La Policía cree que Bartomeu mintió al declarar que solo conocía a Negreira de vista
“Es absurdo que el Barça pagara para que no se le perjudicara”, afirmó ante la Fiscalía el expresidente azulgrana. El dirigente arbitral aseguró que se reunía “unas seis veces al año” con el mandatario culé
De los cuatro presidentes del Barça que pagaron al exárbitro José María Enríquez Negreira, solo Josep Maria Bartomeu ha dado por ahora explicaciones a la justicia. El pasado 13 de febrero, Bartomeu declaró como investigado ante la Fiscalía, que mantenía entonces abierta la investigación por los 7,3 millones de euros que el club azulgrana abonó a Negreira entre 2001 y 2018. En la causa que instruye ahora un juzgado de Barcelona, Bartomeu —que presidió el club entre 2014 y 2020— tiene la condición de investigado, lo mismo que Sandro Rosell (2011-2014). Los presidentes del Barça que les precedieron, Joan Gaspart y Joan Laporta, serán citados como testigos porque los delitos que se les podría atribuir (corrupción en el deporte, administración desleal y falsedad documental) ya han prescrito.
EL PAÍS ha accedido a la declaración de Bartomeu ante la Fiscalía, en la que vino a decir que apenas le conocía de vista. “Lo conocía por haber sido árbitro de fútbol y haber coincidido en la Federación Española de Fútbol. Lo conocía por la prensa, no por tener relación con él personalmente”, dijo en un primer momento a preguntas de los policías. Sabía que Negreira, que durante todo su mandato fue vicepresidente del Comité Técnico Arbitral (CTA), “tenía algún cargo en la Federación”, pero no supo concretar cuál.
Cuando tomaron declaración al expresidente, los agentes contaban con una ventaja: conocían la declaración de Negreira ante Hacienda, cuyo contenido avanzó este diario. Perseguido por las presuntas irregularidades de las empresas con las que facturaba al Barça (Dasnil y Nilsad), el exdirigente arbitral explicó que el FC Barcelona estaba preocupado porque temía que las decisiones arbitrales le perjudicasen en beneficio de otros equipos. Y que pretendía asegurarse “que todo fuera neutral” y que no se tomaran decisiones en su contra tampoco en el CTA, el órgano de gobierno de los árbitros del que fue número dos entre 1993 y 2018.
La declaración de Negreira tiene más lecturas cuando se contrasta con la de Bartomeu. El exárbitro dijo que, tras llegar originalmente a un “pacto verbal” con el Barça, trataba directa y personalmente con los presidentes de turno. Citó expresamente a dos, Bartomeu y Rosell, a quienes veía “unas seis veces al año”. Los policías preguntaron al investigado directamente por esa afirmación, que Bartomeu negó. “Como ya he dicho anteriormente, lo he visto alguna vez en la Federación y algún día supongo que en el campo de fútbol”, agregó.
Para los policías, Bartomeu mintió. “Sus afirmaciones no se sostienen”, escriben en su informe final de conclusiones: la existencia de una “relación personal” con Negreira no solo la explica el exárbitro, sino que “es confirmada” por su secretaria, que “afirma la visita de dicha persona en la propia oficina de la empresa” Dasnil.
En su declaración, Bartomeu también negó haber tenido conocimiento de un supuesto “contrato verbal” entre el Barça y el exvicepresidente del CTA. En la línea de lo declarado por otros directivos de su etapa, afirmó que pensaba que los pagos a la empresa Dasnil eran por los informes arbitrales que elaboraba, semanalmente, Javier Enríquez, hijo de Negreira y coach deportivo. “Es absurdo que el Barça pagara para que no se le perjudicara”, respondió Bartomeu a las preguntas de los policías. En su informe final de conclusiones, elaborado pocas semanas después, la Policía expresó sus reservas sobre esa declaración: “No es creíble que el presidente del FCB creyera, pensara o estuviera convencido de que los pagos eran por los trabajos de Javier Enríquez”.
Informes para “orientar al entrenador”
Tras negar la mayor, Bartomeu habló sobre los informes elaborados por Javier Enríquez, en los que este detallaba las características del equipo arbitral y, tras el partido, analizaba su actuación. La información servía para “orientar al entrenador” (tanto del primer equipo como del filial) y “en su caso para presentar un recurso a la Federación”. Era, en suma, “importante para tomar decisiones deportivas”. En declaraciones públicas, uno de los entrenadores del Barça, Ernesto Valverde, afirmó que no conocía la existencia de los informes. Tanto él como Luis Enrique deberán declarar como testigos ante la jueza de Barcelona que investiga el caso Negreira. Bartomeu se mostró convencido de que ese es el servicio por el que se produjeron los pagos, que “se venían realizando desde la época de Laporta y Gaspart”.
Según ha acreditado la investigación, el coach deportivo no facturaba directamente al club, sino que lo hacía a través de la empresa Tresep, propiedad del exdirectivo del Barça (ya fallecido) Josep Contreras, que a cambio obtenía una abultada comisión que podía llegar a suponer el 50% del importe. El expresidente ignoraba, siempre según su declaración, la relación comercial del club con una empresa de Contreras, a quien “conocía como miembro de la comisión deportiva del Barcelona B”.
El exárbitro percibió 7,3 millones de euros por supuestas asesorías verbales que, según ha acreditado la investigación, no responden a ningún servicio real. El rastro de los pagos comienza en 2001, con Gaspart, y acaba abruptamente en julio de 2018. Fue precisamente la junta de Bartomeu la que cerró el grifo, lo que provocó las amenazas de Negreira. La decisión se produjo apenas dos meses después de que este abandonara su cargo como número dos de los árbitros españoles, lo que llevó a los investigadores a sospechar que no se trataba de una mera coincidencia. Preguntado por este punto, Bartomeu explicó que todo obedeció a una política de recorte de gastos debido a la mala situación económica del club. “En 2018 se toma la decisión de reducir los gastos del área deportiva en general, y una de las decisiones que se toma es prescindir de los servicios prestados por Javier Enríquez”. Bartomeu menciona al hijo y no al padre porque, al menos según su versión, era él quien recibía los pagos del club.
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