El interrogatorio que destapa la corrupción en el fútbol modesto: “Con cuatro o cinco jugadores aseguras un amaño”
Uno de los 20 jugadores detenidos en la Operación Conífera confesó ante la policía la manipulación de un partido y la implicación de media docena de sus compañeros
Pasaban 15 minutos del mediodía del 21 de junio de 2022 cuando Luis Alberto L. M., delantero del CD Rota, un equipo modesto de la Segunda RFEF (la antigua Tercera división) andaluza, se sentaba acompañado de una abogada de oficio frente a dos agentes del Centro Nacional Policial para la Integridad en el Deporte y las Apuestas (Cenpida). Pocas horas antes había sido detenido como presunto implicado en la trama de apuestas y amaño de partidos desmantelada entre junio y noviembre del año pasado en la llamada Operación Conífera, que se ha saldado finalmente con 44 arrestados, entre ellos 20 futbolistas en activo de equipos del fútbol modesto, y otras seis personas investigadas más. El interrogatorio tiene lugar en la comisaría de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) y no es muy largo, poco más de 45 minutos, pero las respuestas del futbolistas no dejan lugar a dudas. “¿El partido que enfrentó al [CD] Rota con el CD Pozoblanco el 24 de abril [que terminó con victoria local 3-1] estaba amañado?”, fue la primera pregunta que le hicieron los agentes. La escueta respuesta de Luis Alberto no dejó lugar a dudas: “Sí, estaba amañado”.
Su testimonio es una de las principales pruebas sobre la corrupción en el futbol modesto destapada por la Policía Nacional en la Operación Conífera. Ya son 37 encuentros los que están bajo sospecha, según el recuento hecho por este diario de los datos que figuran en el sumario. Se trata de 20 partidos celebrados en España (en su mayoría de la Primera y Segunda RFEF, las antiguas Segunda B y Tercera, aunque también hay amistosos), 11 en Gibraltar y seis más en Andorra. La mayor parte de ellos se disputaron en tan solo tres meses, los que van de abril a junio de 2022. Estas fechas coinciden con las últimas jornadas de aquella temporada, uno de los momentos que los expertos policiales consideran más proclives a los amaños, ya que muchos equipos no se juegan nada y existe el riesgo de que algunos futbolistas se presten a este tipo de fraudes.
En su declaración, el jugador del CD Rota detalla a los policías cómo contactó con un futbolista del equipo contrario por teléfono y le propuso “hacer algún tipo de acuerdo con el resultado” con el objeto de que todos ellos pudieran apostar mediante personas interpuestas (los jugadores tienen prohibido hacerlo en partidos de la categoría en la que compiten) y ganar una importante cantidad de dinero. Según detalla en la declaración, su interlocutor se mostró de acuerdo, pero no quiso pactar una victoria o una derrota, sino el número de goles, que puede dar más beneficios. Al día siguiente, el jugador del Pozoblanco propuso a Luis Alberto dos opciones para el acuerdo: “A más de 2,5 goles [marcados en el partido] o a más de 3,5″. Tras ello, el futbolista del CD Rota creó un grupo para intercambiar mensajes con cuatro compañeros de su equipo en la aplicación Telegram con la idea de que participaran en el amaño. “Con cuatro o cinco jugadores aseguras un amaño. No necesitas a toda la plantilla”, detallan fuentes cercanas a la investigación.
Entre los participantes en ese grupo estaba Adrián R. R., al que la Policía considera uno de los presuntos cabecillas de la trama desmantelada junto José Miguel B. L., amigo suyo y muy vinculado al Atlético Sanluqueño, equipo que milita también en la Segunda RFEF. Este segundo tenía experiencia en el ámbito del juego, donde había ejercido de lo que en la jerga se conoce como tipster —consejero de apuestas— antes de volcarse presuntamente en la actividad de la trama. Según las pesquisas, la red desmantelada funcionaba como algo parecido a una cooperativa, en la que los jugadores implicados no recibían una cantidad por amañar el encuentro que disputaban, sino que obtenían el beneficio apostando a través de terceras personas gracias a la red creada por los dos presuntos cabecillas.
El testimonio de Luis Alberto apunta en esta dirección. El futbolista aseguró a los agentes que su interlocutor en el conjunto rival intentó anular el acuerdo porque, según se justificó, el entrenador de su equipo se había enterado de ello. “Se lo dije a mis compañeros del Rota para que retiraran todo el dinero invertido”, tanto a la victoria del equipo como a que el resultado sería de más de 2,5 goles, pero estos le dijeron que ya no podían. “Yo había metido 300 euros”, reconoció el futbolista y que otros compañeros habían metido cantidades mucho más elevadas: “Hasta 6.000 o 7.000 euros”.
El futbolista añadió entonces que, ante la imposibilidad de retirar ya las apuestas, intentó convencer a su compañero del Pozoblanco “para que el acuerdo saliera adelante”, pero que éste le dijo que ya “no dependía de él”. Tras esa conversación, aseguró que no volvió a hablar con ningún jugador del equipo rival. Sin embargo, el resultado final, 3-1 a favor del equipo local, les permitió embolsarse una importante cantidad. Según reflejan los informes policiales incorporados al sumario, un apostante consiguió un premio de 13.506 euros. Luis Alberto justificó su intervención en el amaño en que su equipo no le pagaba: “Llevo cinco meses sin cobrar, tengo hijos y una situación económica delicada”, le dijo a los agentes. Los informes policiales apuntan que la trama se embolsó cerca de 500.000 euros de beneficio. A uno de los cabecillas le intervinieron en su domicilio 40.000 euros en efectivo y al segundo, 20.000.
35 apuestas en 100 segundos
El sumario de la Operación Conífera detalla que en uno de los partidos amañados, el celebrado entre el UD Montijo y el UC Tamaraceite el 15 de mayo de 2022 y que terminó con el marcador 1-7, seis integrantes de la trama se coordinaron para hacer 35 apuestas en tan solo 100 segundos a una victoria visitante tan abultada. Un informe policial recoge que la manera “tan compulsiva” de hacerlas en dos casas de apuestas de Jerez de la Frontera (Cádiz) hizo que las terminales de estas se bloquearan cuando solo habían podido jugar 1.430 euros. Su intención era hacerlo por cerca de 2.500, lo que les hubiera reportado un premio de 9.320 euros. Finalmente, obtuvieron una ganancia de 5.720 euros. Pese al éxito parcial, Adrián R. R., uno de los presuntos cabecillas, alardeó de ello en una conversación telefónica intervenida por orden judicial: “Hemos ganado dinero, pero no todo el que podríamos, pero para un coche de segunda mano, nos da”.
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