mejor posible, jugar un buen partido, sentirme competitivo y disfrutar un momento tan bonito como este”, señala. Una sensación que podría repetir por última vez en la hierba de Mallorca o bien en Queen’s, a la espera de recibir una invitación para el torneo londinense.
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